El corazón de Don Pedro I y Bolsonaro

Por Redacción dat0s
0
888
Bolsonaro y emperador de portugal
Foto: Cedoc

El corazón de monarca llegó a Brasil desde Portugal para los festejos del Bicentenario de la independencia. Una maniobra política que puede definir una elección.

Este 7 de septiembre, Brasil, del que nos separa además del idioma la hilarante capacidad de sus expresiones artísticas, celebra su bicentenario con ocurrencias que solo se le podría ocurrir a su deliberativa elite política. El presidente, Jair Bolsonaro quiere ser reelecto en los comicios de octubre y para eso emplea todas las fórmulas permitidas y las que no, también.

Aquí ya dijimos que el Congreso –Lula lo acusa de actuar como bufón de la corte- aprobó el incremento del subsidio Ayuda Brasil por los cuatro meses que faltan del año, de 400 a 600 reales (de 80 a 120 dólares aproximadamente) que distribuye a 85 millones de brasileños. La subida del bono le ha permitido en pocos días disminuir la diferencia que lo separa del candidato del PT de 12 a poco menos de 7 puntos en las encuestas.

También ya dijimos aquí que Bolsonaro es un afiebrado defensor del militarismo retirado a los cuarteles desde 1980, luego de 15 años de dictadura. En su gestión ha organizado paradas militares y ha lucido campante una inusual simpatía por los uniformados. Varios de sus ministros han sido activos militantes del Ejército. Para no ir lejos su candidato a la vicepresidencia es el general retirado Hamilton Mourao, que ha mantenido un discurso de extrema derecha, cargado de expresiones racistas. Ha defendido la tenencia y uso de armas de fuego en defensa propia, disparando la venta de armas de corto y largo alcance. Los fabricantes están felices con él.

También aquí mismo ya dijimos que Bolsonaro ha organizado manifestaciones de sus apoyadores exigiendo el cierre del Congreso y de las instituciones democráticas como el Tribunal Supremo Electoral (TSE) al que acusa de preparar un gran fraude electoral en el sistema de votación digital (El odio es siempre del otro).

El corazón del monarca Pedro I

Lo que no dijimos es que Bolsonaro ha gestionado traer de Portugal el corazón de Don Pedro I que se reveló contra la corona e independizó Brasil. La nostalgia por el monarca es enorme. La historia rodeada de auras mágicas y poses independentistas funciona muy bien en un esquema como el que encabeza Bolsonaro.

Él y esposa recibieron el corazón de Don Pedro I con un espectáculo aéreo impresionante y un cortejo fúnebre no menor. “Dos países conectados por la historia, unidos por el corazón, 200 años de independencia, una eternidad en libertad por delante” dijo el presidente brasileño.

Don Pedro I abdicó de dos tronos por su sensibilidad y buen corazón. Su tolerancia hacia las críticas públicas y su disposición a ceder poder lo separan de sus predecesores absolutistas y de los gobernantes coercitivos, cuyos mandatos vitalicios son, como los de los reyes de antaño, tan parecidos a los jefes de Estado que nos gobiernan hoy.

El historiador Eduardo Macaulay afirma que “los líderes liberales exitosos como Don Pedro I son ocasionalmente homenajeados con un monumento de piedra o bronce, pero sus retratos, de cuatro pisos de altura, no figuran en los edificios públicos; sus imágenes no se pasean en marchas de cientos de miles de manifestantes uniformados; ningún ´ismo´ se adhiere a sus nombres”.

Bolsonaro pareció darse cuenta y aunque en los hechos no se parece a Don Pedro I al menos quiere que su corazón reciba un baño de popularidad. Él está seguro que algo le sobrará de la aventura.  ​