Industria armamentística europea registra una subida histórica en bolsa tras cumbre en Londres

Pablo Hurtado | Diario Red
0
314
industria armamentistica

Las principales empresas del complejo militar industrial reaccionan con gran optimismo ante las intenciones de aumentar los presupuestos de Defensa en el bloque europeo.

La espiral belicista que recorre el Viejo Continente ha sido recibida muy positivamente en los mercados de valores, que parecen reflejar quién es el gran beneficiario de esta estrategia; el complejo militar industrial europeo. Tras la cumbre de jefes de Gobierno celebrada el pasado domingo en Londres, donde los líderes europeos reafirmaron su intención de mantener el apoyo militar a Ucrania y aumentar los presupuestos de Defensa nacionales, las bolsas europeas amanecían este lunes con subidas históricas de las principales empresas armamentísticas del continente:

La española Indra alcanza este lunes una subida de más del 10%, la italiana Leonardo casi un 12% y las francesas Thales y Dassault Aviation un 15,84% y un 16,80%, respectivamente.

Por su parte, la británica Bae Systems se dispara por encima del 17%, y la alemana Rheinmetall más de un 14%.

BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo, ha mejorado estos días sus calificaciones para las acciones europeas, situando el aumento del gasto militar como uno los motivos principales: «Esperamos un mayor gasto en defensa, ya que Estados Unidos ha declarado que Europa ya no es una prioridad de seguridad primaria. La UE ahora tiene un aire de urgencia que generalmente incita a la acción.»

Sin embargo, este fenómeno no es nuevo. La históricas subidas de este lunes, si bien están motivadas por la predisposición europea a mantener el esfuerzo de guerra en Ucrania, se enmarcan en una tendencia generalizada en el sector desde hace 3 años. Si nos retrotraemos al inicio de la invasión rusa sobre Ucrania en febrero de 2022, la magnitud de estas subidas bursátiles crece exponencialmente; desde entonces, Indra ha visto su valor en bolsa aumentado en un 155% y Bae Systems en un 175%. Estos datos parecen humildes si se comparan con las mayores subidas en el sector. Desde febrero de 2022, el valor bursátil de las acciones de Leonardo y Rheinmetall ha crecido más de un 500% y un 1100%, respectivamente.

En otros términos, lo anterior pone de manifiesto que la política exterior europea está alineada con los intereses económicos de las grandes empresas armamentísticas. Pero, ¿es esto fruto de la casualidad o, en todo caso, de la audacia de dichas empresas para ofrecer los productos y servicios que previamente han demandado los ejércitos y los Ministerios de Defensa? La respuesta categórica es no. Para explicarlo, hemos de recurrir a dos conceptos clave; el armamentismo y el complejo militar industrial.

El primero se refiere a la lógica por la que las armas aportan seguridad a quien las posee. Por tanto, el hecho de no poseerlas se convierte automáticamente en una vulnerabilidad que ha de combatirse por la vía de la adquisición de armamento. Esta espiral conduce a la militarización de la seguridad, contraproducente para enfrentar los grandes desafíos del siglo XXI. Y es que, hoy en día, las amenazas existenciales para la humanidad no se llaman Rusia, China, Irán o Corea del Norte, sino crisis climática, disrupción tecnológica y proliferación de armas de destrucción masiva —precisamente las armas nucleares son el exponente más extremo del desarrollo del armamentismo—. Estas amenazas no se combaten con ejércitos ni con misiles, sino con diplomacia, diálogo y entendimiento entre países. Las guerras, por su parte, tampoco parecen resolverse eficazmente por la vía militar. El caso de Ucrania se está configurando como un ejemplo más de que los conflictos armados tienen muchas más probabilidades de resolverse en una mesa de negociación que por la lógica de la fuerza militar.

El negocio de esta industria pasa por la existencia de conflictos armados y la buena salud de los presupuestos militares para sostener la demanda global de armamento.

No obstante, la apuesta por una alternativa al armamentismo y la militarización de la seguridad tiene un gran enemigo cuyos intereses se verían enormemente afectados por una eventual rebaja de los presupuestos militares a nivel global. Aquí enlazamos con el otro concepto clave; el complejo militar industrial. Como bien explica Pere Ortega, presidente del Centre Delàs d’Estudis per la Pau de Barcelona, llamamos complejo militar industrial al «entramado que conforma el conjunto de organizaciones y personas empresariales, políticos y altos mandos militares que rodean a los departamentos o ministerios de defensa, con el deseo de influir en las decisiones sobre política militar relacionadas con las adquisiciones de armamentos. Este entramado es el beneficiario directo de las decisiones adoptadas por los gobiernos sobre los presupuestos militares de los Estados, la industria de armas y su comercio; como también influyen en las decisiones sobre intervenciones militares o en las guerras fuera de sus fronteras; intervenciones que ineludiblemente conducirán al consumo de armamentos y a una mayor producción en las empresas».

Diríamos, entonces, que el negocio de esta industria pasa por la existencia de conflictos armados y la buena salud de los presupuestos militares para sostener la demanda global de armamento. Por tanto, el mantenimiento de esta demanda es, en última instancia, una cuestión política sobre la que el complejo militar industrial tratará de incidir para promover sus intereses, por lo que entran en juego dos fenómenos plenamente vigentes en los sistemas políticos occidentales; el lobby y la corrupción.

Pero la idea del complejo militar industrial no es una ocurrencia izquierdista. El expresidente estadounidense Dwight Eisenhower, poco sospechoso de antiimperialista, bautizó este término para referirse a los grupos de presión que, con más insistencia, habían tratado de influir en las políticas de su Administración. Es decir, el ejercicio del lobby por parte de la industria armamentística opera en Occidente desde hace décadas, lo cual no podría ocurrir sin la existencia de una corrupción estructural que permite que las presiones ejercidas se materialicen en la satisfacción de intereses económicos privados.

La conclusión que extraemos de todo lo anterior es que Europa no puede predicar la paz mientras se siguen garantizando los beneficios millonarios de una industria que se alimenta de la violencia y el armamentismo. Mientras los gobiernos europeos reafirman su apoyo a Ucrania y anuncian subidas del gasto militar que se apresuran a enmarcar en discursos de paz y defensa, vemos cómo subyace la misma lógica armamentista de siempre; más armas para obtener la paz, estrategia que rara vez ha servido para ese propósito, pero con la que siempre han ganado los mismos; el complejo militar industrial.

 


"Es posible que las mentiras sirvan para engañar a alguien en determinado momento; pero también sirven, sobre todo, para revelar una verdad indiscutible: la debilidad de quienes ocultan la verdad"

Tom Wolfe (periodista norteamericano)
Aporta voluntariamente al periodismo independiente

Qr dat0s