El estrecho de Ormuz, un punto crítico que Irán podría usar como arma de guerra

En el marco de la crisis entre Israel e Irán, un lugar de la geografía de Oriente Medio ha cobrado un gran protagonismo: el estrecho de Ormuz. Con una anchura de 50 kilómetros en el crítico punto entre la península Musandam, en Omán, y la costa de la provincia de Ormuz, en Irán, el estrecho constituye un enclave de particular relevancia para la economía mundial.
Los tres Estados que coexisten en torno al estrecho ⎻Emiratos Árabes Unidos y los mencionados Omán e Irán⎻ tienen acceso directo a él y, en consecuencia, se encuentran en la situación de poder utilizar su presencia geográfica allí como un arma de guerra económica. El dato central para dimensionar su relevancia tiene que ver con la energía: entre el 20% y el 30% del petróleo que se transporta marítimamente en todo el mundo pasa por el estrecho de Ormuz.
Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Irak, Kuwait o Catar utilizan el estrecho de Ormuz para el transporte marítimo de su petróleo. Aunque algunos actores de la región ⎻no todos⎻ podrían buscar alternativas al estrecho para dar salida marítima a sus exportaciones petroleras, la coyuntura internacional que atraviesa la región lo hace todavía más complejo. Al otro lado de la península arábiga, los hutíes de Yemen están empleando una estrategia de presión en el estrecho de Bab al-Mandab como medida de fuerza en apoyo de los palestinos en Gaza.
Indudablemente, el estrecho de Ormuz es una zona geoestratégica de gran importancia. Una cronificación de la crisis entre Israel e Irán, así como una guerra directa con la intervención de Estados Unidos, podría empujar a las autoridades de la República Islámica de Irán a perpetrar un bloqueo marítimo del estrecho. A pesar de que hacerlo tendría sendas consecuencias internacionales y elevaría la presión contra el país, si Teherán percibe que se encuentra acorralado, podría optar por tomar la decisión buscando dar un golpe sobre la mesa.
Irán podría desplegar minas marinas que tornasen las rutas de navegación intransitables, táctica que ya empleó en la década de los años ochenta en el marco de su guerra con Irak. A su vez, podría emplear misiles contra embarcaciones, algo que sería ampliamente sencillo para Irán, puesto que podría realizar los ataques desde su misma costa o desde pequeños barcos. Otros métodos, como las lanchas rápidas armadas, los drones marinos o el secuestro de embarcaciones podrían estar encima de la mesa.
Si Irán bloquea el estrecho de Ormuz, una subida global de los precios del petróleo y del Gas Natural Licuado (GNL) ⎻entre el 10 y el 15% del GNL global pasa por el estrecho⎻ sería prácticamente inevitable y amenazaría con desestabilizar la economía mundial. Estados Unidos e Israel podrían estar dispuestos a asumir este coste si confían ampliamente en su capacidad para derrotar militarmente a la República Islámica en un breve lapso de tiempo.
El estrecho de Ormuz, una cuestión global
En cualquier caso, no solo Irán, Israel y Estados Unidos jugarían un papel en esta hipotética crisis del estrecho de Ormuz. Otros países en la región, sobre todo aquellos que no tienen salida alternativa al Océano Índico ⎻Irak, Kuwait, Baréin, Catar y Emiratos Árabes Unidos⎻, se verían seriamente afectados y podrían buscar presiones diplomáticas contra Teherán.
China, en tanto segunda economía mundial, también tendría algo que decir. A pesar de que su dependencia de Irán es escasa ⎻indudablemente menor a la que Teherán tiene respecto a Pekín⎻, el hecho de que en torno al 40% del petróleo que China importa anualmente pase por el estrecho de Ormuz preocupa al gobierno chino. Específicamente, Pekín compra grandes cantidades de crudo a Arabia Saudí, Irak, Emiratos Árabes Unidos y el propio Irán. De igual forma, compra Gas Natural Licuado a países como Catar.
El cierre del estrecho de Ormuz, especialmente si se prolonga en el tiempo, generaría mayores costes de transporte para la economía china y muy probablemente inflación. A su vez, tensionaría sus cadenas de suministro energético y elevaría la presión sobre las reservas petrolíferas dentro del gigante asiático.
Washington se vería afectado… pero en menor medida. La postura del gobierno de Donald Trump al respecto del fracking dota de mayor autonomía al hegemón norteamericano en lo que a recursos petrolíferos se refiere, no obstante su dependencia del mercado mundial supone que una crisis en torno al estrecho de Ormuz generaría daños también en la economía estadounidense. El antecedente de Yemen empujaría inevitablemente a Estados Unidos a involucrarse en Ormuz bajo la narrativa de la defensa del comercio internacional.