Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encontró por última vez en persona con su par de Brasil, Jair Bolsonaro, es probable que ambos ignoraran que sus países serían los más castigados por el coronavirus menos de cuatro meses después.
Pero las señales de alarma se intensificaron para ellos apenas Bolsonaro regresó a Brasil tras su visita a Mar-a-Lago, el club privado de Trump en Florida, a comienzos de marzo y miembros de su propia delegación dieron positivo en test de covid-19.
Hoy EE.UU. es el país del mundo con más casos confirmados de infecciones por el nuevo virus, 2,7 millones, y de muertes a causa del mismo, casi 129.000 hasta el jueves, según el cálculo de la Universidad Johns Hopkins.
Brasil le sigue en segundo lugar con casi 1,5 millones de casos confirmados y más de 61.500 muertos por covid-19 hasta el jueves, de acuerdo a la misma fuente.
Esto contribuyó a convertir al continente americano en el epicentro de la pandemia global de coronavirus que se inició en China y luego golpeó a Europa.
Claro que existen diferencias importantes entre los dos países más poblados de América.
EE.UU. es la nación más rica y poderosa del planeta, pero carece de un sistema de salud pública que cubra su vasto territorio como sí tiene Brasil, un gigante en vías de desarrollo.
Sin embargo, también hay llamativas semejanzas en la situación de ambos países. A continuación, tres de ellas:
1. Virus fuera de control
Tanto EE.UU. como Brasil siguen sin poder controlar el avance incesante del covid-19.
Los dos países registraron entre junio y comienzos de julio récords diarios de nuevos casos de coronavirus en sus territorios, por encima de 50.000 en ambos casos.
El doctor Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas de EE.UU., dijo observar “picos muy inquietantes” de casos en diferentes estados del país que buscan volver a la normalidad tras las restricciones adoptadas para prevenir el contagio del virus.
“Eso no es una buena noticia. Tenemos que poner eso bajo control o corremos el riesgo de un brote aún mayor en Estados Unidos”, sostuvo Fauci en declaraciones a la BBC.
El Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) en la Universidad de Washington proyecta que EE.UU. llegará a 175.168 muertes por covid-19 el 1º de octubre si se mantiene el escenario actual.
Y prevé que Brasil alcanzará en esa fecha un número similar de muertes por coronavirus, 166.362, en caso de que las cosas sigan como hasta ahora.
“Exactamente los patrones que vemos en Brasil los vemos en EE.UU.”, sostuvo Ali Mokdad, un profesor del IHME, y explicó que la diferencia de estaciones hizo que el virus se propagara primero en el país norteamericano.
“Lo que vemos en Brasil en este momento es lo que vimos en febrero, marzo y abril (en EE.UU.). No ha alcanzado su pico, mientras que en EE.UU. llegamos al pico y se suponía que comenzaríamos a bajar, pero no lo hicimos”, le dijo Mokdad a BBC Mundo.
2. Trump y Bolsonaro
Los presidentes de EE.UU. y Brasil tuvieron actitudes similares frente al coronavirus, ya sea al minimizar la gravedad de la pandemia, cuestionar las medidas de distanciamiento social, promover fármacos para la malaria como potencial tratamiento para el covid-19 sin base científica, o acusar a otros por la crisis sanitaria.
Trump sostuvo en febrero que el virus iba a desaparecer como por “milagro” y Bolsonaro señaló en marzo que el brasileño “no se contagia” de covid-19.
“Puedes llamarlo un germen, puedes llamarlo gripe”, sostuvo Trump sobre el coronavirus, mientras que Bolsonaro lo llamó de “gripecita”.
“No podemos dejar que el remedio sea peor que el problema”, tuiteó Trump el 23 de marzo, al cuestionar el cierre de la economía por el covid-19.
“La dosis del remedio no puede ser excesiva de modo que el efecto colateral sea más dañino que el propio virus”, declaró Bolsonaro ese mismo día.
Trump anunció en mayo que EE.UU. terminaría su relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la forma en que ésta manejó la crisis de covid-19, y Bolsonaro dijo en junio que consideraría hacer lo mismo.
“Bolsonaro ha sido mucho más anticiencia que Trump, de manera consistente. Pero la respuesta de Trump, con idas y vueltas y grandes incoherencias, es similar: le agregan más inestabilidad política a una situación donde ya hay inestabilidad sanitaria y económica“, dijo Miguel Lago, un politólogo profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York y director del Instituto de Estudios para Políticas de Salud (IEPS) en Brasil.
Agregó que esa actitud de ambos presidentes, a menudo a contramano de las medidas que promovían gobernadores estatales y alcaldes, reveló en ambos países “una incapacidad de coordinación del federalismo” para enfrentar la crisis.
A su juicio, esto fue un obstáculo para que Brasil utilizara “en la manera en que debía” su amplio sistema de salud pública que lo distingue de EE.UU.
3. La “politización” del virus
En dos países fuertemente polarizados a favor y en contra de sus presidentes como EE.UU. y Brasil, la pandemia también pasó a ser vista según prismas políticos.
Las encuestas sugieren que, en medio de la crisis, los índices de desaprobación de los mandatarios aumentaron desde abril a junio, superando por varios puntos sus porcentajes de aprobación.
Pero Bolsonaro y Trump mantienen índices de apoyo en el entorno del 30% y 40% respectivamente, basados sobre todo en sectores de derecha, ultraderecha y religiosos que incluso han promovido protestas contra el aislamiento social y en reclamo de la reapertura de la economía.
El presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Francesco Rocca, citó a EE.UU. y Brasil como dos países donde “hasta el virus se ha politizado, y esto es ridículo”.
“América como continente está pagando el mayor precio por este tipo de división o por no seguir el consejo de la comunidad científica”, dijo Rocca a la prensa el miércoles.
En paralelo a la crisis de coronavirus, EE.UU. y Brasil han pasado por otras turbulencias políticas recientes como las protestas contra el racismo y la brutalidad policial en el país del norte, donde Trump fue acusado de aumentar las tensiones, o escándalos en el entorno de Bolsonaro en el del sur.
En momentos de grandes emergencias, los líderes suelen mostrar facetas más moderadas y apelar a la unidad, pero Trump y Bolsonaro han hecho algo diferente, opina Lago.
“Estos líderes extremistas que saben manejar muy bien toda la narrativa en las redes sociales tienen muchísima dificultad para capitalizarse políticamente con momentos de unión nacional”, le dijo el experto a BBC Mundo.
“Trump y Bolsonaro saben ser líderes para posiciones más radicales, pero no saben crecer políticamente en la unión. Y creo que los dos han demostrado eso”, concluyó.