4 cosas que hacen a Panamá diferente del resto de AL
Panamá quiere cambiar. Lo dijo el miércoles por la noche su presidente, Juan Carlos Valera, en un mensaje televisivo en el que salió al paso de las críticas generadas por los llamados Panamá Papers.
El presidente panameño anunció la creación de “un Comité Independiente de expertos nacionales e internaciones” que ayude a hacer más transparente un sistema financiero y legal duramente cuestionado a raíz de la filtración de los documentos de la firma Mossack Fonseca.
“Reconocemos que tenemos que seguir avanzando”, dijo Varela. “Pero no vamos a permitir que esta situación mediática nos defina como país“, agregó en un discurso en el que también defendió muchas de las cosas que hacen a Panamá diferente.
Porque Panamá es diferente.
El país, y en particular, su ciudad capital, a menudo utilizan referencias extranjeras para explicar sus peculiaridades y diferencias frente al resto de la región latinoamericana.
Un Miami latinoamericano, una Singapur hispanoparlante, son algunas de las expresiones usadas para describir lo que busca ser este país en su papel de nodo económico internacional de primer orden.
Otras voces más críticas le llaman un nuevo Casablanca, como sugirió esta semana el autor estadounidense John Lee Anderson en la revista The New Yorker, recordando el papel que a veces ha tenido Panamá como refugio de personajes y negocios de dudosa reputación.
El caso es que esas referencias externas son vistas como una manera útil de explicar la particularidad de un país distinto a otras naciones latinoamericanas, que se encuentra hoy con el dudoso honor de verse asociado con uno de lo mayores escándalos financieros y políticos globales que se recuerden.
1. Una reputación, justa o no, de ser un centro de intriga internacional
Panamá es vista desde hace décadas como un sitio donde individuos, empresas y hasta naciones poderosas arreglan sus negocios y sus demás asuntos de manera discreta y a veces muy controversial.
En la década de 1980 compartía con Miami la reputación de ser el sitio preferido de los narco carteles colombianos para guardar su dinero.
Fue igualmente refugio de personajes tan problemáticos como el Shá de Irán, Mohamed Reza Pahlavi, después de haber sido expulsado por la revolución islamista de su país.
Pero también esa misma discreción y tolerancia que ha atraído a figuras polémicas hizo de Panamá el sitio perfecto para llevar a cabo negociaciones políticas trascendentales como la delGrupo de Contadora, que en esa misma década de 1980 ayudó a terminar las guerras civiles de sus vecinos centroamericanos.
Hoy esa conducta discreta frente a negocios e intereses de empresarios y políticos internacionales está otra vez en el ojo del huracán.
Agunos se preguntan si hay algo en la sociedad o en las instituciones panameñas que haya propiciado que el país esté en el centro del actual escándalo mundial de los Panama Papers. El gobierno panameño lo niega rotundamente. “Panamá cumple con los estándares internacionales”, le dijo a BBC Mundo el asesor de la cancillería Gian Castillero.
es por la presión internacional, sino especialmente “por el compromiso del país con la transparencia”, insiste Castillero.
“Se han hecho esfuerzos, pero los Panamá Papers dejan manifiesto que se necesita más“, le dice a la BBC por su parte Carlos Gasnell, de Transparencia Internacional.
Y el presidente Varela parece estar de acuerdo.
2. Cosmopolita y a la vez, desconfiada frente al mundo
Panamá es un país que ha abierto como ninguno en la región su economía a intereses extranjeros, pero eso no impide que sea ferozmente nacionalista.
En estos días, muchos telenoticieros aquí abren sus ediciones haciendo referencia a “los mal llamados papeles de Panamá”.
Todos aquí reconocen de un modo u otro que ocurrían negocios discutibles con capitales extranjeros, pero la furia contra los medios internacionales por usar el nombre del país en el escándalo parece real. En las redes sociales los panameños se preguntan si todo el escándalo no es una conjura de los países de la OCDE para quitarles el negocio bancario.
Esta mezcla de posiciones frente al mundo exterior es una constante en Panamá.
Es un país que aparenta ser extremadamente pro occidental, lleno de turistas y negocios de comida rápida con nombre en inglés. Pero que tuvo por décadas una colonia estadounidense, la Zona del Canal, incrustada en la mitad de su territorio. Y que libró una extendida batalla política para conseguir que Washington devolviera el canal y el territorio.
En los alrededores de Ciudad de Panamá el visitante pasa por distritos llamados “Clayton” o “Albrook”, en lo que antes fueron las bases militares estadounidenses del mismo nombre.
Hoy Panamá y Washington tienen buenas relaciones. Y como hace 100 años, la moneda nacional sigue siendo el dólar. Pero eso no quiere decir que los panameños no tengan un sentido fuerte de su nacionalidad, la que muchos sienten ha sido ofendida por el escándalo del momento.
3. Una economía basada en los servicios
Prácticamente todos los países latinoamericanos han desarrollado su riqueza con base en explotar las riquezas agrícolas o minerales de su suelo. Panamá es una excepción notoria que ha desarrollado una economía moderna basada en los servicios.
El ancla original de toda esta estrategia fue, evidentemente, el Canal de Panamá construido y operado inicialmente por Estados Unidos, que convirtió al país en un destino naviero de primer orden. Pero en las décadas siguientes gobiernos sucesivos han venido alentando lo que llaman la “plataforma de servicios” del país.
Hoy en algunas de las antiguas bases militares estadounidenses se asientan o planean“ciudades del saber”, parques tecnológicos y otros centros que buscan orientar al país hacia la economía de conocimiento. Alrededor del canal y los puertos marítimos sigue creciendo una industria que hoy atiende a los cerca de 14.000 buques que transitan anualmente por la ruta interoceánica.
Y por supuesto, está el centro financiero internacional de Ciudad de Panamá, que enfrenta el peso del escándalo desatado por la filtración de documentos en una oficina de abogados especializados en creación de empresas offshore, Mossack Fonseca.
Como advierte el gobierno, el financiero es un negocio que depende de la credibilidad. Y el episodio de los Papeles de Panamá le puede costar particularmente caro a la economía de ese país si, como ya ocurrió en la década de 1980, los escándalos ahuyentan a los clientes internacionales.
4. Más próspera, pero tan desigual como sus vecinos
Pese a los momentos polémicos, la industria de servicios de ese país ha sido un motor de crecimiento muy efectivo para la nación centroamericana.
La economía de Panamá es en la actualidad la más exitosa de América Latina, si se mide por la tasa de crecimiento del PIB, que bordea el 6%.
Y el PIB per cápita de US$20.900 supera ampliamente al de la mayoría de sus vecinos en la región.
Pero en común con las otras naciones latinoamericanas, es una riqueza mal distribuida. La base de datos World Factbook de la agencia de inteligencia estadunidense CIA ubica a Panamá en el número 16 de los países en el mundo con peor distribución del ingreso.
Lo que presenta un reto más para el país, acusado como está de tolerar un manejo opaco de su sistema financiero para generar una riqueza que no está llegando a muchos de los panameños.