EEUU lanza más bombardeos en el norte de Irak
Los socios de Washington en el gobierno autónomo kurdo pidieron armas públicamente para enfrentar ellos mismos a los islamistas y a sus aliados de las milicias sunnitas. Denuncian una matanza de la minoría yazidí.
Estados Unidos volvió a atacar desde el aire las zonas controladas por el grupo extremista Estado Islámico (EI) en el norte de Irak. Massud Barzani, el presidente de la zona autónoma kurda en esa región, pidió armas para combatir contra la milicia islamista. Jets de combate y aviones no tripulados estadounidenses bombardearon cinco veces para defender a las tropas kurdas cerca de la ciudad de Erbil, informó el comando militar central estadounidense en Tampa, Florida. La contraofensiva que los peshmergas (combatientes) kurdos, con el apoyo de los bombardeos lanzados por Washington iniciaron sobre las posiciones jihadistas en el norte de Irak dieron sus primeros frutos con la toma de dos ciudades estratégicas. Las localidades de Gwer y Majmur, en los límites de la región autónoma del Kurdistán iraquí fueron hostigadas dos días por los cazabombarderos estadounidenses, lo que permitió a la infantería kurda avanzar ayer sobre ellas sin encontrar excesiva resistencia.
La ubicación de ambas localidades es capital para alejar al Estado Islámico del hasta ahora próspero y estable Kurdistán, firme aliado occidental en el avispero iraquí. El objetivo elegido por los cazabombarderos no es azaroso. En la capital kurda Erbil viven diplomáticos y ciudadanos estadounidenses. Horas después del ataque, el sitio de noticias Rudaw confirmó que tropas del gobierno autónomo kurdo en el norte de Irak habían recuperado las dos estratégicas localidades. Según el sitio kurdo, la aviación estadounidense había bombardeado previamente las posiciones de los jihadistas en esas mismas localidades, ubicadas al sur de Erbil, en la ruta hacia la ciudad petrolera de Kirkuk.
En tanto, los socios de Washington en el gobierno autónomo kurdo del norte de Irak pidieron públicamente armas para enfrentar ellos mismos, sin la intermediación del ejército iraquí, a los islamistas y a las milicias sunnitas que se levantaron junto a ellos contra el gobierno del primer ministro saliente, el chiíta Nuri al Maliki. “Pedimos a nuestros amigos que nos apoyen y pongan a nuestra disposición las armas necesarias para vencer a estos grupos terroristas”, aseguró el presidente del gobierno kurdo desde 2005, Massoud Barzani. “Lucharemos nuestra propia guerra”, agregó el dirigente.
Mientras tanto, el canciller francés, Laurent Fabius, visitó ayer las ciudades iraquíes de Bagdad y Erbil, e hizo un llamado a la dirigencia política de ese país para crear un gobierno de unidad nacional que supere las líneas religiosas, las mismas que fueron aprovechadas y exacerbadas por la ocupación estadounidense. Estaba previsto que el Parlamento iraquí se reuniera ayer para intentar votar un gobierno de unidad nacional que sucediera al gobierno de corte sectario de Al Maliki. Sin embargo, al caer la noche, la sesión no había empezado (ver aparte).
Por otra parte, el Pentágono confirmó que ayer llevó a cabo una cuarta serie de ataques aéreos selectivos con aviones de combate y aparatos no tripulados en el norte de Irak, dirigidos contra las posiciones del EI en las proximidades de Erbil, capital del Kurdistán iraquí. Según los datos aportados por el Mando Central de Estados Unidos (Centcom), estos ataques destruyeron una posición de mortero y varios vehículos armados, uno de los cuales estaba disparando contra las fuerzas kurdas en los accesos a Erbil. Dirigentes militares kurdos aseguraron a la agencia kurda Rudaw que en todos los frentes de la provincia de Nínive los jihadistas se están replegando, mientras que en Kirkuk y en el norte de la provincia de Diyala sus fuerzas están mermando.
Pese a todo, en el frente de Yalaula, en Diyala, los peshmergas se encuentran inmersos en combates en los que habrían muerto 25 milicianos extremistas. La reacción militar kurda, con la cobertura aérea de la aviación iraquí, permitió ayer a unos 20.000 civiles de la minoría yazidí escapar del cerco al que estaban sometidos en el Monte Sinyar, junto a la ciudad del mismo nombre, que concentra a la mayoría de fieles de esta religión esotérica, preislámica, de habla kurda y perseguida ahora por los islamistas. Lograron escapar y refugiarse en Siria, no muy lejos de donde también se libran duros combates en el marco de la guerra civil vecina.
Una fuente del gobierno municipal de Sinyar confirmó que los yazidíes consiguieron llegar a zonas del Kurdistán iraquí y de la cercana Siria, gracias a la ayuda militar kurda. Pese a ello, también aseguró que combatientes islamistas ejecutaron en los últimos días a cientos de yazidíes por rechazar convertirse al Islam, si bien no pudo precisar el número exacto de personas asesinadas. El gobierno de Bagdad denunció la muerte de 500 yazidíes a manos de los jihadistas en los últimos días. Al parecer, mujeres y niños fueron quemados vivos, y algunas mujeres secuestradas como esclavas sexuales. La metodologìa de los jihadistas es incluso pero a la de Al Qaida.
La cifra de nuevos refugiados fue informada por una fuente del gobierno municipal de Sinyar, una localidad en el centro de los combates con los islamistas. Autoridades iraquíes estimaron que más de 600.000 civiles ya tuvieron que dejar sus casas y escapar en el norte del país. Los cristianos, yazidíes, turcomanos y shabak son algunas de las minorías que convivieron durante mucho tiempo con los musulmanes en Irak, y que ahora son perseguidos por los extremistas del Estado Islámico. La mayoría de estos grupos, presentes en el país durante cientos e incluso miles de años, vive en la provincia de Nínive, una zona de historia y cultura milenarias surcada por el río Tigris y situada unos 400 kilómetros al noroeste de Bagdad.