Campesinos y amas de casa: la radiografía de la caravana migrante en Tijuana

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Foto: Mauricio Lima para The New York Times

Hace 46 días, un grupo de 1.600 migrantes centroamericanos entró en territorio mexicano tras pasar varios días caminando. Desde entonces, los mexicanos se han dividido entre muestras de apoyo y reacciones xenófobas. El primer grupo de centroamericanos que han cruzado el país se encuentra varado en Tijuana desde hace unos días, luego de algunos enfrentamientos con agentes fronterizos y grupos de personas antimigrantes.

Según estimaciones de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), hasta esta ciudad han llegado alrededor de 10.000 migrantes centroamericanos desde que inició la convocatoria para esta caravana. Sin embargo, no es un número significativo, ya que los flujos migratorios regulares han provocado la entrada de más de 350.000 centroamericanos desde 2015, indica Dolores París, investigadora del Colef. “Por primera y casi por única ocasión (los migrantes) son visibles. Generalmente transitan de manera invisible, por redes clandestinas debido al control migratorio y a los riesgos cuando recorren el país”, dijo la investigadora en conferencia de prensa desde Tijuana.

De acuerdo con un análisis preliminar de la caravana de migrantes centroamericanos dado a conocer este martes, menos de la mitad de las personas pertenecientes a la caravana salieron de su punto de origen en Honduras, mientras que el resto se unió a ella en territorio mexicano. El documento presenta una encuesta realizada a hombres y mujeres que se encuentran en refugios en Tijuana en espera de resolver su situación. La mayor parte de los hombres trabajaba en labores agrícolas o ganaderas, mientras que la mayor parte de las mujeres se dedicaban al cuidado doméstico.

La información falsa surgida en torno a los migrantes así como el rechazo al movimiento migratorio ha fomentado que haya hostilidad y discriminación en contra de este grupo de personas. Sin embargo, para Oscar Contreras, uno de los investigadores de El Colef que realizó este estudio, se trata de miedos infundados. “Es una población que no amenaza la seguridad pública de la ciudad de Tijuana, aunque sí tiene implicaciones sociales. Debe de haber un esfuerzo adicional de las fuerzas de seguridad que requiere una reorganización”, dijo en conferencia.