Los medios han perdido el monopolio del acceso a la información y, por tanto, también de la construcción de la realidad.
Después de las elecciones en Estados Unidos, muchos medios de comunicación se apuntaron a sí mismos como los grandes perdedores de la velada electoral por haber subestimado el poder de movilización electoral de Donald Trump por segunda vez. Varios expertos en comunicación política aseguran que el sincronismo de los medios de gran difusión con el movimiento demócrata y la desconexión e infantilización con la otra mitad del país están entre las principales causas de su “error de lectura”.
¿Quién ha sido el gran perdedor de las elecciones en Estados Unidos? Para muchos expertos en comunicación política, lejos de la candidata demócrata Kamala Harris, los grandes perdedores de estos comicios fueron otros: los medios de comunicación.
“El mayor perdedor de 2024 es el complejo industrial de los medios corporativos (…) El problema es que, para ellos, la dolorosa derrota de Harris es algo personal”, rezaba uno de los titulares del medio ‘The Federalist’, de tendencia de derecha, el 7 de noviembre.
“Donald Trump ganó. Pero los grandes perdedores fueron los grandes medios de comunicación”, sostuvo en otro titular ese mismo día la revista progresista ‘Newsweek’, incluyéndose a sí misma en el listado de los “perdedores”.
Este 2024, Trump aumentó su número de votantes en casi todos los grupos demográficos y regiones.
Los datos muestran que en estas elecciones han votado al líder republicano desde los votantes hispanos de Nueva York hasta los trabajadores tecnológicos de San Francisco, un amplio espectro.
Y este fenómeno o viraje de la sociedad estadounidense hacia la derecha más proteccionista y anti-establishment–o anti clase dominante– no se vio reflejado en los medios masivos.
“En mi experiencia, los periodistas y medios tradicionales se pierden mucho porque pasan más tiempo mirándose entre ellos que al electorado”, sostiene Richard Stengel, exeditor de la revista ‘TIME’ y ex subsecretario de Estado para Diplomacia Pública y Asuntos Públicos durante la Administración de Barack Obama, en una columna en ‘TIME’.
Muchos medios se equivocaron en su lectura de la realidad sociopolítica estadounidense que hicieron en 2016 con Trump –infravalorando su alcance–. Y ahora, en 2024, les ha sucedido lo mismo.
¿Cómo se explica esta desconexión entre los medios tradicionales y la realidad estadounidense?
Trump y los medios de comunicación
“Voy a uno de estos programas y los ratings se duplican, triplican (…) Y eso te da poder”, dijo Donald Trump en marzo de 2016, antes de convertirse por primera vez en presidente de Estados Unidos.
Antes de ascender al poder, Trump ya empezó a trazar una de las líneas que ha definido su mandato y sus tres campañas presidenciales: la guerra contra los medios de comunicación tradicionales y la búsqueda de canales de difusión alternativos para sus mensajes.
Con el republicano y representante del movimiento MAGA –Make America Great Again–, los medios de comunicación, importante e influyente actor de la opinión pública en EE. UU., se han topado con un dique de contención.
“El pleito de Trump con los medios de comunicación no es nuevo, viene de atrás. En la elección de 2016, la mayoría de los medios de comunicación masivos o tradicionales fijó una clara oposición a favor de Hilary Clinton, se posicionaron claramente con ella”, sostiene Carmen Beatriz Fernández, consultora política DataStrategia y doctora y docente en comunicación pública.
“Los grandes medios, especialmente los de la costa este y oeste, siempre han tenido una visión más liberal –que no necesariamente de izquierda– y siempre se han posicionado contra el ala dura del Partido Republicano”, apunta Juan Federico Pino, doctor en Ciencias Políticas y experto en comunicación política y procesos electorales.
Los ataques cruzados entre periodistas, medios de comunicación y el futuro presidente estadounidense han seguido en activo desde hace ocho años.
Y, mientras, los medios de comunicación han luchado por sobrevivir en una realidad en constante cambio –canales de difusión o presentación de los contenidos, entre otros– en una crisis que se ha sumado a la presencia de otros desafíos, como la cobertura de una figura inusual como la de Donald Trump y sus votantes.
“Las estructuras tradicionales de los medios y sus criterios de objetividad son muy distintas de las de los medios sociales. La verificación de datos, por ejemplo, puede estar en manos de un medio tradicional determinado o de la ciudadanía. El electorado de Trump prefiere la segunda opción”, explica Diego Mazorra, investigador del Center for Communication and Democracy de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Los mismos medios, como la revista ‘Newsweek’, aseguran que están ante un “colapso” en su modelo de negocios que se ha traducido en una pérdida de influencia.
