Conflictos bilaterales marcan Cumbre de UNASUR

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Bolivia no perdona a Brasil que haya colaborado en la huida a su territorio, esta semana, de un senador al que le había otorgado asilo acusado de corrupción. Paraguay aún no reanuda sus relaciones diplomáticas con Venezuela, rotas en junio de 2012 tras la destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo mediante un juicio político. También hay cierta tensión entre Argentina y Chile por un conflicto privado entre la aerolínea chilena LAN y el Gobierno de Buenos Aires, en el que ha intervenido la justicia argentina. Y Colombia, ocupada en las conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC que se desarrolla en La Habana y en medio de una huelga agropecuaria de más de 10 días, no se ha pronunciado sobre el supuesto plan magnicida que, según Caracas, se tramada en tierras colombianas contra el presidente venezolano Nicolás Maduro. En ese contexto de conflictos por resolver se desarrollará este viernes la VII Cumbre Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se arranca este viernes en Paramaribo, capital de Surinam, y donde el país anfitrión asumirá la presidencia pro tempore del grupo.

La agenda del encuentro seguía siendo desconocida hasta este jueves por la tarde, cuando los cancilleres de los doce países miembros del bloque -Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela-sostuvieron una reunión previa para afinar detalles. La cancillería de Surinam solo adelantó que se preveía la creación de grupos de trabajo que atiendan problemas concretos, como la protección población joven, y que durante la jornada, los jefes de Estado rendirán honores al fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, también propuso este martes que se discutiera de “urgencia” la creación de un centro de arbitraje donde los países miembros puedan “defenderse de los abusos” de las corporaciones trasnacionales. No se descarta que otros temas internacionales, como el conflicto en Siria, el proceso de paz en Colombia y el reclamo de soberanía de Argentina sobre las Malvinas, ocupen parte de las discusiones. Y Venezuela, por su parte, anunció que plantearía una “reforma integral” de los estatutos del bloque, para dar mayor marguen de maniobra a la secretaría general de Unasur y a los jefes de Estado y evitar la burocracia.

La Unión de Naciones Suramericanas nació en 2007 como heredera de la Comunidad Suramericana de Naciones y como organismo supranacional para la integración política, económica, social y cultural de sus socios. Pero desde entonces, sus países miembros han convivido en medio de conflictos bilaterales y crisis internas que han exigido la mediación del grupo. En septiembre de 2008, se reunió de emergencia para tratar la crisis interna que atravesaba Bolivia. En julio de 2009, hubo otra cumbre en Quito para tratar las fricciones entre Colombia y Venezuela. En junio de 2012, sus delegados viajaron de emergencia a Paraguay para mediar, sin éxito, en el juicio político que acabó con la destitución del presidente Fernando Lugo. Y este año, han convocado otras dos reuniones de emergencia: el 18 de abril, para evaluar la crisis política posterior a las elecciones presidenciales de Venezuela, en las que Nicolás Maduro fue proclamado ganador; y el 4 de julio, para tratar el incidente en el cual varios países de Europa impidieron el aterrizaje en sus aeropuertos del avión que transportaba al presidente Evo Morales, por sospechar que en él viajaba el ex agente de la CIA y filtrador Eduard Snowden.

Pero Rafael Correa no se refiere a este tipo de conflictos al proponer que la Unasur asuma la tarea “urgente” de constituir un centro de arbitraje. Lo que pide el presidente ecuatoriano es la creación de una instancia supranacional para la resolución de controversias entre los Estados miembros y las empresas multinacionales, donde primeros puedan defenderse de los “abusos” de los segundos. “Ojalá entendamos que una forma de someternos al capital son esos centros de arbitraje donde todo está en función de las trasnacionales y ahí esquilman a los Estados”, dijo Correa este martes. Justificó su propuesta a través de un caso reciente: la demanda que ha entablado la petrolera Chevron contra Ecuador, luego de negarse a pagar la multa de 19.000 millones de dólares impuesta en su contra por los tribunales ecuatorianos, que hallaron a la empresa culpable de causar daños ambientales en la Amazonía. “Ya no se necesitan botas, bombardeos, tanques para someter a los países, se necesitan todas estas sinvergüencerías (sic), como esos centros de arbitraje y los dólares, para imponer el imperio del capital”, agregó el mandatario.

La cumbre de Paramaribo será la primera en la que participará Paraguay desde que el bloque resolvió suspender su membresía, como medida de protesta por el juicio sumario y veloz mediante el cual el Senado paraguayo decidió la destitución del presidente Fernando Lugo en junio de 2012. El presidente Nicolás Maduro era canciller de Venezuela en aquella época y jugó parte activa en la imposición de sanciones contra el nuevo Gobierno de Asunción, que como contrapartida le acusó de inmiscuirse en sus asuntos internos y lo declaró persona non grata. Por eso, Maduro no fue incluido en la lista de invitados a la toma de posesión del nuevo presidente paraguayo Horacio Cartes, que se celebró el 15 de agosto. El presidente venezolano envió un mensaje a su homólogo paraguayo, invitándolo a “pasar la página” del impasse; pero el presidente Cartes ha respondido con frialdad al gesto de reconciliación y mantiene su protesta por la incorporación de Venezuela a un segundo bloque de integración, el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Los grandes ausentes de esta cumbre serán el presidente colombiano Juan Manuel Santos, el presidente chileno Sebastián Piñera y el presidente uruguayo José Mujica. A los presentes y a los ausentes, la presidencia pro tempore de Surinam les ha prometido trabajar por “la unidad y el entendimiento mutuo”.

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