El presidente ucraniano tenía la intención de asistir al encuentro de jefes de estado y de gobiernos europeos y latinoamericanos en Bruselas.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, no pudo cumplir con su deseo de presentarse en la Cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que concluyó ayer en Bruselas, luego de haber sido ovacionado en la cumbre de Lituania que reunió a los principales socios de la OTAN y concluyó con una clara adhesión de sus miembros a Ucrania, además de la condena al presidente ruso Vladimir Putin. Tras la cumbre en Lituania se comenzó a hablar insistentemente de un juicio por crímenes lesa humanidad contra el líder del Kremlin.
Ese sonado éxito no se repitió en Bruselas, sede del encuentro entre la UE y el Celac. La mayoría de mandatarios y miembros del acuerdo se negaron a recibir a Zelenski, pero además eclipsaron los acuerdos para el desembarco de la UE en América Latina con una bolsa en inversiones de por lo menos 40.000 millones de euros, para contrarrestar la penetración China en el Continente.
Entre las razones del revés para el presidente ucraniano en su cruzada internacional figura, en primer lugar, que su país no forma parte de ninguno de los bloques convocantes. Sin embargo, tuvo otro peso que la UE priorizara la “agenda de revitalización” con América Latina y el Caribe, una región que alberga a países que condenan las sanciones e incluso están alineados con Moscú, entre ellas Cuba, Nicaragua y Venezuela, los incómodos invitados a la cumbre.