Cuenta regresiva para la cumbre sobre el clima
La semana pasada se realizó en Bonn una sesión de negociaciones para avanzar en el texto del acuerdo internacional para lidiar con la crisis climática que se espera concluir en diciembre en la COP 21 de París. Pero hubo tantas diferencias en tantos temas que sería necesario un esfuerzo heroico para lograrlo.
A un mes de la 21ª Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático hay muchas expectativas sobre el nuevo acuerdo internacional para lidiar con la crisis climática, que continúa agravándose.
La semana pasada se realizó en Bonn una sesión preparatoria para avanzar en el texto del acuerdo que se espera concluir en París entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. Pero hubo tantas diferencias en tantos temas que sería necesario un esfuerzo heroico para lograrlo.
Los países desarrollados y en desarrollo siguen divididos en temas clave como mitigación, adaptación, financiamiento y transferencia de tecnología. Y más importante aún, en torno a sus respectivas responsabilidades y obligaciones en el nuevo acuerdo.
De conformidad con la Convención de las Naciones Unidas, establecida en 1992, los países desarrollados deben asumir más obligaciones, en especial reducir los gases de efecto invernadero y brindar financiamiento y tecnología a los países en desarrollo.
Las disposiciones de la Convención se construyeron sobre este principio de equidad, que incluye la noción de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Todos los países deben adoptar medidas, pero los más ricos tienen que hacer más.
En los últimos años, los países desarrollados, liderados por Estados Unidos, han pretendido que todos los países asuman los mismos tipos de compromisos de mitigación y que sus obligaciones en materia de prestación de fondos o transferencia de tecnología sean menos estrictas.
La semana pasada en Bonn, los países desarrollados propusieron que el nuevo acuerdo de París incorpore esas ideas y los países en desarrollo alegaron que contradicen los principios fundamentales de la Convención de las Naciones Unidas.
El borrador del acuerdo presentado por los copresidentes “parece tratar de reescribir, reinterpretar y sustituir a la Convención”, comentó el embajador sudafricano Nozipho Mxakato-Diseko, en nombre del G-77 y China.
¿Cómo zanjar estas diferencias aparentemente irreconciliables en menos de dos semanas de trabajo en París, cuando no han sido capaces de hacerlo en todos estos años?
Esto revela lo importante pero difícil que resulta conseguir un acuerdo lo suficientemente ambicioso, para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los dos grados centígrados, y justo, para que los países en desarrollo no sientan que se los está forzando a hacer más de lo que les corresponde.
En realidad, parece que será necesario un milagro para lograr un acuerdo de este tipo.
Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.