Tiempos difíciles para el petróleo
Como para gran parte de los activos, este 2018 no ha sido fácil para el petróleo. El crudo de tipo Brent, comenzó el año en el entorno de los 66 dólares, tocó techo en los 86 y lucha por mantener los 54 dólares con los que cerró 2018. La volatilidad ha sido protagonista de este año y puede que siga ocupando un papel predominante durante 2019. Los factores que mueven los precios del crudo son inestables y la capacidad de reacción de los grandes productores es a corto plazo muy limitada.
Durante los primeros nueve meses, el petróleo subió de precio hasta hacer pico en los 86 dólares a principios de octubre. El fuerte descenso de la producción en Venezuela, las renovadas sanciones a Irán y el buen tono de la economía mundial (que presumiblemente incrementaría la demanda de crudo) impulsaron el petróleo hasta máximos anuales. Donald Trump, presidente de EEUU, y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pidieron a los grandes exportadores de crudo que abrieran las espitas para compensar el déficit del mercado.
Los grandes productores incrementaron el bombeo, que junto a otros factores importantes, provocó que en cuestión de días todo cambiase de forma radical. Varios indicadores mostraron una ralentización de la economía en China y Europa (dos de los mayores consumidores de crudo del mundo), mientras que el aplanamiento de la curva de tipos en EEUU empezó a asustar a los inversores. Los mercados financieros reaccionaron con fuertes correcciones de las que se ha contagiado el petróleo hasta el día de hoy. A todo ello hay que sumar el factor EEUU: la producción de crudo en el país está en máximos históricos (resurge el miedo a un exceso de oferta) y las subidas de tipos de la Fed están fortaleciendo el dólar, divisa en la que está denominada el petróleo.
Ahora, los grandes jugadores del mercado están produciendo cerca de su máximo potencial, lo que no deja mucho margen en caso de que una disrupción inesperada de la producción afecte al crudo. La AIE y otras instituciones han estado advirtiendo de este fino hilo que guía los precios del petróleo y que si se rompe puede vapulear la cotización del ‘oro negro’ de forma muy violenta, tal y como ha ocurrido este año (el petróleo se hundió un 22% en noviembre).
Desde CaixaBank Research creen que en conjunto, “el menor exceso de capacidad, la reducción de los inventarios y los cuellos de botella en EEUU indican que la oferta de petróleo es ahora más vulnerable que a principios de año a otras disrupciones inesperadas, y añaden incertidumbre y volatilidad al mercado de crudo. Esto se ha visto reflejado en las grandes variaciones del precio del Brent”.
Un petróleo ‘sensible’
En la misma línea se muestran los economistas de la unidad de inteligencia de The Economist, que en su último trabajo aseguran que el mercado de petróleo es ahora más “sensible” a los cambios. “Las condiciones del mercado han cambiado de forma significativa desde que la OPEP y Rusia decidiesen recortar la producción por primera vez en 2016”.
La incertidumbre en algunos países productores, las disrupciones constantes de la producción en Venezuela, Libia, Angola y Nigeria, junto a la cooperación continua de la OPEP han cambiado un mercado que ya estaba en plena mutación con la irrupción de EEUU y el shale oil en el lado de la oferta.
La OPEP tendrá que volver a recortar producción de petróleo a finales de 2019
“Como resultado de esto, el mercado de petróleo se ha vuelto cada vez más sensible a los cambios (tanto los potenciales como los reales) en la oferta global. La medición en tiempo real de los cambios en la oferta será cada vez más importantes porque los riesgos sobre la oferta mundial de crudo se están multiplicando”, sostienen los economistas de esta unidad de inteligencia.
“Los riesgos geopolíticos y cualquier disrupción adicional en la producción podría tensionar todavía más un mercado ya de por sí convulso… Un acuerdo de la OPEP que prolongue los recortes a lo largo de 2019 reduciría la incertidumbre sobre la evolución de la oferta de crudo. Sin embargo, a medio plazo, la desaceleración de la economía mundial y un repunte en la producción de shale probablemente ejercerán una presión sobre el precio a la baja”, sentencian los expertos de CaixaBank Research.