Brasil: los incendios en el Amazonas amenazan la supervivencia de los pueblos indígenas

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Foto: Victor Moriyama-Getty Images.

 

Cada año en Julio empieza la temporada de incendios en El Pantanal, Brasil, pero esta vez han sido mucho más feroces. La superficie quemada desde enero hasta hoy es de 19.000 kilómetros cuadrados, lo que representa el 10% del bosque de la zona.

El fuego llegó este año con intensidad a El Pantanal, una llanura extensa de 156.000 kilómetros cuadrados de bosque, en el extremo occidental de Brasil, fronterizo con Bolivia, Argentina y Paraguay.

La región vive una sequía histórica que, según los expertos, es causada por un desequilibrio climático. El Pantanal depende del agua que viene de los bosques del norte del estado de Matto Grosso, en la región amazónica de Brasil, donde llueve cada vez menos, a causa de la deforestación y de la ampliación de tierras agrícolas.

Desde finales de julio, a esta región han llegado tres grupos de las fuerzas armadas brasileñas para apoyar a los bomberos en la logística de contención de las llamas, especialmente con aeronaves para que los bomberos puedan llegar a los lugares de más difícil acceso. Aún así, los esfuerzos todavía no logran terminar de extinguir el fuego.

Incendios amenazan un sistema de salud sobrecargado

Los pueblos indígenas en aislamiento en la Amazonía brasileña han visto empeorar en los últimos años sus condiciones de salud, a causa de los devastadores incendios que arrasan su principal sustento, su territorio.

El humo de los incendios relacionados con la deforestación en la Amazonía brasileña el año pasado llevó a la hospitalización de más de 2.000 personas y provocó un “impacto negativo significativo en la salud pública” en la región, de acuerdo con lo indicado por investigadores.

Un estudio sobre el humo, publicado por Human Rights Watch, encontró 2.195 hospitalizaciones por enfermedades respiratorias atribuibles a incendios en 2019, con base en datos gubernamentales de salud y ambientales.

Ahora, con una pandemia de por medio, es probable que aumenten las hospitalizaciones que, potencialmente, llevarán al colapso de un sistema de salud sobrecargado, según detalló en su informe el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (IPAM) una de las instituciones detrás del informe elaborado en esta región.

“Estamos viendo una situación similar, o incluso peor a la del año pasado”, dijo Ane Alencar, directora de ciencia del IPAM. El documento destaca que los incendios no son un fenómeno natural en la Amazonía y, en cambio, están destinados a despejar kilómetros de tierra.

La temporada de quema usualmente alcanza su punto máximo en agosto y septiembre y la IPAM observó más de 23.800 “puntos calientes” en el Amazonas esta semana.

El acaparamiento de terrenos, otra amenaza

El año pasado, los agricultores, los acaparadores de tierras y otras personas ansiosas por aprovechar el deseo declarado del presidente Jair Bolsonaro de impulsar el desarrollo económico en la Amazonía, pueden haber aumentado las quemas.

Más de 4.500 kilómetros cuadrados de tierras amazónicas deforestadas este año o despejadas, pero no quemadas el año pasado podrían incendiarse durante la estación seca de este año, que normalmente se extiende de julio a septiembre, según el nuevo estudio.

En julio, la región amazónica experimentó un aumento del 28% en los incendios en comparación con el mismo período del año pasado. Los investigadores indicaron que las hospitalizaciones por el humo de la temporada de quema de 2019 representaron solo “una fracción” del problema de salud real, pues muchas otras personas acudieron a clínicas ambulatorias en busca de ayuda o posiblemente no pudieron acceder a la atención.

Miguel Lago, director ejecutivo de IEPS, el Instituto de Estudios de Políticas de Salud de Brasil, dijo que el norte del país es el área más grande de “desiertos clínicos”, áreas de disponibilidad limitada de atención médica, en el país.

La región amazónica alrededor de Manaos, por ejemplo, tiene solo 8.8 camas de hospital de cuidados intensivos por cada 100.000 personas, por debajo de lo recomendado por el Ministerio de Salud de Brasil, que es de 10 camas, recordó Lago.

El Amazonas ha sufrido el peor brote de Covid-19 en Brasil, el segundo país más afectado por la pandemia a nivel global.

Con Reuters y EFE