Dilma Rousseff le hace un guiño a los EEUU

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Brasilia, EFE – La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dio ayer un giro a su política exterior al sustituir al canciller Luiz Alberto Figueiredo por el actual embajador en EE.UU., Mauro Vieira, en un claro guiño dirigido a recomponer la relación con Washington.

Rousseff, reelegida en octubre pasado para un nuevo cuatrienio, asumirá mañana su segundo mandato en una ceremonia a la que, entre otras autoridades extranjeras, asistirá el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, quien representará al mandatario Barack Obama.

La relación entre Brasil y EE.UU. mantiene una baja intensidad desde mediados de 2013, cuando el exanalista de la CIA Edward Snowden denunció que, entre muchas personalidades espiadas por las agencias estadounidenses, estaban Rousseff, varios de sus ministros y hasta estatales brasileñas, como la petrolera Petrobras.

Tras esas denuncias, Rousseff suspendió una visita de Estado a Washington que tenía planificada para octubre de 2013 y la relación con la Casa Blanca se enfrío hasta hace dos meses, cuando la mandataria fue reelegida y conversó telefónicamente con Obama.

Decidimos que adoptaremos todas las medidas necesarias para continuar con nuestras relaciones estratégicas, incluyendo visitas de Estado recíprocas en este segundo mandato”, dijo Rousseff sobre esa conversación.

“Es obvio que tendremos un acuerdo” sobre el espionaje para “aclarar la situación”, enfatizó entonces Rousseff, quien subrayó que, por encima de eso, Brasil desea profundizar su relación con Estados Unidos, que en los últimos años ha sido relegado por China al segundo lugar entre los mayores socios comerciales del país.

El canciller Figueiredo, reconocido experto en asuntos de medio ambiente pero ajeno a asuntos comerciales, asumió el cargo en agosto de 2013, cuando sustituyó a las prisas al anterior titular, Antonio Patriota, que dimitió en medio de un conflicto diplomático con Bolivia.

Vieira, diplomático de carrera, ha ocupado diversos puestos en las representaciones de Brasil en México y Francia y fue jefe de la misión brasileña ante la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), con lo que acumula un profundo conocimiento de la región.

Tiene amplia experiencia en comercio exterior y ha sido, además, embajador en Argentina, que junto con Estados Unidos es uno de los dos destinos más importantes en la cancillería brasileña.

Asumió la embajada en Estados Unidos a inicios de 2010, poco más de un año después del inicio del segundo mandato de Obama, lo que le ha servido para construir puentes personales directos tanto con el Departamento de Estado como con la Casa Blanca.

Su nombramiento, que ya se conjeturaba en los últimos días, fue interpretado por analistas políticos como una clara señal de que Rousseff realmente desea darle otra dimensión a la relación con Estados Unidos y dotarla de un mayor contenido comercial.

Los técnicos del Gobierno sostienen que, de esa manera, se le podría dar un empujón a la maltrecha economía nacional a través de un mayor intercambio con la mayor potencia del planeta, que a su vez está también en vías de recuperación.

Según proyecciones divulgadas este mes por el Banco Central, la balanza comercial de Brasil cerrará este año con un déficit cercano a los 2.500 millones de dólares, que supondría el primer resultado negativo anual desde 2000.

En ese marco, el papel que tendrán las relaciones con Estados Unidos en el segundo mandato de Rousseff ya había sido adelantado esta semana por el empresario Armando Monteiro, quien mañana asumirá como nuevo ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.

“Precisamos cambiar y debemos hacer nuevas apuestas” en el plano comercial y “revalorizar la relación con Estados Unidos”, declaró Monteiro en una entrevista con el diario económico Valor.

Monteiro, senador por el Partido Laborista Brasileño (PTB, por su sigla en portugués), también fue presidente de la Confederación Nacional de la Industria, patronal muy crítica con la aguda pérdida de competitividad sufrida por Brasil en el comercio exterior.

Respecto a Estados Unidos, Monteiro sostiene que el escándalo de espionaje ha sido “superado” y, en la entrevista con Valor, aseguró que el momento es “propicio” para una “aproximación” a la primera economía mundial.

Entre otros datos, citó que las exportaciones de maquinarias de Brasil hacia el mercado estadounidense aumentaron este año un 23 % y aseguró que las relaciones con EE.UU. deberán tener “un estatus muy importante” durante la nueva gestión de Rousseff.

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