Claves para entender el futuro político económico de la región

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Es curioso pero cuando los analistas hablan de los cambios políticos y el comportamiento económico de las naciones latinoamericanas Bolivia no figura ni en el forro a pesar de que ha crecido en 2017 más que cualquier país de la región. Eso se debe dicen debido al tamaño de nuestra pequeña economía. Más allá del contexto este año siete países cambiarán de presidencias. Costa Rica, Paraguay, Colombia y Venezuela al igual que los gigantes económicos de la zona, México y Brasil, acudirán a las urnas, además de Cuba que también vivirá una renovación en su Gobierno. La región tendrá una importante transformación política en sus poderes en medio de un periodo económico que podría ser definido como de “vacas flacas” y en la era de una “política global de agresión” del presidente estadounidense, Donald Trump.

A principios del siglo XXI, América Latina comenzó un periodo de prosperidad de la mano del alza de los precios de las materias primas. La región tuvo un crecimiento económico de 5.9%, encabezado por la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) cuyo PIB avanzó un 9.5% mientras que el Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay) crecía a una tasa de 8.4%, Brasil un 4.9%; México-Centroamérica un 4.9% y el Caribe un 4%, según datos de la CEPAL. Los economistas tenían la idea de que los políticos y los servidores públicos ya no tendrían que preocuparse por la tragedia permanente de la región. Pero con la llegada de la crisis económica mundial de 2008-2009 y la desaceleración de China, el destino de la mayoría de las exportaciones de estos países, se terminó.

Conforme ha terminado el auge de las materias primas, los analistas hablan de la instalación de gobiernos “de los grandes ricos”, que favorecerán grandes capitales como reacción contra la política distributiva de las épocas de bonanza. “Se viene una contraofensiva” y citan como ejemplo el caso de Argentina o Chile. Ya la parte política, estará acompañada del factor de la “política de agresión” que ejerce Donald Trump desde la Casa Blanca, la cual busca la confrontación no sólo con la región, sino que se trata de un fenómeno global con el que se conduce el presidente de los Estados Unidos. Todo indica que la validación de los procesos electorales en varios de los países mencionados pasará por el Departamento de Estado norteamericano. Ese temor juega sus propias cartas con el antiimperialismo que se respira en países como Venezuela y Bolivia.

¿El fin de una era?

De acuerdo a los analistas internacionales las primeras dos décadas del Siglo XXI estuvieron marcadas por tres grandes proyectos político-económicos asentados en tratados comerciales multinacionales en América Latina, una época que “está terminando”. El primero es el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), liderado por Venezuela y que como movimiento político, como visión integral de futuro está haciendo aguas. El segundo, encabezado por Brasil con el Mercosur (Mercado Común del Sur) como brazo de su política de integración de América del Sur. Esta integración exitosa durante la primera década del siglo XXI, implicó una división fuerte en América del Sur y la exclusión de México y hoy se trata de un proyecto “con un declive muy fuerte ante la propia crisis de Brasil, cuyo conflicto económico y político aún no está resuelto. El tercer proyecto ha estado encabezado por México con la Alianza del Pacífico bajo un esquema de posicionamiento “marcado en términos del TLCAN, neoliberal, que no pasa por sus mejores días. Se afirma que los tres procesos están agotados y en espera de un relanzamiento a futuro.

En contra parte, en la región ha ingresado un actor decisorio que se llama China. Ejemplo de ello es Chile, nación que ha encontrado en el país gobernador por Xi Jinping a su principal socio por encima de EEUU. Se habla de un modelo económico del desarrollo en Asia que está siendo muy exitoso contra un modelo económico occidental que dejó de serlo y que está padeciendo para sostener crecimientos del 1% en Europa y Estados Unidos, y del 2% en América Latina”. Se trata, de un problema estructural de fondo que al mismo tiempo podría ser una oportunidad para replantear los modelos políticos y económicos de la región.

Brasil y la posible vuelta de Lula

En 2018 en Brasil, la economía más grande de América Latina, se vivirá un proceso electoral presidencial que dependiendo del fallo del Tribunal Supremo volverá a tener en el factor Lula un gran peso en la disputa electoral. La izquierda brasileña ha comenzado a aglutinarse, nuevamente, en torno a su figura. Los brasileños creen falsamente que Lula fue el milagro de una era de crecimiento por los altos precios de las materias primas, tasas de interés bajas y grandes flujos de capitales. En su administración se expandió el gasto público y fue posible una distribución de la riqueza en un país con una concentración del ingreso superlativa, gran parte de la población en pobreza y poco acceso a servicios.

Trump no moverá la balanza en México

En el caso específico de México que tendrá elecciones el próximo 1 de julio,  se renovará el Gobierno Federal además de varios gobernadores y el Congreso de la Unión. Al respecto la relación con Estados Unidos no será definitoria, “no moverá la balanza”, a menos que Donald Trump “se decante por alguna propuesta política en México”, aunque no es un escenario probable. En México será crucial la iniciativa privada por una nueva política industrial en la que, por ejemplo se proteja al sector agrícola  reduciendo las importaciones de productos desde Estados Unidos y Canadá.

 

El proceso de paz, clave en elección colombiana

Los ciudadanos colombianos acudirán a las urnas en marzo, en mayo y en junio para elecciones legislativas, para la primera vuelta presidencial y una posible segunda vuelta, respectivamente. Un factor marcante promovido por Juan Manuel Santos, gobierno ubicado en el centro-derecha y que se ha alejado del ala radical de la derecha representada por el exmandatario Álvaro Uribe. Otro factor importante será el papel que tomen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las cuales pasaron de ser un grupo guerrillero a una probable opción como partido político, lo anterior como consecuencia de la pacificación que vive la nación cafetalera.

¿Los Castro dejan el poder en Cuba?

Cuba tendrá un nuevo presidente en abril próximo y presenciará el fin de la dinastía Castro en el poder. Será la más tranquila transición de América Latina, donde hay la mayor estabilidad política porque su régimen político obedece a otras características. El que la muerte de Fidel Castro no haya representado un cisma y que bajo el gobierno de Raúl se haya dado inicio a una apertura económica son indicios de que en Cuba se consolidará una “apertura controlada”, similar a la que opera en China.

Oposición con poca oportunidad ante Maduro

En Venezuela, uno de los focos rojos de Estados Unidos en el continente, se ve una oposición débil con dificultades para poder derrotar al gobierno de Maduro. También se observa, según el experto, a un sector opositor con apoyo en el extranjero pero con menor credibilidad al interior del país por lo que tendrá que buscar acuerdos con la actual administración en el poder.