5 palabras para recordar (o mejor olvidar) la economía de 2014

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Como ha venido ocurriendo en los últimos años, la economía mundial tuvo altibajos en 2014 y seguirle el paso fue como montarse a un sube y baja.

Sin embargo, esta vez hubo -según los analistas- algunas señales claras de que la tan esperada recuperación tras la profunda crisis financiera internacional de 2008 se demorará más de lo esperado.

Dicho de otra manera, la economía global no termina de arrancar. En el año que finaliza surgieron varios obstáculos para la reactivación -algunos inesperados y otros no-, y unas pocas buenas noticias para el ciudadano de a pie.

BBC Mundo resume las cinco palabras que, para bien o para mal, marcaron la economía global en 2014.

1. Petróleo

¿Acaso será hora de replantearse el término “oro negro”?

Los precios del petróleo han registrado en 2014 su mayor caída en el último lustro.

Esto ha sido un dolor de cabeza para los países que tienen una fuerte dependencia económica de la producción de crudo, como Venezuela y Ecuador en América Latina y Rusia del otro lado del mundo, que han visto reducidos sus ingresos.

En la última reunón de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en noviembre, el gobierno venezolano intentó en vano convencer al cartel que redujera la producción con el fin de apuntalar los precios del crudo.

Está claro por qué. Venezuela es uno de los grandes perdedores en este escenario: el petróleo constituye más de un 90% de sus exportaciones y cerca de un 50% de sus ingresos fiscales.

Sin embargo, no todas han sido malas noticias en lo que se refiere a los hidrocarburos.

Un petróleo barato les da más poder de compra a los consumidores, ya que bajan los costos de producción de bienes y de los servicios que dependen del uso de combustibles.

2. Rusia

Nadie mejor que el presidente Vladimir Putin para resumir el mal humor en Rusia durante 2014.

En su discurso a la nación de fin de año, el mandatario le advirtió a la población que se preparase para enfrentar tiempos duros.

La economía del país ha sido fuertemente golpeada por la caída de los precios del petróleo, además de las sanciones de Occidente por la intervención de Moscú en el este de Ucrania y la anexión de Crimea.

La moneda rusa, el rublo, se desplomó en los últimos meses de 2014: perdió casi el 50% de su valor.

Ya nadie -ni siquiera el Kremlin- duda que el país caerá en recesión en 2015.

Todo esto, afirman los analistas, puede impactar negativamente en la Unión Europea, zona con la que los rusos tienen un cuantioso intercambio comercial, y en el resto del planeta.

No hay que olvidar que Rusia es la novena mayor economía del mundo.

3. Dólar

Verde, verde, verde.

Al hablar de récords, no sólo el petróleo dio que hablar en 2014. El dólar también consiguió romper una marca, aunque -al contrario del crudo- al alza.

La cotización de la moneda estadounidense trepó a su nivel más alto desde 2009.

Las razones: la economía estadounidense se está recuperando de la profunda crisis de 2008 y lo hace a una velocidad mayor que sus competidores europeos y asiáticos.

La fortaleza del billete verde ha perjudicado especialmente a los países emergentes, cuyas transacciones comerciales se han encarecido.

Por eso, varias naciones han decidido dejar de usar el dólar en el intercambio bilateral y emplear, en su lugar, sus propias divisas.

Brasil lo ha hecho con Uruguay. Rusia con China, Australia y otros países.

En América Latina, la fortaleza de la moneda estadounidense ha tenido un efecto negativo adicional, al profundizar la brecha entre el dólar oficial y el paralelo en naciones con alta inflación como Venezuela y Argentina.

Sin embargo, no todo es negativo: la apreciación del dólar ha tenido un impacto positivo en la vida de millones de latinoamericanos que reciben remesas de familiares que migraron a EE.UU.

También es una buena noticia para los centros turísticos de nuestra región que tradicionalmente buscan los clientes estadounidenses.

4. Desaceleración

¿Los BRICS ya no son lo que eran?

Cuando el economista estadounidense Jim O’Neill acuñó en 2001 el acrónimo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), al que luego se agregaría una “S” por Sudáfrica, estos países emergentes prometían convertirse en grandes protagonistas de la economía global y cambiar radicalmente su dinámica.

Sin embargo, 2014 termina con la comprobación de que el crecimiento de este grupo, a excepción de Sudáfrica, se ha frenado.

Las razones son muchas y muy variadas: problemas en el mercado inmobiliario, endeudamiento interno, menos producción industrial, disminución de las exportaciones por crisis en otras partes del mundo, alta inflación, caída de las inversiones y del consumo, e incluso escándalos de corrupción.

China, la segunda mayor economía del planeta, es el caso que más preocupa, ya que se expandió a su ritmo más lento desde la crisis financiera internacional de 2008: un 7,3%.

Puede parecer una cifra bastante decente, pero significa un marcado retroceso si se tiene en cuenta que el país registró un crecimiento anual del 10% en las últimas tres décadas.

Esto, desde luego, ha perjudicado a los exportadores de materias primas, entre ellos muchas naciones de América Latina.

En el caso de Brasil, la expansión fue de 0,3% en 2014, muy poco para una economía que hace 10 años era considerada la estrella de los países emergentes y prometía un ritmo de crecimiento del 7% anual.

De Rusia ya hablamos más arriba. E India, bueno, está un poco mejor, aunque ha perdido su empuje: en 2014 tuvo una expansión de alrededor del 5%, menos de lo esperado por los analistas.

5. Default

Si del menú económico se trata, Argentina temina 2014 con un sabor amargo.

Este fue el año en que la tercera economía latinoamericana cayó en el octavo default de su historia. Es complejo para explicar, pero lo vamos a intentar.

El país entró en cesación de pagos el 30 de julio -por segunda vez en 13 años- luego de que fracasaran las negociaciones con los llamados “fondos buitre” en EE.UU.

Estos fondos poseen bonos del Estado argentino que no entraron en la reestructuración de la deuda de 2005 y 2010 (por eso se llaman también holdouts -“que se resisten”, en español-) y reclaman el pago total de sus títulos: unos US$1.300 millones.

Para ello consiguieron que el juez estadounidense Thomas Griesa, de Nueva York, los avalara.

Así, Argentina ha intentado pagar en EE.UU. bonos de deuda que vencían -o sus intereses- a acreedores que sí aceptaron la reestructuración, pero Griesa ha bloqueado todas estas transacciones argumentando que el país también debe honrar sus obligaciones con los “fondos buitres”.

La orden del magistrado parece ser: o se cumple con todos o con nadie. E incluso declaró al gobierno de Cristina Fernández en “desacato”.

Por todo esto, 2015 promete un nuevo round en el combate entre Argentina y los “fondos buitre”.