El narco y la pareja imperial

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La penetración del narcotráfico en la política mexicana. La historia de los esposos José Luis y María de los Ángeles Abarca

José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda, autores intelectuales de la matanza de 43 estudiantes normalistas que enmudeció a México el pasado 26 de septiembre, fueron encontrados en una casa del Distrito Federal luego de haber planificado la macabra ejecución en la localidad de Iguala donde José Luis Abarca era alcalde y su esposa pretendiente al reinado político en lugar de su esposo. El refugio donde la pareja imperial -como paso a conocerse al matrimonio- se ocultaba de los servicios de inteligencia que los perseguía, era una de las 17 viviendas que ambos poseían; sucia y desprolija, los Abarca permanecieron alrededor de 30 días en el refugio. Todos los días una mujer de confianza del matrimonio llegaba a la vivienda con bolsas de comida enlatada, pan, agua embotellada y jabón para baño, dicen los vecinos. La policía mexicana tenía bajo custodia otras dos casas de la pareja. En una de ellas encontraron perros hacinados en la planta baja en condiciones deplorables, un lugar maloliente en medio de escombros fétidos, hambrientos y rabiosos. En el segundo piso de la misma casa los policías encontraron modernos artefactos de televisión y un refrigerador  repleto de alimentos que podría abastecer al matrimonio durante meses.

Las autoridades federales elaboraron un diagrama de vínculos familiares, amigos y socios de la pareja imperial. Tras una serie de filtros determinaron que podrían haberse escondido en Monterrey o en el Distrito Federal, específicamente en Iztapalapa, por lo que montaron un operativo de vigilancia en las tres viviendas. Sesenta elementos, entre Ministerios Públicos y agentes federales, catearon al mismo tiempo tres inmuebles. Los Abarca vivían a salto de mata en la delegación Iztapalapa, bastión del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la capital del país, la vivienda en la que fueron detenidos tenía un acceso complicado para los vehículos, por lo que era difícil pensar que se movían en auto. La casa tenía el aspecto de estar abandonada. Según declaraciones de los vecinos, por más de 15 días, los esposos durmieron en el suelo, comían lo que se podía y vestían ropa pirata para mantener el bajo perfil. La fachada estaba sucia, los lugareños veían solamente un foco prendido durante gran parte de la noche y lo que más llamaba la atención era que cada tercer día una mujer que no identificaron como del sector, llevaba bolsas de comida. Modesto lugar para una pareja que, según los medios mexicanos, tenía varias propiedades en Iguala, entre ellas varias joyerías y un centro comercial, además de conexiones con grupos criminales dedicados al tráfico de drogas.

Según declaraciones de los vecinos, por más de 15 días, los esposos durmieron en el suelo, comían lo que se podía y vestían ropa pirata para mantener el bajo perfil.

Otro de los inmuebles cateados estaba en la calle Jalisco, de la colonia Santa María Aztahuacán también en el DF, a escasos ocho minutos del primero. Las condiciones eran las mismas, sucio, con aspecto de estar abandonado y con un olor fétido a excremento de perro. Al menos ocho canes estaban hacinados en dos cuartos abandonados en la planta baja, los desechos y comida estaban por todos lados debido a la falta de higiene. En la segunda planta había solamente una cama, un refrigerador nuevo repleto de leche, jamón, huevos, agua y golosinas. Había también una estufa, meneague de cocina, ropa dispersa por todos lados y libros hojeados.

“¡AQUÍ NO ES IGUALA, QUE SE LARGUEN!”

La detención del matrimonio Abarca causó indignación en los pobladores de Santa María Aztahuacán, que no daban crédito a lo sucedido. “Aquí nos conocemos todos, cuando llegan vecinos de inmediato los detectamos, la gente luego dice quién se acaba de mudar y los pasamos a visitar para conocerlos y a esos señores nunca los vimos por aquí”, explicó una vecina. Según profesionales bolivianos que vivieron y estudiaron en México, la gente del país es extrovertida y charlatana, deseosa de saber de uno y dispuesta a colaborar en todo lo que sea posible. “Las relaciones entre vecinos de un barrio es muy buena, con intercambio de visitas que son frecuentes entre ellos”, dijo a dat0s María José Heredia una boliviana que estudio durante 6 años en Monterrey.

