“Los empresarios somos responsables de nuestras decisiones”
La línea aérea Amaszonas ha sido vendida a un holding brasileño con inversiones millonarias en varios rubros y con extremada particularidad en el mundo de la aeronavegación. Se dice que tiene planes para establecer rutas entre Miami y Orlando a Bolivia e iniciar una ofensiva comercial sin precedentes en el continente para consolidar el espacio aéreo. Esas son buenas noticias, la mala es que hace poco menos de 23 años un grupo de soñadores empresarios bolivianos que entregaron tiempo y alma al comenzar sus operaciones con un avión monomotor al Beni, dejan Amaszonas. El día que visitamos las oficinas de la compañía aérea en el Centro Empresarial de Equipetrol, la meca de los negocios corporativos en Santa Cruz, la oficina mostraba ya el nuevo diseño que está siendo implementado a toda velocidad por los nuevos accionistas; quieren zanjar cuanto antes su posesión en la compañía. En uno de los cubículos del edificio Alas se encontraban trabajando empleados de Nella Inc, el holding norteamericano brasileño que se hará cargo que las operaciones de la compañía.
Conversamos con Luis Vera Álvarez Plata por aproximadamente unos 45 minutos, el vicepresidente Ejecutivo y socio fundador de Amaszonas, tiene una sonrisa fresca en su rostro. Está acompañado de un grupo de funcionarios entre yuppies y neards que ríen como si nada hubiera pasado con el anunció de que las acciones de la empresa pasaban a otras manos. Un par de aviones adornan la mesa central por donde se cruzan las miradas.
Esa descontractura podría ser uno de los motivos que explique esta aparente sanación con las deudas que han comenzado a aparecer, como el demonio, la operación de venta
Poco después de que el anuncio se hiciera público autoridades del Gobierno han salido a decir que la compañía deberá honrar sus deudas millonarias con el Estado. No parece un tema que amerite explicaciones contundentes. Vera Álvarez Plata afirma que se cumplirán los compromisos hasta el último centavo con los acreedores. La operación de traspaso de las acciones no podría concretarse sin dar ese paso.
“Hablemos de nuestra historia”, dice Luis Vera sin perder la calma. Y el mismo toma la iniciativa contemplando a través de los cristales de esta mañana fría en Santa Cruz la culminación de sus sueños. “Soy una especie de descendiente de la aviación, desde mi padre, un general retirado de la Fuerza Aérea, yo amante desde niño el mundo de los aviones. Tenía mi colección y mis padres eran los encargados de alimentar esa atracción con los aires. Cuando a los 23 culminé mi carrera de piloto conseguimos ponernos de acuerdo un grupo de socios para formar Amaszonas”. Al poco un nomo motor a turbo hélice de 12 asientos con los registros en orden realizó su primer vuelo entre La Paz y Trinidad. Fue sin duda un momento de gloria. Vera había cumplido un sueño que recién estaba empezando.
En las pequeñas oficinas alquiladas en el barrio de Miraflores en La Paz, él hacía de todo. Unas escaleras improvisadas subían a una especie de claraboya donde montó su oficina de operaciones. Con el apoyo de un par de empleados subían y bajaban para atender a los clientes que llegaban para comprar pasajes o dejar paquetes de carga. Fue un inició como en todo llenó de compromisos articulados en la necesidad de no renunciar y crecer. Diez años después Amaszonas estaba en un periodo de expansión con grandes proyectos para convertirse en una línea regionalizada con vuelos de conexión, tránsito y cabotaje tendiendo alianzas con otras aerolíneas de la región. El despegue era inminente.
Esa labor cumbre concitó nuevos proyectos de envergadura. Desde el primer vuelo en enero de 2001, los cambios a la modernidad se fueron concretando. “Nada fue repentino, luego pasamos a volar con tres naves bimotores de 19 asientos, de ahí pasamos a un avión modernísimo, el Bombardier CRJ 200 de 50 asientos con el que ingresamos a la era del jet; ese fue un periodo de mucha expansión. A partir de 2012 conformamos líneas aéreas en Uruguay, Paraguay, volamos cabotaje en el norte de Chile con matrícula boliviana y posteriormente el cambió de flota incorporando los aviones más modernos del mercado boliviano, las Embraer 190 de 110 asientos, con las que volamos hoy en día.
Uno pensaría que el crecimiento de una línea aérea es rápido por el movimiento que demanda. Luis Vera no cree que haya sido así. “Hace poco conversamos con Sergio (N.D.R.: se refiere al presidente ejecutivo de la compañía Sergio De Urioste) que si no hubiera sido el crecimiento paulatino quizá no estaríamos conversando ahora, pasar de la aeronave pequeñita de 12 asientos a la flota de aviones que incorporamos hoy ha sido un gran esfuerzo”.
En una época de crisis como la que está atravesando el mundo entero con la pandemia, no parece muy sencillo encontrar socios, ¿cómo se presenta esta oportunidad? “La crisis aeronáutica es una crisis sin precedentes en el mundo, pero las crisis también traen oportunidades, generalmente de inversión. Este holding de empresas norteamericanas ya venía haciendo inversiones en líneas aéreas; compró una en Venezuela, entiendo que tiene proyectado implementar una línea en los Estados Unidos, otra en Brasil y vio en nosotros una oportunidad; una empresa con una marca y trayectoria intachable de 22 años y concretan la compra del 100% de nuestras acciones”.
Uno de los hechos que Vera Álvarez Plata destaca es que se mantendrá inamovible la planta de empleados. “Se trata de un hecho muy satisfactorio en lo personal, porque al haber tomado la decisión de vender nuestras acciones, Sergio y yo, hemos priorizado la estabilidad laboral de los trabajadores; estamos dejando un legado, una empresa volando para contar a nuestros nietos de que uno ha sido creador de eso. Es parte de lo que se ha decidido, esperamos que la empresa siga creciendo, con más gente y fuentes laborales”.
Consultamos si el caso Amaszonas no es similar al del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) capitalizado por la brasileña VASP que sufrió presiones y más tarde tuvo que cerrar operaciones en casi 80 rutas nacionales e internacionales. Luis Vera Álvarez Plata lamenta ese hecho, pero prefiere no hacer analogías con el pasado de la aviación comercial en Bolivia. “Con mucha honestidad debo decir que Sergio y yo somos conscientes de que somos empresarios privados y el Estado no está obligado a salvar a los empresarios privados, nosotros tomamos nuestros riesgos, tenemos nuestros canales de financiamiento vinculados al concepto de empresa privada. En esta pandemia ha habido estados que han podido salvaguardar las operaciones de sus compañías aéreas porque hay estados fuertes y menos fuertes, estados ricos y estados pobres y dependiendo de sus estructuras y prioridades de sus gobernantes han ayudado a sus empresas. En este caso estamos conscientes que el Estado ha priorizado la salud. Como empresarios privados debemos tener nuestros propios recursos de gestión financiera y control y, si las condiciones no se dan a nuestro favor, es nuestra responsabilidad. Este es uno de los temas que nos ha impulsado vender nuestras acciones, precautelando las fuentes laborales y un legado que se llama Amaszonas.
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