Alegría y recelo en Rusia por acercamiento entre Cuba y EEUU

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Sólo unos segundos después de que un informativo ruso mostrara a Raúl Castro y Barack Obama en simultáneo, dando la noticia de que ponían fin a 54 años de disputa entre ambas naciones y se disponían a normalizar el diálogo diplomático, Mijail Smyshlyaev expresó con fastidio: “Rusia le perdona a Cuba una deuda de 32 mil millones de dólares y seis meses después, La Habana restablece las relaciones con Washington”.

Más calmo y analítico, Mijail, periodista en un canal de televisión de Moscú, cuenta que la condonación de deudas de la era soviética no es motivo de discusión en Rusia, porque ha sucedido con casi todos los países que le debían dinero a Moscú. Pero lo que sí generó debate fue que esta nueva etapa de diálogo entre Washington y La Habana llegara justo después de este “perdón”. En el mes de julio del año pasado, el Parlamento ruso aprobó la condonación del 90 por ciento de la deuda de 35 mil millones de dólares de Cuba con Rusia, sobre préstamos concedidos en los tiempos de la URSS. Días después y antes de emprender una visita oficial a América latina que tendría su primera parada en La Habana, Vladimir Putin afirmaba que se trataba de una decisión “sin precedentes” y explicaba que la relación entre Rusia y Cuba es de “naturaleza estratégica” y que se basa en “una larga tradición de fuerte amistad, así como en una experiencia rica y en muchos casos única de cooperación fructífera”.

Mijail asegura que la normalización de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos despertó “mucha alegría entre la población rusa”; sin embargo; lo que molestó es que “esta nueva amistad llega en tiempos difíciles para Rusia, que tras la caída de la Unión Soviética no ha encontrado un balance ni político ni económico”.

Desde que en los años ’90 los viajes fuera de Rusia se volvieron algo más usual, Mijail viajó a Cuba en cinco oportunidades y asegura que este acercamiento con Estados Unidos no lo hará cambiar.

Sergei Mijailovich se jubiló en el 2013, después de pasar una larga carrera en la Unidad de Comercios. Una súper oficina creada por el Estado soviético para coordinar los sitios de venta del bloque, desde las tiendas de productos comestibles hasta las de vestimenta. En los últimos cinco años alcanzó el puesto de vicedirector y aunque ahora no trabaja, cuenta que sigue de cerca la política nacional e internacional. Consultado sobre el anuncio de Obama y Castro, afirma que “no hay ningún futuro en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba” y asegura que “Washington no da ningún paso si no va a recibir un beneficio a cambio”. Al igual que Mijail, Sergei ve con cierto recelo que “hayan normalizado las relaciones con Cuba cuando por otro lado están sancionando a Rusia”.

El patrón de desconfianza a este nuevo diálogo entre Cuba y Estados Unidos se repite incluso en las generaciones más jóvenes. Yulia Kokhanovskaia tiene 22 años, estudia en la Universidad Estatal de Finanzas de Rusia y trabaja en una compañía farmacéutica, en el área de asistencia comercial. Afirma con visible ironía que “ahora, de repente, durante este intento de Estados Unidos de bloquear a Rusia (mediante la aplicación de sanciones por la crisis en Ucrania), forzando a los países de Occidente a pensar en su misma línea, decide normalizar las relaciones con Cuba”. Más profundamente, afirma queno trabaja, cuenta que sigue de cerca la política nacional e internacional. Consultado sobre el anuncio de Obama y Castro, afirma que “no hay ningún futuro en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba” y asegura que “Washington no da ningún paso si no va a recibir un beneficio a cambio”. Al igual que Mijail, Sergei ve con cierto recelo que “hayan normalizado las relaciones con Cuba cuando por otro lado están sancionando a Rusia”.

El patrón de desconfianza a este nuevo diálogo entre Cuba y Estados Unidos se repite incluso en las generaciones más jóvenes. Yulia Kokhanovskaia tiene 22 años, estudia en la Universidad Estatal de Finanzas de Rusia y trabaja en una compañía farmacéutica, en el área de asistencia comercial. Afirma con visible ironía que “ahora, de repente, durante este intento de Estados Unidos de bloquear a Rusia (mediante la aplicación de sanciones por la crisis en Ucrania), forzando a los países de Occidente a pensar en su misma línea, decide normalizar las relaciones con Cuba”. Más profundamente, afirma que “el daño directo del embargo contra Cuba le costó a esta nación billones de dólares, y que si bien Estados Unidos llama a este fenómeno como la guerra por el triunfo de la libertad, la mayoría de los ciudadanos cubanos lo llama genocidio. Finalmente, señala que si se anula el bloqueo, entonces Cuba tendrá una posibilidad de desarrollarse, aunque, en tono de sorna, se despide expresando “habrá que ver qué sucede en el futuro cercano con esta nueva relación”.

Para otros, el futuro a Cuba llegará inevitablemente de la mano de un cambio de sistema. A Natalia Filípovna, de 53 años y copropietaria de una fábrica de muebles, no le preocupa que esta nueva etapa en las relaciones entre Washington y La Habana lleve implícito un trato diferente entre Moscú y la isla. “Si antes las relaciones eran de amistad verdadera, puede ser que ahora los vínculos entre Cuba y Rusia comiencen a asemejarse a los de dos socios, como sucede con todos los países capitalistas.”

Natalia rememora con claridad los años en que la Unión Soviética proveía a Cuba de gran cantidad de productos y servicios a cambio de una alianza geopolítica primordial en momentos de la Guerra Fría.

Pero este trato preferencial llegó a su fin al tiempo en que desaparecía el Campo Socialista. Los rusos dijeron a Cuba que ya no habría intercambio. Si Fidel Castro quería comerciar, tendría que pagar como hacía el resto.

La crisis se profundizó aún más cuando en 2001 Putin ordenó desmantelar la base militar de Lourdes, administrada por el ejército ruso. El centro estaba ubicado muy próximo a La Habana y se centraba en monitorear las comunicaciones de Estados Unidos. Natalia reconoce que esta actitud por parte de Rusia no fue muy constructiva. “No debemos ofendernos con Cuba, nuestro gobierno también se ha portado muy mal con ellos.”

No obstante, Grigori Prutskov, profesor de periodismo en la Universidad Estatal de Moscú, cree que el devenir de las relaciones entre Cuba y Rusia dependerá exclusivamente de los gobiernos de ambos países. “Por suerte, ni un gobierno ni el otro dependen de terceros países. Estoy feliz de que después de los sucesos que tuvieron lugar en la Rusia de los ’90, los dos Estados renueven la colaboración; estoy seguro de que continuará siendo así en adelante.”

Respecto de la reacción del pueblo ruso, señala que lo ha hecho de manera positiva, y destaca que “han sido tres, si no cuatro, las generaciones que se interesan por las noticias de Cuba a lo largo de casi 60 años”. Recuerda que “en los años ’50 y ’60 ya nadie creía en la Revolución, y Cuba se convirtió en un nuevo ejemplo de socialismo, sin burocracia y centrado en el ser humano”.

Desde el Estado ruso es poco pero sin fisuras lo que se ha dicho al respecto de la normalización del diálogo entre Washington y La Habana. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, afirmó al diario de mayor tirada en su país que la relación entre Rusia y Cuba es “inquebrantable” y que “los cubanos y los rusos nunca olvidan a los que han estado a su lado a la hora de la verdad y no pondrán en riesgo un interés vital que es profundizar la asociación estratégica”.

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