“Por primera vez en mucho tiempo, un presidente de Brasil que no es antiestadounidense visita Washington. Esto es el comienzo de una asociación por la libertad y la prosperidad, como los brasileños siempre han querido”.
Así anunció en Twitter Jair Bolsonaro que había llegado a Estados Unidos el domingo por la noche.
El viaje constituye la primera visita bilateral que como jefe de Estado que realiza Bolsonaro.
El mandatario brasileño fue invitado por su homólogo estadounidense, Donald Trump, al día siguiente de su toma de posesión, el pasado 1 de enero.
Catalogado por algunos analistas como el “Trump del trópico”, Bolsonaro no evitó y, más bien, acentuó durante su campaña electoral sus similitudes y coincidencias con el líder estadounidense.
“Hagamos a Brasil grande. Vamos a estar orgullosos de nuestra patria una vez más”, llegó a decir durante los meses previos a su elección en un claro guiño al lema de Trump: “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”.
Recientemente, Washington y Brasilia han estado trabajando en una acuerdo de salvaguarda tecnológica que permitiría a Estados Unidos lanzar satélites y cohetes desde esa base con la condición de que el territorio de la misma permanezca bajo jurisdicción brasileña.
En una declaración hecha en directo a través de redes sociales, Bolsonaro defendió recientemente esa posibilidad y señaló que Brasil está “perdiendo dinero” por no explotar comercialmente esas instalaciones.
La fricción: la sombra de China
Estados Unidos y China negocian la salida a una guerra comercial que se ha intensificado con la decisión de Trump de imponer aranceles a las importaciones de productos chinos, en especial acero y aluminio.
El comportamiento del mandatario estadounidense, quien alega la necesidad de proteger empleos en su país, ha sido criticado por Pekín como “expansionismo comercial”.
Este choque coloca a Brasil en una situación compleja pues, como dijo Bolsonaro poco antes de viajar a Washington, en términos de volúmenes de comercio, China es el “gran socio” de Brasil, ocupando Estados Unidos un segundo lugar.
El mandatario brasileño reconoció la importancia de Pekín en un mensaje transmitido a través de redes sociales, en el cual además anunció sus planes de viajar al país asiático en la segunda mitad del año.
Por si fuera poco, se prevé que en marzo de 2020 se realice la subasta de las bandas de frecuencia para el establecimiento de los servicios de internet 5G en Brasil, un proceso en el que China quiere participar.
Washington y Pekín están enfrentados por el 5G. Estados Unidos afirma que sospecha que las empresas chinas -como Huawei- dejan huecos en el sistema para permitir el espionaje y, por ello, intenta persuadir a otros países como Brasil para que rechacen el uso de tecnología china para sus sistemas de internet de quinta generación.
Según reseñó este lunes la agencia Reuters, un alto funcionario estadounidense alertó a sus contrapartes brasileños sobre sus preocupaciones en torno a la posibilidad de que los equipos de Huawei en las redes de 5G puedan ser utilizados para espiar a los gobiernos occidentales. Algo que Pekín niega.
Un funcionario de Brasil, hablando en condición de anonimato, le dijo también a Reuters que su país no quiere quedar en medio de la disputa entre Estados Unidos y China por Huawei pero que, al menos por ahora, no se prevé que vayan a establecer barreras para esa compañía en su país.
Al mismo tiempo, sin embargo, cabe destacar que el domingo durante la cena de recepción en honor a Bolsonaro en la residencia del embajador de Brasil en Washington, el ministro de Economía de ese país, Paulo Guedes, habló sobre la dependencia de China y detalló cómo el gobierno piensa diversificar sus relaciones comerciales.
Así parece que el gobierno de Bolsonaro tendrá que hacer algunos juegos de equilibrio entre Washington y Pekín.