Petróleo, poder y teorías de la conspiración
Si hay un producto estratégico en el mundo, ese es el petróleo. Se libran guerras y se derrocan regímenes a causa del petróleo. El precio de este combustible puede impulsar o detener ciclos económicos a nivel mundial. Es, además, muy sensible a todo tipo de perturbaciones. Pero lo que siempre se ha considerado casi como una ley de la naturaleza, parece haber perdido fuerza actualmente.
El precio del petróleo ha caído más de un 20% en los últimos meses -a pesar de las graves crisis que están sufriendo algunos de los principales países productores: Rusia es una de las partes del conflicto de Ucrania, los radicales del EI aterrorizan Irak, la epidemia de ébola en África occidental afecta a Nigeria-.
El economista jefe para Mercados Emergentes de Deutsche Bank Research en Londres, Robert Burgess, justifica de forma muy clásica la caída del precio del petróleo, acusando a la oferta y la demanda. Para Burgess, existen dos factores clave en este descenso: la preocupación acerca del desarrollo económico en Europa y algunos países emergentes y la existencia de una amplia gama de mercados petrolíferos que han aparecido, principalmente, a raíz de la revolución del petróleo de esquistos bituminosos llevada a cabo por EEUU.
Los precios del petróleo, más dolorosos que las sanciones
A mediados de octubre el Deutsche Bank Research publicó un estudio en el que investiga las consecuencias de los bajos precios para los principales países productores. En la publicación los economistas analizaron qué precio de barril de petróleo necesita cada uno de los países en desarrollo para financiar su presupuesto.
Rusia, por ejemplo, financia el 45% de su presupuesto con los ingresos que le reportan las exportaciones energéticas, que incluyen gas y petróleo. De acuerdo con las cifras que aporta el estudio del Deutsche Bank Research, Rusia necesita que el precio del barril sea de 100 dólares para poder equilibrar su presupuesto.
Actualmente, sin embargo, el precio es significativamente menor, en torno a 85 dólares, lo que, según Stefan Meister, de la Sociedad Alemana de Política Exterior, está afectando de forma severa a la economía rusa. “El presupuesto de Rusia carece de fondos suficientes para financiarse. A lo que hay que sumar el crecimiento cero y las graves consecuencias que suponen las sanciones de Occidente”.
Florecen las teorías de la conspiración
Rusia está experimentando una sensación parecida a la sufrida en la década de los ochenta. En aquel entonces, la caída masiva del precio del petróleo fue una de las razones del colapso de la URSS. En una entrevista reciente con el periódico gubernamental Rossiyskaya Gazeta, el secretario del Consejo de Seguridad Nacional ruso, Nikolai Patrushev, acusó a EE.UU. de haber impulsado a la Unión Soviética a la bancarrota hace tres décadas provocando la disminución del precio del petróleo.
El Instituto Ruso de Estudios Estratégicos (IRSS, por sus siglas en alemán), por su parte, acusa a EE.UU. y Arabia Saudí de haber pactado un acuerdo para provocar la actual caída de los precios. Y es que, a pesar de que el estado saudí necesita que el barril esté en torno a los 99 dólares, hasta ahora no se ha mostrado partidario de estabilizar el precio mediante el estrangulamiento de la oferta.
De hecho, su producción aumentó ligeramente durante el mes de septiembre. Quizá los 450 mil millones de dólares acumulados durante los años de precios altos le otorgan cierto respiro al país.