Tiwanaku, decapitan el cambio
El sorprendente descuido del monumento histórico y patrimonio de la humanidad. Una tarea pendiente del Gobierno, que eligió el sitio arqueológico para entronar en dos ocasiones consecutivas al presidente Morales como cabeza del Estado Plurinacional
Tiwanaku está por perder el título de Patrimonio de la Humanidad que le otorgó la Unesco el 2000. El arqueólogo Enrique Soruco está sorprendido por el descuido de las ruinas. Este profesional boliviano trabaja hace años en la ciudad de México como curador de las colecciones de Teotihuacan del Museo Nacional de Antropología: “Por su valor y contenido histórico la colección de las obras tiwanakotas tienen un precio incalculable”. No es lo que se advierte al recorrer el museo. DATOS y el antropólogo constatamos el estado deplorable de mantenimiento de Tiwanaku. Las piezas en el Museo Cerámico están amontonadas sin ninguna descripción sobre el periodo de su hallazgo y menos sobre las características de su importancia, significado y valor histórico.
Las obras están expuestas aparentemente al azar sin ningún interés. Las más importantes descansan en pedestales de plastoformo. La ambientación del museo es inadecuada e inhóspita. Soruco acumuló experiencia trabajando en el Museo de Obras de Sinaloa, en el Museo Arqueológico Histórico y Contemporáneo, en el Museo Cordero Espinoza y en el Museo en Movimiento, todos en Sinaloa, México. Soruco nos hace conocer sus inquietudes. Observaciones sobre abandono y dejadez que no son ajenas al visitante: paredes impregnadas de humedad y filtraciones de agua; iluminación inapropiada, falta de contextualización, vitrinas con insectos muertos o restos de serpentina. Ninguna documentación explicativa respalda el valor de las piezas. La técnica de trepanación que desarrollaron los habitantes de esta milenaria cultura 1500 antes de Cristo sin la explicación adecuada. No existe una sola cita, ni documentación adicional o videos en el museo.
El viaje de La Paz a Tiwanaku dura poco más de 30 minutos. El día es llovioso y en el museo también llueve. Un par de días antes del viaje, Enrique Soruco, comentó el triste estado de mantenimiento y preservación de Tiwanaku. Allí en 2006 y en 2010 amautas y originarios lo entronaron a Evo Morales como al primer presidente “indígena” de Bolivia. Se calcula que a diario llegan a Tiwanaku alrededor de 50 turistas que pagan el equivalente a Bs. 80. Pablo Rodríguez, dice que se trata de información que debe ser procesada y que no la tiene a mano. El administrador adelanta que está por aprobarse un decreto que regulará las recaudaciones como sigue: 20% funcionamiento, 30% conservación, 25% mantenimiento y 25% para la comunidad.
La construcción del Museo Cerámico data de la década de los 90. Sus instalaciones son precarias. El Museo Lítico está penetrado por la humedad y no funciona al 100%. Una parte está cerrada al público. No se permiten fotos. Pablo Rodríguez dice que los encargados de la obra deben responder un proceso por la mala construcción del lugar. El mismo argumento ha sido expresado como penoso justificativo por las autoridades del Ministerio de Culturas. En 2010 funcionarios de esa cartera aceptaron la entrega de la construcción del museo con notorias fallas estructurales. Se pagó a la empresa sin hacer un peritaje y ahora anuncian que abrirán un proceso. Una fuente vinculada a los quehaceres de la cultura asegura que muchas piezas históricas de Tiwanaku son falsas. “La riqueza de Tiwanaku y de nuestro patrimonio ha sido saqueado a lo largo de los últimos años”. En 2010 apenas ingresada como titular de Culturas, la ministra Zulma Yugar determinó iniciar una intervención en la Unidad Nacional de Arqueología (Unar) cuando se comprobaron hechos de corrupción en su administración. La intervención duró seis meses, rodaron algunas cabezas; la Unidad cambio de nombre, pero a la fecha no existen responsables. El peso de la investigación recae sobre algunos comunarios, tapando responsabilidad en funcionarios de este y otros gobiernos que trabajaron años en la administración de los museos. La ex Unar, hoy funciona bajo el denominativo de Unidad de Arqueología y Museos (Udam) se encuentra acéfala. El deterioro de las ruinas es una señal evidente de la poca importancia que tiene el sitio histórico para la actividad del turismo. Queda una enorme tarea para el nuevo ministro de Culturas, Pablo Groux, la refacción de los ambientes del museo y recuperar las ruinas como escenario de épocas memorables.