Así se vive en Damasco la intervención de Rusia en Siria

0
277
Foto: AP

Puede que la participación de Rusia en la guerra en Siria haya capturado el interés internacional. Pero la vida en Damasco continúa igual que antes.

Los habitantes siguen preocupados por cortes de energía, escasez de agua y están atentos a la caída de morteros.

Y el sonido de los aviones de combate del régimen que atacan la ciudad se ha convertido en parte de la vida diaria.

“A quién le importa quién está golpeando en dónde, si casi todo el mundo está implicado en la matanza de Siria”, dice Samar (no es su nombre real), quien vive en la capital.

Y a cinco años de las protestas que pedían libertad y democracia en Siria, los residentes de las zonas bajo control del gobierno aún temen ser detenidos por las fuerzas de seguridad si expresan opiniones disidentes.

Para Samar, la intervención de Rusia equivale a una ocupación en Siria.

Pero otros lo ven como el desarrollo natural de vínculos de décadas entre ambos países.

Lazos de décadas

Las relaciones entre Damasco y Moscú se profundizaron después que Hafez al Asad, el padre del actual presidente, Bashar, desarrollara una alianza estratégica y militar con la entonces Unión Soviética.

“Desde la época soviética los rusos han estado aumentando su presencia y lazos con Siria poco a poco”, dice un músico educado por profesores rusos que vive en Damasco.

La cooperación con Rusia tomó diferentes formas.

La más importante se evidenció el plano militar, pero muchas compañías rusas también recibieron contratos lucrativos en campos de petróleo y gas así como en sectores industriales.

Y la influencia de Rusia es evidente, incluso en la arquitectura de Damasco.

El Centro Cultural de Rusia en Damasco era un lugar donde los sirios solían ir para aprender sobre la cultura rusa, tomar clases de baile de salón y beber vodka de calidad.

Y la educación también fue otro lazo importante entre ambos países, pues Rusia ofreció becas para que los sirios se formaran.

Muchos de los que fueron a Rusia a estudiar, sin embargo, regresaron con certificados falsos para ocupar altos cargos en el gobierno y la educación.

“El aporte de Rusia en campos militares y culturales fue sólido, pero en otras áreas había mucho espacio para la corrupción”, explica el músico.

“Nunca hubiéramos ido con un médico que haya estudiado en Rusia porque no confiábamos que estuviera calificado”, cuenta.

Pero el Dr. Salwa Abed Allah, quien estudió en Rusia, ve las cosas de manera diferente.

“Hubo casos de estudiantes que fueron enviados a estudiar por sus sindicatos o partidos y volvieron con las manos vacías, pero la mayoría de los estudiantes que fueron enviados por el gobierno regresaron bien preparados”, afirma.

¿Factor decisivo?

Para la Dra. Abed Allah, la reciente participación de Rusia es bienvenida, y ella tiene esperanza de que la misma concrete el fin a la guerra en Siria.

“No nos gusta ver tropas extranjeras en nuestro suelo, pero si tenemos que elegir entre Estado Islámico o los rusos, definitivamente damos la bienvenida a los rusos“, dice.

“Nosotros los consideramos nuestros amigos y aliados. Ellos están aquí para rescatarnos“, agrega.

Sin embargo, el músico ve la participación de Rusia en Siria como una violación de la soberanía.

“Nuestro país se ha ido y nunca será el mismo. Siria está siendo destrozada”, dice.

“No hay soberanía en Siria. Cuando las potencias regionales están jugando en tu patio trasero y no tienes voz, no se puede decir que este es un país soberano”.

Por lo demás, si bien Rusia está actuando en Siria para para proteger a Bashar al Asad, también está intentando limitar la influencia de Irán en ese país.

Y el mensaje que el gobierno de Putin le da al mundo es que Rusia sigue siendo un actor de peso en la región.

Oficialmente, Rusia dice que fue invitada por parte de Damasco para combatir a los “terroristas”, pero no hace ninguna distinción entre Estado Islámico y otros grupos rebeldes.

Fuentes occidentales afirman que, hasta ahora, los ataques aéreos de Rusia han afectado principalmente a rebeldes que no son de Estado Islámico.

Un funcionario ruso de alto rango dijo que lo que se dice en Moscú es que la operación podría durar de tres a cuatro meses.

Sin embargo, existe el riesgo para Rusia de que Siria se convierta en el nuevo Afganistán, con muchos años de derramamiento de sangre por venir.