El misterioso escape del Assange boliviano a Brasil

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BBC Mundo

 

El 28 de mayo de 2012 Roger Pinto ingresó a la embajada de Brasil en La Paz. El 23 de agosto de 2013 salió de ella. Casi nadie supo cómo lo hizo.

Tras 455 días dentro de la embajada, el senador de la oposición boliviana, asilado de Brasil por presunta persecución política del gobierno de Evo Morales, logró abandonar misteriosamente la residencia diplomática y llegar el sábado a Brasil.

“Me voy a colocar a disposición de las autoridades brasileñas para ratificar las denuncias que hice en su momento sobre relaciones peligrosas del gobierno de Evo Morales con el narcotráfico y la corrupción”, le dijo Pinto a Globonews, horas después de su llegada a Brasil.

Según el gobierno boliviano, Pinto debe responder por una veintena de denuncias por corrupción en su contra, además de una condena de un año de prisión dictada en junio pasado.

Pero, ¿cómo uno de los opositores más buscados por el gobierno de Morales logró sortear la seguridad boliviana, salir sin salvoconducto y cruzar casi completamente Bolivia de oeste a este recorriendo unos 1.500 kilómetros en auto hasta llegar a territorio brasileño?

En auto a la frontera y en avión a Brasilia

Según declaraciones a la prensa del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasileño, Ricardo Ferraço, quien recibió a Pinto en la capital, el senador salió de la embajada de La Paz en un automóvil oficial escoltado por “fusileros navales”.

El senador viajó 22 horas por tierra hasta Corumbá, en el lado brasileño de la frontera, donde fue recibido el sábado en la tarde por la Policía Federal brasileña.

La noche del sábado el senador boliviano tomó un avión privado con rumbo a Brasilia, el cual habría sido conseguido por el propio Ferraço.

Ferraço, senador del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aseguró que Pinto no es “prófugo” de la justicia, como lo califica el gobierno de La Paz.

“Era perseguido por denunciar al narcotráfico”, apuntó Ferraço, quien calificó la constante negativa del gobierno de Morales de concederle el salvoconducto como una “actitud propia de una dictadura arbitraria”.

¿Conflicto diplomático?

La llegada de Pinto a Brasil tomó por sorpresa a las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores.

“El Ministerio está reuniendo información sobre las circunstancias en ocurrió la salida del senador boliviano de la embajada de Brasil y su entrada en el territorio nacional”, aseguró el ministerio a través de un comunicado.

“Se tomarán las medidas administrativas y disciplinarias que correspondan”, aseguró el comunicado, donde además aclaraban que ya habían llamado a consultas a su encargado de negocios en La Paz, Eduardo Saboia.

Saboia, eso sí, les respondería por los medios.

“Tomé la decisión de realizar esta operación porque no había un riesgo inminente para la vida y la dignidad de senador”, le dijo Saboia al famoso programa de televisión brasileño O Fantástico el mismo domingo.

El gobierno boliviano, a través de su ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, aseguró que Brasil debe explicar cómo se produjo la salida de Pinto ya que no tenía los permisos legales bolivianos para hacerlo y existen cuatro órdenes judiciales que se lo prohibían.

Quintana aseguró que quiere conocer los detalles de la fuga por una vía oficial diplomática, ya que no cree en la versión del uso de un vehículo oficial y el acompañamiento de militares brasileños.

“Un vulgar delincuente”

A pesar del impasse, el gobierno boliviano descartó quebrar relaciones por la huida e intentó bajarle el perfil al tema.

“No hay un quiebre en las relaciones bilaterales”, comentó Quintana en una entrevista con la radioemisora Fides el domingo.

“Con el Brasil tenemos que ser muy prudentes. ¿Qué es Roger Pinto en medio de la dinámica comercial de US$2.000 y US$3.000 millones? ¿Qué es Roger Pinto? Es un suspiro en el aire”, agregó.

Además, el ministro descartó una posible solicitud de extradición, pero consideró que Pinto se fugó como un “vulgar delincuente” y debe ser la Fiscalía boliviana la que pida a la Interpol su captura.

El senador opositor boliviano cuenta con una veintena de denuncias por corrupción en su contra en varias ciudades de Bolivia.

Las denuncias le han valido una condena a un año de prisión, dictada en junio pasado por un tribunal boliviano por “incumplimiento de deberes” y “daño económico al Estado”.

Según la denuncia, fue responsable de una pérdida de más de US$1,6 millones de las arcas del Estado en 2000. También responde a unos 20 procesos por desacato, la venta de activos del Estado y la corrupción.

Sin embargo, Pinto ha negado tajantemente dichos cargos, acusando al gobierno de persecución política por la información que supuestamente tendría de vínculos entre el Ejecutivo y el narcotráfico.

“El gobierno de Morales siempre inventa procesos e insulta a la oposición”, declaró Pinto desde Brasil.

Además, reiteró sus denuncias de “relaciones peligrosas” entre personalidades del Gobierno de Evo Morales y el narcotráfico.

Pinto insistió en que dichas denuncias -de las cuales no dio más detalles- fueron respondidas por Morales “como hace siempre con la oposición, con insultos y persecuciones”. Eso fue, según Pinto, lo que lo obligó a buscar refugio en la embajada de Brasil en La Paz.