Crónica: Los sobrevivientes

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“Cayó el techo, estamos atrapados somos cuatro”. Un celular o el milagro de la Virgen de Guadalupe

 

 

En los días posteriores al terremoto en la ciudad de México centenares de personas aguardaban en tiendas montadas al aire libre por noticias de sus seres queridos atrapados en los escombros; en los restos de la estructura de cemento y hormigón  que  quedó como testigo de la tragedia. En medio de tanta incertidumbre y anuncios de que podrían sobrevenir nuevas replicas, la situación se hacía a cada paso aun más angustiante.

El sábado por la noche  en CNN en Español el periodista Fernando Del Rincón, apareció en medio de esta tragedia anunciando sus dolorosas repercusiones; el doloroso sentimiento de cientos de víctimas sepultadas debajo de los edificios que no resistieron el temblor de la tierra; Del Rincón, periodista de origen mexicano estuvo un par de veces durante la cobertura al borde del llanto, mas cuando presentó en la pantalla la historia de dos sobrevivientes del terremoto, el periodismo se fundió con la reconciliación que a veces nos separar de los enemigos de quienes se recibe lascivias por no gustar de la forma como se anuncian determinadas noticias.

Diana Pacheco, mexicana, casada y madre de  dos niños de corta edad quedó sepultada en una habitación de un cuarto piso junto a cuatro personas; dos empleados de la oficina de contadores donde trabajaba en el centro del Distrito Federal y un cerrajero que esa mañana había acudido por casualidad al lugar, convocado por Diana para cambiar una de las cerraduras averiadas de la oficina.

Del Rincón se acerca a la tragedia en uno de los hospitales de la capital mexicana que alberga a varios heridos en salas de emergencia. Traslada el micrófono a  Manuel  Osqueda, el cerrajero yace en una cama de asistencia del hospital con golpes en todo el cuerpo. El trabajador cuenta que cuando iba a iniciar su labor sintió un violento sacudón que lo arrojó al piso. Después de caer en cuenta que se trataba de un movimiento inusual de la tierra el grupo compuesto por él y los otros tres empleados de las oficinas de contadores se precipitaron por instinto natural buscando la puerta de salida a las escaleras de emergencia para ganar un lugar seguro. Infelizmente no consiguieron el objetivo. Un segundo impacto cerró literalmente todos las posibilidades de salida. El techo se vino abajo y sepulto a las cuatro  personas. Osqueda  da una y otra vez gracias a la Virgencita de Guadalupe y Diana trata de recordar los momentos posteriores relatando al periodista la angustiante  experiencia.

“Estábamos atrapados, tendidos en el suelo con escaso espacio para hacer algún movimiento, ninguno de los cuatro quería moverse porque al menor movimiento podríamos provocar mayor daño en la estructura”.

“Debían ser  como las 11 de la mañana y a medida que transcurrían las horas se hacía más difícil  la posibilidad de nuestro rescate. Escuchábamos voces que llegaban desde algún lugar afuera pero no nos escuchaban; gritábamos con toda nuestra fuerza pero era imposible”, dice el cerrajero Osqueda que no deja de dar gracias a la Virgencita de Guadalupe.

Lo primero que piensas en ese momento es en los seres queridos: yo -comenta Osqueda- en ningún momento durante las 14 horas que estuvimos atrapados en medio del cemento y una nube de polvo que cubría nuestros cuerpos, pensé que moriría en el lugar; jamás durante esas horas que parecían una eternidad pasó por mi cabeza que perdería la vida. Me aferraba a la vida aunque fuera por instantes cortos, en estos momentos la vida es como un nuevo aliento, olvidas todo, pides, ruegas a Dios una oportunidad  más para vivir”.

En una sala contigua a la de Osqueda, Diana cuenta su propia historia. “El momento que fuimos sacudidos por el primer impacto, lo primero que hice fue agarrar mi celular; no lo solté en ningún momento. No había conexión, pero incluso así escribí mensajes y hasta publiqué en Facebook, por si en algún momento salía la señal y supieran que estábamos ahí”, relata esta sobreviviente del terremoto que sacudió México el pasado 19 de septiembre y que hasta el momento del cierre ha dejado 300 muertos y miles de heridos. Ella está convencida que los mensajes que transcribió al whatsapp de su esposo durante su cautiverio la salvaron.

Diana vuelve a lo mismo aun sacudida por el impacto. Sus palabras suenan seguras como si hubiera conseguido un broche de oro. No se desprende del celular. Le repite al periodista de la CNN que no había señal, que no sabe el momento que los textos pudieron haber llegado a destino con el que ella y Osqueda soñaban. “No sé en qué momento salió el mensaje creo a las 5 de la mañana nos estaban buscando pero no nos encontraban, mi esposo hasta pidió el plano del edificio a los rescatistas para que supieran donde buscarnos”. Los mensajes del celular de Diana se sucedieron desde la 1 pm hasta 3:30 am, cuando finalmente  fueron rescatados con vida.

Diana no se separa de su celular lo mira con gran cariño una y otra vez.

Manuel  toma una estampilla de la Virgen de Guadalupe entre sus manos y la besa  una y otra vez.