A pesar de los enormes estragos de la pandemia del coronavirus, la recuperación económica de América Latina y el Caribe este 2021 será mejor de lo previsto, de acuerdo con las perspectivas publicadas este martes por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La economía de la región crecerá este año 5,8%, según su nueva actualización, una mejora de 1,2 puntos porcentuales con respecto a la estimación de abril. El rebote será algo más lento el próximo año, de acuerdo con el organismo con sede en Washington, que proyecta un crecimiento regional de 3,2% en 2022.
La mejora de las previsiones para América Latina y el Caribe se debe principalmente a las revisiones al alza para Brasil y México, las dos grandes economías del vecindario, señala el informe del FMI. El gigante sudamericano crecerá este año 5,3% y el próximo 1,9%, mientras el país norteamericano apunta a 6,3% en 2021 y 4,2% en 2022. Esas cifras reflejan en gran medida un desempeño más fuerte de lo anticipado en el primer trimestre, los efectos favorables para México a raíz de la mejora de las perspectivas para Estados Unidos (7% en 2021 y 4,9% en 2022) y un auge del intercambio comercial para Brasil, de acuerdo con los expertos del Fondo.
La economía mundial en su conjunto crecerá 6% en 2021, la misma cifra de abril, pero las perspectivas divergen ahora aún más entre los distintos países desde entonces, advierte el multilateral, que ya ha señalado en sus informes anteriores los desafíos que plantean esas notables divergencias en la velocidad de la recuperación. Para 2022, el pronóstico mejora medio punto porcentual hasta 4,9 %. Los enormes estímulos fiscales y la mejora de los indicadores sanitarios en las economías desarrolladas impulsan allí una recuperación algo más rápida de lo anticipado, en particular en Estados Unidos, en contraste con otros lugares. Los mayores damnificados son los países asiáticos emergentes.
Las perspectivas dependen de la trayectoria de la pandemia, y el acceso a las vacunas ha surgido como el principal punto de ruptura en el que la recuperación mundial se divide en dos bloques: “aquellos que pueden anticipar una mayor normalización de la actividad a finales de este año (casi todas las economías avanzadas) y aquellos que aún enfrentarán rebrotes de contagios y muertes por covid en aumento”, señala el documento. El FMI advierte, sin embargo, de que la recuperación “no está asegurada ni siquiera en países donde los contagios son actualmente muy bajos” mientras el virus circule en otros lugares, pues si las campañas de inmunización se ralentizan eso permitirá nuevas mutaciones que a su vez pueden poner en riesgo las previsiones mundiales.
La idea de que nadie estará seguro hasta que todos estén vacunados, incluso en los confines más remotos, ha planeado a lo largo de la pandemia, y el propio FMI ya ha urgido a los países ricos a hacer aportes para acelerar la vacunación en el resto del mundo. En la hoja de ruta del organismo se propone el doble objetivo de que el 40% de la población mundial esté inmunizada antes de que termine 2021 y que el 60% lo esté a mediados de 2022. Para lograrlo, los técnicos calculan que hacen falta 50.000 millones de dólares (42.000 millones de euros).
“La acción multilateral tiene que desempeñar un papel fundamental para disminuir las divergencias y fortalecer las perspectivas mundiales. La prioridad inmediata es desplegar vacunas de manera equitativa en todo el mundo”, concluye el documento. “Las economías con limitaciones financieras también necesitan un acceso sin obstáculos a la liquidez internacional”, apunta. “Las políticas concertadas y bien dirigidas pueden marcar la diferencia entre un futuro de recuperaciones duraderas para todas las economías o uno con grietas cada vez mayores”.
El organismo multilateral también espera que los precios de las materias primas se incrementen a mayor ritmo con respecto a sus anteriores previsiones. En medio de la recuperación, el precio del petróleo, en particular, aumentará en 2021 cerca del 60% desde el precio más bajo en 2020, de acuerdo con sus proyecciones. También espera que los precios de las materias primas no petroleras aumenten cerca de 30% frente a los niveles de 2020, con incrementos particularmente fuertes de los precios de los metales y los alimentos.
“La política fiscal debe seguir dando prioridad al gasto en salud, incluida la infraestructura de producción y distribución de vacunas, el personal y las campañas de salud pública para impulsar su aceptación”, recomienda el FMI, aunque reconoce que el espacio de política fiscal para lograr estos propósitos varía de un país a otro. En las economías de mercados emergentes y en desarrollo con un espacio fiscal más limitado, reorientar el gasto de los subsidios no focalizados y los gastos recurrentes hacia los desembolsos en salud, sociales y de infraestructura puede ayudar a crear algo del espacio necesario, apuntan los expertos. Sin embargo, muchos países van a necesitar de un fuerte apoyo internacional.