Divididos entre lulistas y bolsonaristas, los brasileños elegirán alcaldes y concejales, en un total de 5.568 ciudades, grandes, medianas y pequeñas el próximo 6 de octubre.
Faltan apenas 48 días para las elecciones de “medio término” en Brasil. Y tal como se describe en los medios políticos, estas repetirán el “altísimo nivel de polarización” entre Lula da Silva y Jair Bolsonaro; a imagen y semejanza de las presidenciales de 2022. Por eso, según los analistas, la clave de estos comicios del 6 de octubre pasa por revelar las perspectivas para 2026, cuando será elegido el sucesor del actual presidente brasileño. Los resultados de las urnas pueden indicar, ahora, la capacidad del gobierno y de la oposición de tejer alianzas políticas a nivel municipal que los lleven a una victoria (o derrota) dentro de dos años.
Los períodos llamados de “medio término” son comunes en una infinidad de países. Pero en Brasil adquieren un formato particular: están en juego los puestos de alcalde y de concejales, en un total de 5.568 ciudades, grandes, medianas y pequeñas. Entre estas figuran las mayores capitales del país que, por orden de importancia, son San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Fortaleza y Salvador. Le siguen Belo Horizonte, Manaos y Curitiba.
La clave pasa por el “control político” en las distintas ciudades, ejercido desde las intendencias. Las urnas indicarán también la capacidad de los grandes partidos para forjar alianzas políticas a nivel municipal que les garanticen la victoria. Y mostrarán sin dudas las ventajas de aquellos que triunfaron en los 5 distritos con mayor cantidad de habitantes, ya que poseen un rango poblacional que va de 11,5 millones de brasileños (en San Pablo) a 2,4 millones (en Salvador).
Es casi un hecho la chance de presenciar en octubre próximo la misma dualidad ideológica que de 2022, donde la alianza de la izquierda socialdemócrata con el centro, conducida por Lula da Silva, confrontó con la coalición de la derecha y extrema derecha de Bolsonaro. Al decir del líder del Partido Liberal, el senador Carlos Portinho, “esta será una elección muy polarizada y el elector ya percibe que estos comicios de 2024 serán determinantes en 2026”.
Como era de esperar, el bolsonarismo ya marcó la cancha. Afirma que “los partidos de izquierda quedaron aislados a diferencia del PL que, en la mayoría de los municipios pudo agregar nuevas agrupaciones del centro-derecha y a la derecha”. Según el senador consultado, “es sintomática la pérdida de fuerza del PT, que no ha creado nuevos liderazgos”.
El secretario general del PT, Henrique Fontana, indicó que el partido buscó integrar las alianzas más amplias posibles dentro de la coalición que domina el gobierno. “Eso significó apoyar a muchos candidatos de otras agrupaciones que figuran como aliadas del gobierno Lula”. En la dirección petista advierten que el candidato en la ciudad de San Pablo Guilherme Boulos (quién irá acompañado de Marta Suplicy como vice) logró ya la delantera; un comportamiento similar se observa en Salvador y en Porto Alegre.
Para el senador Humberto Costa (del PT de Pernambuco), uno de los responsables por la organización del partido para estas elecciones, “le dimos prioridad a las candidaturas promovidas por agrupaciones que están dentro del gobierno”.
Los analistas de la política electoral, sostienen que en este año hay una “herencia” de 2020, cuando le tocó a Bolsonaro pasar por el “medio término”. Afirman que, en aquél entonces, el PT solo eligió 274 intendentes contra 333 del bolsonarismo. No hay sin embargo que despreciar el poder de masas que da ser gobierno a nivel nacional.