Cristina Fernández prepara el jaque mate final
La desesperación de Cristina Kirchner por controlar la justicia alcanzó niveles inesperados cuando ordenó partir el bloque del Senado para intentar quedarse también con el cargo de la primera minoría del Concejo de la Magistratura. A esta jugada se sumó el proyecto de debatir en la Cámara Alta la ampliación de la Corte Suprema. Estas maniobras turbias que atentan contra las instituciones democráticas sumada a la profundidad de la crisis interna del Gobierno llegan hasta un punto que convoca a hacer el ejercicio de imaginar cuáles serán sus próximos pasos y cómo se conformaría el escenario político argentino si Alberto Fernández presenta su renuncia.
El sistema institucional en el país establece que asuma el vicepresidente. Pero en casi 40 años de democracia, nunca se dio un caso como el actual, donde el presidente de la República le deba el cargo a la vicepresidenta. Ella inventó un candidato y lo hizo presidente. La situación es inédita y con las maniobras realizadas en el Senado está más claro que nunca que las verdaderas razones por las cuales la vicepresidenta está enfurecida con el presidente tienen que ver con el fracaso de todas y cada una de las iniciativas legales con las que el Gobierno quiso cambiar las reglas del juego de la Justicia para que la causas en contra de Cristina fueran declaradas nulas.
La Kirchner sabe perfectamente que se le está acabando el tiempo para que ello ocurra y, en ese escenario, no es descabellado pensar que considere que siendo ella presidenta, difícilmente la Justicia avanzaría con la misma celeridad. Este escenario sin duda la beneficiaría y pareciera que todas sus acciones desestabilizadoras -y las de sus alfiles- indican que es ese el camino que busca tomar.