De una boutique de ropa y vinilos a los Sex Pistols, y del bondage look a los corsets emblemáticos, la diseñadora rebelde sigue deslumbrando pasarelas.
“Busqué apoyo durante mucho tiempo, pero nunca lo encontré. Y eso se convirtió en mi fuerza. Nadie me dijo nunca qué hacer”, declaró una Vivienne Isabel Swire, más conocida en el mundo como Vivienne Westwood (apellido de su primer matrimonio), en una entrevista para un medio inglés. Westwood nació en 1941 en Derbyshire, un pueblo del norte de Inglaterra, fue maestra de escuela primaria y estudió arte en el Harrow Art College, lugar que abandonó a los tres meses. La diseñadora se casó con Derek Westwood con quien tuvo a su primer hijo, Ben, hasta que conoció a Malcolm McLaren, el futuro manager de una de las bandas más importantes del punk rock: Sex Pistols.
Su gran amor y compinche
En la Londres de 1971, junto a McLaren, Vivienne inauguró una boutique de ropa usada de los años 50, donde también vendían discos de rock. El cuero, las tachas y los cierres relámpagos definieron un estilo. Los Sex Pistols adoptaron rápidamente el bondage look, Chrissie Hynde (fundadora de The Pretenders) trabajó allí como vendedora, y hasta David Bowie y Bryan Ferry (Roxy Music) buscaban rarezas para sus shows en el 430 de King’s Road.
El local londinense mutó varias veces de nombre y realmente marcaba un estilo que muchos no se animaban a explorar: “Let it rock” fue el primero, en 1972 mutó a “Too fast to live, too young to die”, y en los años siguientes la vidriera oscura con una chapa grabada en bronce rezaba: “Sex, exclusive for soldiers, prostitutes and punks”. Para 1976 se llamó “Seditionaries” hasta que el título definitivo fue “World ‘s End”. Su colección “Piratas” (1981) marcó un estilo que aún hoy genera estupor: el uso de dientes de oro como recurso de estilismo. Además, se le sumaron las remeras asimétricas y pantalones de montar. En 1986 las mini-crinis y las plataformas triples que acompañaban la amplitud exagerada de las faldas, fueron su huella de marca, además de los corsets de 1987.
La diseñadora intelectual, fiel admiradora de las telas típicas inglesas, también se obsesionaba con las pinturas del siglo XVIII y los muebles de esa época. En 1990 se inspiró en una pintura del francés François Boucher, con pastores y ovejas como protagonistas. La colección tuvo tanto éxito que ella confesó: “Lo que más amé de ese cuadro era el moño rosa que Boucher puso alrededor del cuello de la oveja”. Lo francés inspiró el resto de sus colecciones como “Vive la cocotte” (1995), en donde Demi Moore lució un vestido inspirado en la pintura del italiano Giambattista Tiepolo; y “Vive la bagatelle” (1997).
La cruzada ambientalista
En los últimos 21 años Vivienne Westwood dejó desfiles icónicos que bien se ven reflejados en el documental “Westwood: Punk, Icon, Activist” (2018), pero hoy lo más importante en su vida es el activismo (¿no siempre lo fue a través de sus diseños?), con los derechos humanos y el cambio climático a la cabeza.
La activista apunta a los políticos, los tacha de criminales y comparte siempre el consejo de las tres R: reducir, reusar y reciclar. Sin dudas, Vivienne trazó el camino para que jóvenes como Thunberg no tengan miedo de expresarse y de luchar contra eso que les hace daño. Westwood, que en su Instagram habla de todos estos temas a través de la serie de videos “Save the World: The Big Picture”-, no será la última punk, su huella quedará por siempre como un símbolo de resistencia contra la opresión e injusticia sobre la libertad.