Remesas de EEUU a América Latina recupera niveles previos a recesión

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La recuperación económica en Estados Unidos se ha hecho sentir en el monto de las remesas que se remiten desde este país a América Latina que ha recuperado los niveles anteriores a comienzo de la recesión en 2008, de acuerdo con un estudio publicado este viernes por el Centro Pew. Es una buena noticia para el hemisferio ya que el envío de dinero es la principal fuente de ingresos para la región, muy por encima del total de la ayuda exterior. La única excepción la constituye México, el principal receptor de EE UU, cuyos giros no sólo no se han incrementado sino que han disminuido, debido a los cambios económicos y al viraje en la tendencia migratoria entre ambos estados.

Se calcula que en 2013 el total de dinero enviado a través de remesas desde EE UU a América Latina alcanzará los 53.800 millones de dólares, un incremento considerable respecto de los últimos seis años, pero que todavía es un 13% inferior a lo que se cursó en 2007 -61.600 millones, la cifra más alta hasta la fecha-. El informe de Pew explica esta circunstancia en la notable caída de los giros en México, el destinatario del 98% de todas las remesas que se mandan desde EE UU. Se prevé que en 2013 los envíos de los inmigrantes mexicanos alcancen los 22 millones de dólares, un 29% menos de la cantidad de 2006, el año que registró más envíos en ese país.

El declive en el número de remesas con destino a México se justifica por la quiebra de la industria de la construcción en EE UU, que es la que empleaba a una buena parte de los inmigrantes mexicanos. Otro factor es el cambio en la tendencia migratoria, con un descenso de las llegadas a este país y un incremento de los regresos y las deportaciones. Un estudio reciente del Centro Pew concluía que, en 2012, la inmigración de EE UU a México igualó a la que seguía el sentido inverso. México es, también, el cuarto mayor receptor de remesas, tras China, India y Filipinas.

El crecimiento en el flujo de las remesas es positivo para el continente ya que, de acuerdo con los datos del Banco Mundial citados por el estudio de Pew, estos envíos suponen su principal fuente de ingresos económicos. En 2011 se recibieron en giros 53.100 millones de dólares, ocho veces más que el total de la ayuda exterior, 6.200 millones. EE UU es, de lejos, el principal emisor de las remesas a América Latina. Con 41.000 millones de dólares, aglutinó el 78% de los envíos de 2012, seguido por España, que representa el 8% (4.000 millones) y Canadá (1%, 704 millones).

Las remesas constituyen un importante porcentaje del PIB en Centroamérica. En El Salvador suponen el 16,5%, en Honduras el 15,7%, en Guatemala, el 10% y en Nicaragua, el 9,7%. No obstante, en países del cono Sur, como Argentina, Chile o Uruguay, únicamente implica el 1%. Pese a que el envío de dinero de sus emigrantes es una aportación esencial para los países de la región, el informe cuestiona el impacto positivo a largo plazo. Varios estudios coinciden en que en aquellos Estados más dependientes de la llegada de las remesas, el número de miembros en paro de las familias que reciben esos envíos es muy alto, lo que supone un lastre para el desarrollo y fortalecimiento de su mercado laboral. No obstante, aquellos hogares que son receptores de giros monetarios tienden a invertir aquello que no destinan a alimentación, ropa y bienes de primera necesidad -el principal objeto de gasto- en salud y educación.

El estudio llama la atención sobre la reticencia a enviar remesas de los extranjeros nacionalizados estadounidenses y los que han obtenido permiso de residencia, frente a los inmigrantes indocumentados que, al no haber desarrollado un apego por su país de acogida, siguen teniendo como principal prioridad mandar fondos a sus familiares.

Si bien México es el único país en el que no han crecido las remesas, en otros como Argentina, Colombia, Ecuador, Costa Rica o República Dominicana, éstas tampoco han recuperado los niveles anteriores a la recesión. En el caso de Colombia, Pew justifica este estancamiento a que buena parte de los envíos proceden de España y Venezuela, dos países con profundos problemas económicos. La misma explicación es válida para Ecuador o Argentina a los que España aporta la mitad y un tercio aproximada y respectivamente del total de los envíos de dinero que reciben anualmente.