EEUU: infraestructuras digitales para convertir a Europa en un vasallo de extrema derecha

Desinformar para ganar: el cambio de régimen digital. Políticamente, esta situación es cada día más beneficiosa para la extrema derecha.
Las influyentes plataformas estadounidenses han renunciado a sus antiguas políticas de moderación de contenidos. Desde entonces, se ha observado un recrudecimiento de los contenidos violentos y los actos de acoso en servicios como los que ofrece Meta, en particular Facebook e Instagram. Otros, como X —antes Twitter—, no se contentan con dejar que la extrema derecha se exprese: la fomentan activamente mediante un algoritmo que elimina los enlaces a fuentes externas a la red.
De este modo, X favorece las opiniones radicales de su propietario, Elon Musk, que coinciden con las de altos cargos de la administración: J. D. Vance ha condenado en numerosas ocasiones las restricciones europeas sobre lo que se puede o no se puede decir en línea. A través de un canal oficial, el Departamento de Estado de EEUU calificó estas restricciones como «una campaña agresiva contra la civilización occidental».
No se trata de amenazas sin efecto
Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, impuso sanciones económicas a un juez del Tribunal Supremo brasileño, oficialmente, por ordenar a las redes sociales que suspendieran las cuentas de ciudadanos brasileños. En realidad, el juez Moraes es la figura destacada de la investigación iniciada en 2022 que ha llevado a la condena este año del expresidente Jair Bolsonaro.
Pero esto va más allá: Estados Unidos estaría considerando imponer sanciones a los funcionarios de la Unión y de sus Estados miembros cuando estos apliquen la Ley de Servicios Digitales, el conjunto de leyes que obliga a las plataformas que operan en Europa a aplicar las normas europeas en materia de discurso de odio.
Siguiendo esta línea, el presidente Trump amenazó, a pesar del supuesto acuerdo de Turnberry con la Unión, con imponer «aranceles adicionales sustanciales» y restricciones a la exportación de semiconductores. Aunque se refirió vagamente a «los países que aplican impuestos, leyes, normas o reglamentos relacionados con lo digital» sin nombrar a Europa, el objetivo es evidente.
El dispositivo de Trump en línea: proteger y promover la extrema derecha europea
Estos cambios forman parte de una transformación más amplia de las relaciones transatlánticas. Para comprenderla, hay que partir de un nuevo marco interpretativo: la administración de Trump no considera a los países europeos como socios, sino como vasallos. Para intentar doblegar a Europa, utiliza el tipo de herramientas internacionales que hemos descrito en nuestras investigaciones sobre la arsenalización de las dependencias: sanciones, controles de exportación y aranceles.
Contrariamente a lo que se podría pensar, no se trata únicamente de un cambio en las relaciones entre Estados, ni de un plan para garantizar a Washington una mayor parte de los beneficios económicos del comercio mundial.
El verdadero objetivo de este dispositivo es cambiar la forma en que se regula la información en las redes que comparten Estados Unidos y los países de la Unión. Ahora bien, sabemos que estas plataformas sustentan actualmente sus sistemas políticos. En otras palabras: la administración de Trump exige ahora que se remodelen estructuras esenciales para la democracia europea con el fin de eliminar las medidas que limitan la capacidad de expresión de la extrema derecha.
Para hacerse oír, Washington tiene los medios para ejercer una amenaza real: la infraestructura europea del debate político y social está controlada por empresas estadounidenses. La novedad es que sus dirigentes han renunciado a la defensa de la democracia para sumarse a las políticas de la administración de Trump, y en ocasiones incluso a sus valores.
Este giro da a la extrema derecha europea
Los responsables estadounidenses no se esconden, son decididos y francos. Su objetivo es el cambio de régimen: moldear las democracias de Europa y la de otros lugares a su imagen y semejanza. Como era de esperar, los populistas de derecha de todo el mundo están en pie de guerra.
La familia de Jair Bolsonaro, el expresidente de Brasil condenado por la justicia por intento de golpe de Estado, habría presionado a Estados Unidos para que sancionara a los tribunales y al gobierno brasileño.
En otras partes de Europa, los políticos de extrema derecha animan a la administración de Trump a atacar las normas de la Unión Europea en materia de redes sociales. Cuanto más se conviertan las plataformas en un lugar donde se desinhiben los prejuicios y el sectarismo, mayores serán las posibilidades de sus partidos en las elecciones.
La alianza que se está forjando hoy en día es inédita: es el resultado de una coalición entre empresas digitales estadounidenses y partidos políticos extranjeros con el fin de desplegar el enorme poder coercitivo de Estados Unidos contra sus aliados. – Henry Farrell y Abraham Newman