Los vecinos dijeron que en el domicilio vivían dos ancianos de la tercera edad que apenas a principios de año perdieron la vida. Después el lugar estuvo abandonado y no fue hasta hace poco menos de un mes que observaron a una mujer que solamente entraba y salía sin poder entablar comunicación porque nunca estaba. “No dudo que si alguna vez llegaron, algunos de los vecinos los reconoció, los denunció y qué bueno porque nada más vinieron a ensuciar y manchar el nombre del pueblo, de por sí de aquí se dice que somos de lo peor, pero ¡aquí no es Iguala, que se larguen a ver a dónde! y qué bueno que los detuvieron”, expresaron los vecinos al diario Reforma.

POLÍTICA Y NARCO

La suspicacia de los vecinos creció al recordar que José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa pertenecen al gobernante PRD y que en la delegación hay dos corrientes de esta agrupación política que disputarán la demarcación en las próximas elecciones. “A mí la verdad es que se me hace muy raro todo esto, se me hace que llegaron y los sembraron aquí los mismos perredistas o a lo mejor el delegado Jesús Valencia los estaba protegiendo, creo que todo es político”, comentó al mismo diario mexicano una vecina que tiene su domicilio a tres casas de donde capturaron a los Abarca. Según los vecinos, Santa María Aztahuacán es un sector peligroso donde por la noche fácilmente roban, en sus calles se puede ver a jóvenes drogándose o embriagándose a cualquier hora, por lo que esperan que con la detención de Abarca y su esposa alguna autoridad les ponga atención y mejoren los patrullajes, instalen más cámaras de seguridad para que la delincuencia disminuya. “El delegado nos tiene olvidados, por eso pensamos que hasta los protegía o les dio la facilidad para encontrar esta casa, pero bueno, ahora que sirva de algo y que se den cuenta que existimos”.

Hasta antes de su detención el alcalde de Iguala era uno de los muchos políticos mexicanos con contactos al más alto nivel con el narcotráfico. Aunque la policía investiga las pruebas que incrimine a la pareja imperial, se da por descartado que los Abarca, mantenían vínculos con el narco que hace años opera en varios distritos de México. En la última década, el país ha visto una degradación creciente de los valores humanos y hay signos alarmantes de un estado de descomposición por la extrema violencia que ejercen los grupos de poder vinculados con actividades criminales. María José Heredia, profesional boliviana graduada de la carrera de Administración de Empresas del Tecnológico de Monterrey, hace una descripción sobre la violencia que sacude al país. Para ella, el narcotráfico colombiano que reinó por décadas en gran parte de la región y el Caribe tenía respeto por la familia. “No es raro ver a los hijos de Pablo Escobar hacer declaraciones públicas; en cierto modo la relación de los capos del narcotráfico colombiano estaba asociada al asistencialismo. Escobar era considerado un hombre que ayudaba a los necesitados y se granjeó su simpatía. Los pobres lo querían y hasta llegaron a apoyarlo. No era raro ver a Escobar repartiendo dinero en los barrios humildes y esa actitud lo encaramó a la vida política”. La misma profesional hace una descripción objetiva. “Lo que sucede en México está aparejado a un grado de degradación de los valores de la familia y la sociedad, no hay el mínimo respeto por la vida, no hay piedad. La crueldad con la que actúan estos grupos esta desmembrado a la sociedad mexicana. Yo diría que la conciencia de esta gente esta adormecida”.

