Zona de pánico
Las turbulencias que sacuden el mercado financiero.
Por qué no son nuevas y no tienen lógica.
EL ESTUDIO DE ESTA IRRACIONALIDAD se ganó el economista de Harvard Robert Shiller, el Premio Nobel de Economía en 2013. De acuerdo con la teoría de Shiller, el mercado tiene una tendencia a reaccionar de forma exagerada a determinados eventos.
Y a veces, incluso a la estática. Es precisamente esta dinámica que tiene en ascua los últimos días al mercado de divisas de los países emergentes como Argentina, Turquía, India y Brasil, sin que necesariamente los problemas que presentan sus economías tengan cierta correlación. Todos estos países están en el punto de la mira tras la decisión de la reserva federal de los Estados Unidos de reducir la impresión de 25.000 millones de dólares mensualmente. Tal medida restringirá el dinero que circula en el mercado y hace que los inversores busquen seguridad sin riesgo. El mercado es una forma poderosa y no menos perversa de definir quién puede y quién no.
El detonante para el efecto en cadena fue el peso argentino, que se depreció más de un 10% en sólo un día después de que el gobierno de Cristina Kirchner anunció una reducción en el control de cambios. El secretario ejecutivo de las Naciones Unidas (ONU) para la Comisión Económica de América Latina, Alicia Ibarra, había señalado que desde noviembre el peso argentino había estado depreciando gradualmente. Ahora, la tendencia es que el valor se acerca más a la realidad. Y eso será bueno para Argentina, a pesar de los efectos contarios en la población. En el caso de Brasil, la India y Turquía, la repentina preocupación por el déficit de las cuentas externas ha hecho que los inversores emigren a lugares conocidos como “refugios seguros”, especialmente los mercados de Estados Unidos. Las liras turcas perdieron 25% de su valor en los últimos meses y la fuga de capitales exigió que el banco central anuncie una suba espectacular de las tasas de interés de 7,75% a 12% por año. India hizo lo mismo y aumentó las tasas de interés a 8%. Se espera que Colombia y México asuman las mismas medidas para evitar la devaluación. El incremento tiene un impacto directo sobre la prima de riesgo de la deuda externa, ya que significa que los gobiernos tendrán que pagar más caro el vuelco del vehículo de sus bonos. Cuenta corriente
El denominador común, según los economistas, es orientar el comportamiento del déficit. Este es uno de los indicadores más importantes de la economía de un país, representa el balance de importaciones y exportaciones, así como otras operaciones comerciales relacionadas con las características de entrada y salida del mercado interno. Brasil, por ejemplo, presentó un déficit histórico de 81 mil millones de dólares en 2013. Más de la tercera parte de esa cantidad será cubierta por la inversión extranjera directa. El resto será financiado por las transacciones financieras realizadas con los recursos del Tesoro. En Bolivia De acuerdo a las autoridades financieras el país estaría blindado a las devaluaciones por el control que se ejerce en las cuentas fiscales. No deja de llamar la atención, sin embargo, que hace pocos días el banco Central de Bolivia destinó un préstamo de 400 millones de dólares al Tesoro. Aunque no se ha explicado el fondo de la medida, los economistas advierten que el dinero servirá precisamente para cubrir el gasto corriente. Existe una masa monetaria muy importante circulando en la economía que no representa necesariamente un ingreso de dinero fresco para el Estado. Los expertos explican que se trata de dinero volátil producto de varias actividades no reguladas. El ministro de Economía y Finanzas Públicas ha preferido mantenerse al margen de cualquier comentario. Mencionó, eso sí, como un gran logró que Bolivia se mantiene alejado de la crisis por el manejo eficiente de la economía.
“Bolivia está entre los países menos expuestos a las turbulencias del mercado por el manejo de una política monetaria adecuada y el crecimiento de su economía”, dicen en el Gobierno.
Perú, México, Colombia y Bolivia se encuentran entre los más preparados para el período de la fuga de capitales, de acuerdo con el banco Morgan Stanley, para programar las reformas precisamente porque los otros se negaron a hacerlo hasta ahora.