Retrato de familia. La dictadura Park y los negocios

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Los ojos del mundo están puestos en Corea del Norte. Allí, el joven King Jong-un, heredero del dictador King Jong-il, ha desafiado a las potencias occidentales, probando su arsenal nuclear. Pero mientras todos observan a Corea del Norte, nadie habla de su vecina Corea del Sur, que el pasado 20 de diciembre eligió a través de elecciones al sucesor del dictador Park Chung-hee. La candidata oficialista Park Geum-hye que además es hija de Park Chug, ganó esas elecciones al frente del Partido Conservador Saenuri. De esa manera Park Geum, no sólo se convierte en la primera mujer en asumir la presidencia del país como  heredera del trono que se lo tenía guardado su padre. Cuando Corea del Sur era gobernada con mano de hierro por el dictador Park Chung pactó con las clases empresariales y construyó un país industrializado y tecnológicamente avanzado. Hay analistas internacionales que dicen, que la razón del éxito electoral de su hija fue el reconocimiento del electorado al desarrollo político y económico emprendido por su padre.

Algo de historia

Park Chung-hee, llegó al poder por un golpe de Estado, el 16 de mayo de 1961, para gobernar una nación diezmada por la pobreza y la corrupción y donde la fuerza laboral empleaba el 66% en labores de  agricultura y únicamente el 7% se dedicaba a la industria.

Entre 1965 y 1990, el crecimiento del PIB sur coreano alcanzó un promedio de 7.1%, considerado un verdadero milagro. El rápido aumento económico, acompañado por la censura y la restricción de las libertades civiles, tuvo como protagonista central, un Estado fuerte aliado a los “chaebol”, término que se emplea para calificar a  las poderosas familias empresariales que monopolizaron la industrialización del país y se convirtieron en protagonistas principales del crecimiento del PIB sur coreano durante esas dos décadas y media.

Park Chung también gobernó fuertemente apoyado por los militares, una de las pocas instituciones del país bien estructurada y dotada de una excelente organización; y por la Junta de Planificación Económica, que estableció plazos y el modo del proceso de industrialización. Pero no sólo a través de imposiciones. La alianza con los “chaebol” funcionó para dotar a estos grupos de importantes subsidios, además de permitirles atraer inversiones de empresas multinacionales e importar nuevas tecnologías. De esa manera, el Gobierno autoritario de Park-Chung, se fi jó como tarea hacer buenos negocios por el desarrollo del país aliado a los grupos oligopólicos.

Lo de Park Chung fue de hecho un estado de desarrollo que pasó a través de dos etapas. La primera en la que la estructura de los “chaebol” paso de ser débil a una estructura económica poderosa; y la siguiente, en la  que, gracias al éxito de la política de exportación de productos a bajo costo – y por lo tanto competitivos – a importantes mercados como EEUU y Europa Occidental. Esa tarea permitió que los “chaebol” se fortalecieran y se convirtieran en la locomotora de Corea del Sur.

Debido a la naturaleza del desarrollo del Estado, la alianza con los “chaebol” permitió un vigoroso desarrollo de las relaciones de poder a favor de una sociedad plenamente industrializada y estructurada, que presionó para conseguir la apertura también en el campo político.

El clima favorable de los mercados internacionales, la escasa competencia de los otros países asiáticos y la importancia geo-estratégica de Corea del Sur, hicieron posible el milagro económico de la nación, aunque sin  democracia. Park-Chung es en el imaginario colectivo de una parte significativa de la población sur coreana, el hombre que modernizó el país y lo convirtió en la undécima industria del mundo.

Pero Corea vio en los últimos años el empobrecimiento de esta herencia: las dificultades económicas han reaparecido sobre todo en las clases medias, causando un impacto negativo. Sólo la clase acomodada que nació bajo el régimen autoritario de Park-Chung fue beneficiaria del notable crecimiento económico en las finanzas de la nación.

La disminución del crecimiento económico en los últimos años, así como el aumento de la brecha social y salarial entre los ciudadanos de Corea del Sur fueron los temas que dominaron la campaña electoral celebrada recientemente. Las personas con más de cincuenta años, principales testigos de la eclosión de su nivel de vida, votó en bloque a favor de la hija del general Park Chung, en algo que podría denominarse una especie de impulso de nostalgia.

La promesa electoral de poner un cheque en blanco a los “chaebol” y reducir las desigualdades será un reto importante. Ahora más que nunca, especialmente por el fuerte vínculo de Park Geun con el mundo de los negocios, con los que pretende volver a escalar a su país a las principales posiciones de los negocios planetarios.

 

Familia, lealtad y negocios

Los “chaebol”, son muy similares a los japoneses “zaibatsu”. Son grupos empresariales controlados por las grandes familias. Estos clanes, asentados en los conglomerados de las   grandes empresas, están gestionados por la jerarquía familiar donde los principales valores son la fidelidad y la lealtad. Los “chaebol” llegaron a escalar a dimensiones internacionales gracias a la política económica de Park Chung, con tasas de crecimiento anuales del 28% al 53% durante los años setenta. Dominan el sector de la industria pesada y de la industria química. Entre sus dominios más conocidos tenemos Hyundai, Samsung, Daewoo y Lucky Gold-Star.

 

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