Una política de “tolerancia cero”. Niños en jaulas separados de sus padres. Migrantes enjuiciados por el delito de entrar ilegalmente al país por primera vez.
Esa ha sido la realidad de los últimos meses en la frontera de México con Estados Unidos, con la salvedad de que el presidente Donald Trump puso fin hace poco a la cuestionada práctica de separar a las familias de inmigrantes.
Trump, que hizo de la dureza contra la inmigración ilegal una bandera de su campaña, ha seguido durante su presidencia con su duro discurso ante la llegada de personas.
¿Qué efectos han tenido sus políticas en la inmigración irregular a Estados Unidos?
A 16 meses de asumir el poder, Trump sigue insistiendo en la necesidad de construir un muro en la frontera con México y la “retirada rápida” de quienes entraron al país sin permiso.
Asegura que ambas cosas servirán para proteger la seguridad y la prosperidad de los estadounidenses.
¿Qué ha pasado en la frontera?
Los cambios en la política migratoria bajo Trump incluyen:
- acelerar el proceso para determinar la idoneidad de quienes solicitan asilo o refugio
- la expulsión inmediata de quienes no cumplen los criterios
- tratar como un delito el cruzar ilegalmente la frontera por primera vez, algo que en el pasado era considerado una infracción administrativa
Al pasar a ser un delito el cruce de frontera, los mayores de edad eran procesados por la vía penal y, si iban acompañados de sus hijos, estos pasaban a custodia de la administración.
Entre el 5 de mayo y 9 de junio de este año,2.342 menores fueron separados de sus padres y alojados en centros gubernamentales, según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
El 20 de junio, Trump dio la orden de dejar de separar a las familias de inmigrantes. Ese mismo día, fuentes oficiales dijeron que aquellos niños que ya habían sido apartados no se reunirían de inmediato con sus padres, pero que la situación estaba mejorando.
La orden ejecutiva del mandatario estadounidense permite las detenciones a largo plazo de inmigrantes menores de edad (aunque con sus padres), lo que viola la norma que limita el tiempo de detención de un niño a los 20 días.
Durante el primer año de gobierno de Trump, en 2017, los arrestos de migrantes que cruzaban la frontera cayeron a 303.916 en comparación a los 408.870 del último año de Obama.
Si bien no se puede saber con exactitud cuántas personas cruzan la frontera ilegalmente, los arrestos se usan como una medida para tener una aproximación.
También hubo 3.027 detenciones de este tipo en la frontera con Canadá y 3.588 en las costas de EE.UU.
Estas cifras incluyen a los solicitantes de asilo (quienes piden el estatus de refugiado en un punto de entrada o ya en el interior de territorio estadounidense). El informe más reciente, el de 2016, da cuenta de un total de 115.399 personas que lo solicitaron y 2.455 a las que se les concedió.
Sin embargo, desde febrero de 2018, el número de migrantes cruzando la frontera de forma ilegal ha subido. El mes pasado las cifras se duplicaron en comparación a las registradas en mayo de 2017.
Un informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) atribuye estos cambios a las políticas del presidente para mejorar la seguridad en la frontera.
Los migrantes que cruzan la frontera de forma irregular son los que protagonizan portadas.
Pero, en realidad, el número más grande de personas que se establecen cada año en Estados Unidos sin tener papeles procede de las personas que se quedaron en el país después de que sus visados expiraran.
Según los informes más recientes del Departamento de Seguridad Nacional y del Centro de Estudios de Migración, estos últimos superan desde 2007 a las entradas irregulares de migrantes.
Los canadienses conforman la mayoría de estos migrantes ilegales que ingresaron de forma legal.
En 2016, 739.478 personas no se fueron del país después de que su visado caducara frente a los 563.204 migrantes que cruzaron la frontera sin permiso.
Deportaciones
Se estima que hay 11 millones de personas indocumentadas en EE.UU.
En el interior del país (excluyendo a las detenciones fronterizas), los arrestos de inmigrantes irregulares crecieron un 42% un año después de que Trump asumiera al poder, según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
Esto incluye un aumento en el número de detenidos que carecían de condenas criminales. Estos son procesados entonces por el sistema judicial de inmigración.
Así como las detenciones, se incrementó la cifra de deportados desde el interior del país, que no incluye los arrestos ni devoluciones en la frontera.
Durante el primer año de Trump, entre 2016 y 2017, 81.603 personas que vivían en EE.UU. sin papeles fueron deportadas frente a las 65.332 el año anterior.
“Construye ese muro”
La frontera entre México y EE.UU. se extiende 3.145 kilómetros y en 1.052 ya existen varios tipos de rejas que atraviesan California, Arizona, Nuevo México y Texas.
Del resto, casi toda la frontera en Texas está marcada por los 1.995 kilómetros del Río Grande.
La CBP alegó preocupaciones de seguridad para no publicar la ubicación de los muros que ya existen y solo se limitó a confirmar que hay dos proyectos de reemplazo en construcción.
Durante su campaña, Trump prometió construir un muro a lo largo de toda la frontera y, ya como presidente, invitó a la prensa a ver varios prototipos de una altura de nueve metros.
En enero, le pidió al Congreso que destinara US$18.000 millones para costear durante la próxima década una fase inicial de la infraestructura, pero la propuesta no fue aprobada.
Se calcula que un muro que marque todo el límite con México costaría entre US$12.000 millones y US$40.000 millones.
El 23 de marzo, Trump firmó un proyecto de ley que incluía US$1.600 millones para realizar proyectos fronterizos, pero el texto prohíbe su uso para un muro.
Esos fondos se destinarán a la mejora y sustitución de las rejas ya existentes.