Alemania contabiliza hasta casi 5.000 niños refugiados desaparecidos

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Foto: REUTERS

La Oficina Federal de Criminalidad alemana (BKA) ha logrado confirmar que a fecha de 31 de diciembre de 2015 había en Alemania 4.749 menores refugiados desparecidos. Todos ellos son menores que han llegado al país en busca de asilo y en solitario, sin ser acompañados por ningún adulto. La recopilación de datos de las diferentes regiones, abrumadas por la burocracia y por las montañas de documentación pendiente de archivo, ha servido además para detallas que 431 de los desparecidos son menores de 13 años, 4.287 tienen entre 14 y 17 años y otros 31, según la documentación que han presentado o sus declaraciones ante las autoridades de registro, habrían cumplido los 18 en las pasadas semanas.

Una portavoz de la BKA ha añadido que «estas cifras son una instantánea de una situación que varía constantemente» y ha reconocido que «parte de esos menores puede haber caído en manos de redes criminales», aunque en otros casos se trata seguramente de desapariciones voluntarias. «No significa que a todos esos menores les haya pasado algo malo. Algunos de ellos pueden haberse reunido con conocidos o familiares, pero sí significa que son víctimas potenciales de abusos especialmente vulnerables», ha dicho, en referencia a redes de prostitución, mendicidad y trabajo infantil.

A menudo los menores refugiados que han llegado solos a Alemania o que al menos así lo han declarado a las autoridades de registro, desaparecen después de los albergues a los que son asignados. Compañeros de albergue declaran que en muchos casos estos chicos son conscientes de que sus familias, en el país de origen, han incurrido en serias deudas para financiar su viaje a Europa y están deseosos de comenzar a trabajar para poder empezar a enviar dinero a casa cuanto antes. Como menores, no se les permite trabajar, por lo que escapan de los albergues para integrarse en redes de economía sumergida.

«Víctimas fáciles»

En otros casos, la desaparición está relacionada con falsedades en las declaraciones de registro. Los menores no acompañados han gozado puntualmente de consideración especial en las fronteras, donde se ha dado prioridad a la tramitación de sus expedientes, por lo que las familias han enviado a los menores por delante para que al menos ellos vayan llegando a Alemania. Una vez que los adultos que los acompañaban hasta los puestos fronterizos ingresan en el país, los chicos huyen de los albergues para reunirse con su familia.

El presidente de la Oficina Federal de Protección Infantil, Heinz Hilgers , subraya que «son víctimas fáciles para los criminales, especialmente si no han sido debidamente registrados, lo que permite a las redes utilizarlos sin peligro alguno de que sean detectados por la policía o pasarlos a través de las fronteras sin que gocen de ninguna protección». Europol tiene pruebas de que las mismas redes de tráfico de personas que los han hecho llegar hasta Alemania intentan hacerse con los menores para venderlos a redes de prostitución infantil o mendicidad que operan en otros países. En esos casos los niños acaban como esclavos sexuales y las autoridades europeas advierten que «no debemos pensar que los niños desaparecidos se ocultan en algún lugar del bosque, sino que viven entre nosotros, ante nuestros ojos», en referencia a centros de prostitución o grupos de mendigos en los centros de las ciudades.