Organizaciones especializadas en economía sostenible plantean que el fomento al turismo para traer dólares y terminar con la escasez que lleva más de un año sea una política de Estado y se centre en al menos cinco tipos de turismo con propósito. Aseguraron que hicieron llegar su propuesta al Gobierno a través de la Vicepresidencia y el Ministerio de Economía.
“Tomaron 25 años y cinco gobiernos para hacer posible el gasoducto al Brasil. Algo así se debe hacer con el turismo, construyéndose sobre lo que se avanzó y no empezando de cero cada vez que hay cambio de gobernantes”, manifestó el director de la Fundación IES, Juan Carlos Iturri, en contacto con la prensa.
Asimismo, Lykke Andersen, directora de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés), resaltó la importancia de centrarse en los siguientes tipos de turismo: aventura, científico, cultural, comunitario y gastronómico.
Para 2030, con las políticas adecuadas, se podría alcanzar los 4 mil millones de dólares en ingresos, más de lo que actualmente deja la exportación de gas natural y casi igual a lo que dejó en 2022 la venta de oro, pero sin el daño ambiental que provocan estas actividades extractivas.
La escasez de dólares que comenzó a manifestarse con mayor intensidad en el país a principios del año pasado continúa generando preocupación en el sector empresarial y el de comercio. Los precios de los productos importados e incluso de aquellos de producción nacional pero que requieren de insumos extranjeros han subido, y la falta de incentivos para traer los dólares al país se mantiene.
Ante este panorama, la Fundación IES y la SDSN señalaron que se pueden adoptar algunas medidas inmediatas que aumente el flujo de turistas, como mejorar la conectividad aérea, cambiar la política de visas, utilizar las embajadas en el exterior para difundir el turismo nacional, y trabajar en una alianza público-privada.
“Debemos pensar en el turismo como fuente de divisas, dado que la producción de hidrocarburos cae, los precios de los minerales caen, y hay un mal año agrícola por la sequía”, dijo Iturri.
Andersen precisó, a través de un estudio, que los gastos de los turistas en el país fueron creciendo entre 2008 y 2019 a un ritmo de 7,8 por ciento cada año, hasta alcanzar ingresos por 837 millones de dólares en 2019. Pero después vino la pandemia, que cortó la llegada de turistas.
A 2022 se vio un repunte, ese año se alcanzó 530 millones de dólares en ingresos y se espera que para 2023 y 2024 estas cifras mejoren.
Sin embargo, aun alcanzando los mil millones de dólares, la cifra sigue siendo inferior comparada con países de la región, entre ellos Brasil, que lideró en 2022 en gastos de turistas con 4.900 millones, seguido de Argentina con 3.533 millones, y Perú con 2.928 millones.
Para subir el gasto turístico y alcanzar hasta 4 mil millones, se tendría que subir el número de turistas que visitan Bolivia, aumentar su gasto, sus días de estadía y lograr que los mismos bolivianos hagan turismo en el interior del país en vez del extranjero.
Si bien se requerirían varios esfuerzos para lograr ese objetivo, hay varias condiciones favorables, como la enorme biodiversidad boliviana, atractivos turísticos, e incluso posición geográfica, ya que el aeropuerto de Santa Cruz se encuentra en el centro mismo de Sudamérica, indicó Iturri.
Pese a este potencial, en los años anteriores desde el sector público no se invirtió mucho en el turismo, considerado un “sector económico estratégico” según la Constitución.
Entre 2016 y 2019 la inversión anual promedio del Estado llegó a casi 9 millones de dólares, mientras que la inversión en el sector de hidrocarburos fue 33 veces superior según la SDSN.