LA VIDA CRIMINAL DE “LA REINA DE IGUALA”

María de los Ángeles Pineda -esposa del alcalde- era conocida por la gente y con razón como “La reina de Iguala”. Pero le gustaba más que la reconocieran como “la primera trabajadora social de Iguala”. Y sus razones tenía: ambicionaba el poder, quería ser alcaldesa. Públicamente, “la reina de Iguala” se mostraba en todas las actividades oficiales en las que participaba su marido. Además, como jefa del organismo encargado del bienestar de la infancia y la familia, tenía su propia exposición mediática. Prueba de ello son las cientos de fotos que figuran en las tres páginas de Facebook que manejaba y en las que aparece haciendo obras de caridad o en inauguraciones.

En la clandestinidad, según la fiscalía, María de los Ángeles era una de las operadoras del cártel Guerreros Unidos, una escisión de la banda de narcos de los hermanos Beltrán Leyva. Y no solo ella era mafiosa. Sus hermanos también formaban parte de los Beltrán Leyva. La familia de “la reina de Iguala” era conocida como el Clan Pineda, un grupo de narcotraficantes que terminó aliándose con los antes mencionados. En el diario Reforma, la escritora Guadalupe Loaeza, describe a “la reina de Iguala” como una mujer obsesionada por el poder y de armas tomar. “Como se puede apreciar en sus cuentas en las redes sociales, la reina estaba presente en todos los actos públicos posibles, había sido ascendida a encargada del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia  (DIF) y según indican personas allegadas sus aspiraciones no se detenían ahí, ella buscaba ocupar el puesto de su marido una vez que el mandato de este termine”.

María de los Ángeles Pineda -esposa del alcalde- era conocida por la gente y con razón como “La reina de Iguala”. Pero le gustaba más que la reconocieran como “la primera trabajadora social de Iguala”.

Loaeza resalta las fotos que acompañan a los actos públicos. “Incluía fotografías en las cuales se apreciaba una buena dosis de botox perfectamente bien aplicada por toda la cara. Por lo general, salía con vestidos sin mangas, con muchos accesorios y muy bien peinada”, describe. “Una de las fotos más llamativas es la que capturaron durante la celebración por el Día de los Reyes en el 2013. En la imagen se observa cuando Pineda reparte decenas de tablets y bicicletas a los niños de Iguala. Siempre se la vio muy allegada a los más jóvenes. Fueron innumerables las veces que apadrinó a una promoción de nido, primaria o secundaria. Junto a la reina siempre aparecía su esposo, un hombre de nariz operada con camisas bien ceñidas y abiertas hasta la mitad del pecho”, resalta Loaeza.

CRIMEN Y FUGA

La noche del 26 de setiembre se perfilaba como una fiesta en el municipio mexicano de Iguala de la Independencia. El alcalde Abarca y su esposa María de los Ángeles organizaron un acto público en el que “la reina de Iguala” expondría su informe de labores. Un multitudinario mitin preparado que no permitiría que nada ni nadie lo arruine. Sin embargo, ese día llegó a Iguala un grupo de estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa. Ellos recaudaban fondos para seguir con sus protestas contra una reforma educativa promovida por el Gobierno federal. Ya venían manifestándose desde el 2013.

Según la fiscalía mexicana, los estudiantes fueron interceptados por la policía de Iguala en plena carretera. Pensaban que se dirigían a perturbar la actividad de “la reina de Iguala”. Hubo una estampida y 43 terminaron detenidos. Los arrestados fueron entregados al cártel Guerreros Unidos, que también eran los encargados de seleccionar a la policía de Iguala. La fiscalía estableció que el alcalde y su esposa ordenaron la ejecución de los estudiantes. El alcalde José Luis Abarca, de 53 años, es de acuerdo con las investigaciones el que ordenó interceptar a los estudiantes normalistas del sureño estado de Guerrero para impedir que irrumpieran en un acto su esposa. A su vez, su mujer, María de los Ángeles Pineda, es acusada de ser una de los principales operadores del cártel Guerreros Unidos, organización a la que fueron entregados los estudiantes por policías municipales después de dispararles y provocar seis muertos y 25 heridos.

