¿Tiene relación la victoria de Trump y los niveles récord de Wall Street?

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Foto: Getty Images

Para una parte importante de la población estadounidense y para millones de personas en todo el mundo, el triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses ha sido una noticia preocupante.

Pero en Wall Street, los mercados han reaccionado con lo que parece euforia, o al menos gran optimismo, frente a la llegada del magnate de los negocios a la Casa Blanca.

Antes de la interrupción de los mercados el jueves por la fiesta nacional de Acción de Gracias en Estados Unidos, los índices bursátiles de Wall Street habían llegado a niveles récord.

Y el pasado viernes el índice S&P 500, que incluye a las 500 empresas más representativas de la Bolsa de Nueva York, llegó a su punto máximo en toda la historia, con 2.213 puntos.

Es evidente que Wall Street refleja primordialmente intereses económicos, no políticos.

Por eso, pese a las advertencias sombrías de quienes piensan que la presidencia de Trump le hará daño a los derechos de las minorías, a la democracia estadounidense e incluso a la estabilidad de las relaciones internacionales, las empresas de la capital financiera del planeta no parecen demasiado angustiados.

 

Expectativa racional

Es, en muchos casos, una expectativa racional.

La derrotada candidata demócrata Hillary Clinton había advertido que quería aumentar los impuestos y aprobar medidas para una mayor redistribución de la riqueza.

Trump, en cambio, promete menos tributos para los empresarios.

De haber ganado Clinton, habrían tenido un papel importante en su mandato dirigentes como el excandidato presidencial Bernie Sanders y la senadora Elizabeth Warren, quienes han basado una parte importante de su carrera en condenar lo que consideran los excesos de Wall Street.

Por el contrario, varios de los hombres de confianza de Trump vienen de las entrañas del sector financiero.

El que es visto como su asesor principal de estrategia, el controversial líder del conservadurismo radical Stephen Bannon, fue por muchos años un exitoso ejecutivo en la firma emblemática de Wall Street, Goldman Sachs.

 

Uno de los que más suenan para ocupar el cargo de Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, también fue un empresario del sector financiero.

Por lo que, desde el punto de vista de Wall Street, pueden estar aliviados por la victoria de un candidato con tantos vínculos con la comunidad empresarial en vez de la alternativa, una dirigente demócrata como Hillary Clinton que contaba con una base de apoyo integrada, entre otros, por opositores al gran capital financiero.

“Se espera que el nuevo presidente haga una hoguera con reglas y regulaciones que, en su opinión, afectan el buen funcionamiento de los negocios”, asegura elreportero de negocios de la BBC, Alex Ritson.

 

Salarios

Además de los banqueros, hay muchos otros empresarios estadounidenses que mirarán complacidos la perspectiva de una reducción dramática en las regulaciones gubernamentales como la que ha prometido Donald Trump.

El presidente electo republicano, quien durante su campaña sugirió que el calentamiento global era un invento sin fundamento, quiere desmantelar muchas regulaciones ambientales que hoy se aplican a las empresas estadounidenses, lo que abarataría los costos de muchos de sus procesos industriales.

También parece razonable esperar que se aplacen o desmonten esfuerzos por aumentar el salario mínimo legal de los trabajadores que han sidoliderados por los demócratas.

Y, en definitiva, un presidente empresario ayudaría a que muchas de las grandes corporaciones estadounidenses sientan que pueden obtener ventajas del triunfo de Trump.

 

El largo plazo

La pregunta crítica es si la tendencia alcista de Wall Street será duradera.

Este lunes los mercados en Nueva York abrieron con menos vitalidad que la semana pasada. Y en el largo plazo, sigue habiendo dudas profundas sobre el impacto que pueden tener las políticas de Trump si cumple siquiera una parte de sus promesas de campaña.

Para empezar, ha hablado de desmontar el apoyo estadounidense a un modelo de promoción del libre comercio internacional que ha estado vigente desde la Segunda Guerra Mundial.

Washington ha garantizado por décadas que el comercio mundial se mantenga más o menos abierto, una situación que permitió fenómenos como la recuperación de Europa en la década de 1950 y el despegue económico de China en las últimas tres décadas.

Ahora, sin embargo, Trump asegura que los socios comerciales han tomado ventaja con respecto a Estados Unidos y pide murallas arancelarias contra los productos de China y México.

Al mismo tiempo, le ha asestado un golpe mortal a acuerdos comerciales que llevaban años en discusión, como el TPP en la Cuenca del Pacífico.

Existe el temor de que, sin la disciplina impuesta por Estados Unidos, los grandes países empiecen a imponer barreras comerciales, lo que podría hundir los mercados.

La última vez que pasó eso, en la década de 1930, el mundo experimentó la Gran Depresión.

Deuda pública

Y varias otras promesas de campaña de Trump son vistas con temor por algunos sectores.

En mayo pasado, Trump pareció sugerir que no iba a reconocer el valor de la deuda pública estadounidense, sino que buscaría renegociarla con los acreedores.

La perspectivaes vista con temor por los que recuerdan que los títulos de deuda estadounidense han sido considerados por décadas como una de lasinversiones financiera más seguras del mundo.

Trump también criticó en su campaña a la jefa del banco central, Janet Yellen.

Lo que lleva a algunos a temer que el presidente electo busque recortar la autonomía de la Reserva Federal, la entidad que además de ser el banco de última instancia del sector financiero estadounidense, es la principal entidad encargada de luchar contra la inflación al fijar las tasas de interés.

Una Reserva Federal más politizada podría ser menos efectiva para combatir la inflación, lo que también tendría un efecto potencialmente negativo en los mercados financieros y en la economía en general.

Riesgo político

Y, por último, están las preocupaciones más amplias sobre el estilo que adoptará Trump en la política interna y global.

La constante en la campaña de Donald Trump a la presidencia fue su capacidad para ser impredecible.

La incertidumbre política previa a la toma de posesión de Trump, en enero, podría causar volatilidad en los mercados.

“Trump no tiene una historia de gobierno que la gente pueda ver”, dijo hace unos días Rick Meckler, presidente de la firma de inversiones LibertyView Capital Management, en New Jersey.

“Diga lo que diga en las próximas semanas, esto tendrá un efecto desproporcionado sobre el mercado”, añadió.

Y si Trump sigue con ese modelo de conducta en la presidencia, es posible que a los mercados mundiales les esperen años de sobresaltos.

Algunos de ellos serán positivos. Y otros, temen los críticos de Trump, pueden ser bastante más negativos.