Si bien desde 2016 el enfrentamiento entre Trump y los medios de comunicación fue evidente, la situación empeoró en enero del 2021. Tras el como asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, cuando una horda de seguidores de Trump intentó impedir que Joe Biden juramentara el cargo de presidente, gran parte del espectro político y la opinión pública coincidieron en repudiar a Trump por su “afrenta” contra la democracia estadounidense.
“Tal vez la falta de conciencia sobre la gravedad de lo ocurrido por parte del público sea parte del problema. Tal vez este momento requiera que la prensa haga aún más por arrojar luz sobre los horribles acontecimientos que ocurrieron en el corazón mismo de la democracia estadounidense hace tres años”, sostuvo el periodista Oliver Darcy, de la ‘CNN’, en una columna de opinión.
Pero, a pesar de la resistencia de los medios masivos, los canales de difusión cada vez más accesibles hicieron que siempre hubiera una plataforma dispuesta a acoger los mensajes y discursos de Trump.
“Los medios han perdido el monopolio del acceso a la información y, por tanto, también de la construcción de la realidad”, apunta Pino.
Además, el electorado estadounidense ha demostrado que ni el asalto al Capitolio ni las múltiples causas –y condenas– judiciales y penales contra el republicano suponen un impedimento para votar Trump y respaldarlo como presidente.
¿Desconectados de la realidad?
“Pensábamos que eran idiotas (…) Pero resulta que los idiotas éramos nosotros”, dijo Van Jones, periodista de la cadena ‘CNN’, sobre las burlas del gremio periodístico contra Trump por grabar podcasts con personalidades polémicas como Joe Rogan, cómico e influenciador estadounidense.
Y también sobre las críticas veladas contra los votantes o electorado de Trump.
“Los medios tradicionales siempre han tendido a infantilizar al electorado de Trump y a no reconocer sus preocupaciones. Y eso ha llevado a la deslegitimación de todos estos medios y, por tanto, a la pérdida de la confianza en ellos y de su influencia”, defiende Pino.
Una observación respaldada por estudios y encuestas. Según la encuestadora Gallup, solo el 31% de los estadounidenses tiene confianza en que la prensa esté informando las noticias de manera “completa, precisa e imparcial”.
Y, según el Pew Research Center, los votantes republicanos confían menos en los medios de comunicación nacionales y locales que los demócratas.
Es decir, la mayoría de los votantes republicanos no consumen información a través de medios tradicionales, si no que lo hacen a través de redes sociales. Y, según los expertos, los medios los han sacado del foco.
“Los medios masivos siguieron la misma estrategia que la campaña demócrata: pasaron de una crítica contra el electorado a centrarse por completo en las acciones de Trump. Es decir, la campaña republicana puso a Trump en el centro, la demócrata se centró en criticar a Trump y los medios de comunicación también. Es decir, todo el mundo estaba hablando de Trump. Pero…¿y los votantes?”, reflexiona Mazorra.
“Creo que tenemos que reconocer que Donald Trump conoce nuestro país mejor que nosotros”, sostuvo al respecto Claire McCaskill en el programa Morning Joe, de la cadena ‘MSNBC’.
Unas dinámicas que arrojan otra pregunta: ¿hay realmente un error de lectura por parte de los medios o estamos ante un re-posicionamiento político e ideológico?
“La verdad es que no estamos ante un error de lectura por parte de los medios, estamos más bien ante una convicción. Ellos saben que su línea editorial puede influir en la decisión de los votantes –o no–. En estas elecciones no lo consiguieron”, sostiene Fernández.
“Sus valores como medios de comunicación no coincidieron con los valores de la sociedad estadounidense (…) Más que ante un error de lectura, estamos ante una visión sesgada de la realidad que intenta favorecer sus intereses”, explica Pino, por su parte.
Pero, más allá del fracaso en su lectura o autocrítica, los medios de comunicación temen que el nuevo mandato de Trump implique un nuevo periodo de hostilidad en su contra.
Una batalla que se traduciría en un prejuicio contra la misma ciudadanía estadounidense.
“La ciudadanía estadounidense es la que pierde con todo esto porque, por ejemplo, la información difundida por redes sociales no está necesariamente contrastada ni verificada, no está profesionalizada. El mensaje político que se está difundiendo por redes sociales es de desconfianza con los medios, pero también con la democracia”, defiende Mazorra.
Las nuevas dinámicas entre la prensa masiva y el presidente electo solo se podrán verificar una vez este juramente el cargo a principios de enero, pero si se toma como referencia su primera Administración y el tono de su última campaña, solo se ven caminos de hostilidad.