La ciudad de Iguala tiene unos 140.000 habitantes, está situada 200 kilómetros al sur de Ciudad de México, donde los estudiantes se habían apoderado de varios autobuses para movilizarse. Aunque allí Abarca dominaba el medio político, enfrentaba órdenes de aprehensión acusado de homicidio en grado de tentativa y asesinato de un líder social en 2013. Asimismo, la familia de la esposa del alcalde, María de los Ángeles Pineda, está relacionada con el cártel de los Beltrán Leyva, del que surgieron los Guerreros Unidos como una escisión. Uno de sus hermanos fue detenido por la desaparición de los estudiantes y otros dos murieron asesinados en 2009. Se trata de Mario Pineda Villa, “El MP”, y Alberto Pineda Villa, “El Borrado”, operadores del cártel.

En el caso de los 43 estudiantes desaparecidos, hasta ahora se han localizado 28 cadáveres sin identificar en fosas en un cerro cerca de Iguala, pero los primeros estudios de ADN descartaron que se tratara de los estudiantes. Ese hecho ha despertado una serie de conjeturas en sentido de que existirían en el lugar otras fosas comunes y que en realidad varios estados mexicanos sufrirían de forma silenciosa ejecuciones sumarias a manos del crimen organizado. Según la versión de la fiscalía, lo ocurrido el 26 de septiembre en Iguala fue “una represión violenta” por parte de los policías de Iguala y de la vecina ciudad de Cocula, dirigidos por un grupo delincuencial “con la intención de disuadir a un grupo de personas a hacer presencia en el evento que el alcalde y su esposa estaban realizando esa noche en Iguala”.

Antes de ser alcalde de Iguala, cargo que asumió en septiembre de 2012, Abarca había sido investigado por delincuencia organizada pero los expedientes se cerraron porque no se encontraron pruebas en su contra. El alcalde era buscado con apoyo de Interpol.

MÉXICO: AUGE Y CAÍDA DE LA “PAREJA IMPERIAL”

En Iguala, una población situada a tres horas y media por carretera de Ciudad de México, todavía recuerdan la época en que José Luis Abarca vendía sombreros de palma y huaraches (sandalias). Su fortuna cambió pronto. De la mano de su esposa -con quien, según testimonios lleva casado más de 20 años- empezó a negociar con oro. En menos de una década se convirtió en un próspero empresario. Fue entonces que dio el salto a la política. Su padrino fue el exsenador y secretario de Salud de Guerrero, Lázaro Mazón, uno de los más importantes directivos del Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda) en el estado de Guerrero. Lázaro Mazón le sirvió de valedor político para postularse a nombre del PRD como candidato a la Alcaldía de Iguala, la cual ganó en septiembre de 2012. Mazón renunció recientemente a su cargo como secretario de Salud Pública de Guerrero, luego de que se conocieran sus estrechos vínculos con Abarca.

En lo que diferentes testimonios también coinciden es que, desde el primer día, María de los Ángeles Pineda cogobernó Iguala con su esposo. Tanto, que era un secreto a voces que estaba pensando lanzarse a la alcaldía en 2015, cuando finalizara el período de su esposo. De hecho, según conoció BBC Mundo, el discurso que María de los Ángeles Pineda pensaba pronunciar el 26 de septiembre iba a ser el lanzamiento de su campaña. Ese fue el detonante de los hechos: según confirmaron las autoridades, cuando Abarca creyó que los normalistas iban a interrumpir el discurso de su esposa dio la orden para que fueran detenidos a como diera lugar.

La noche del 26 de septiembre con el asesinato de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes, cambió por completo la suerte de la pareja imperial de Iguala. Sin embargo, Abarca y Pineda lograron mantener la farsa dos días más, mientras preparaban su fuga. En la única entrevista que dio en esos días, a la cadena Milenio, Abarca aseguró que había pedido a la policía que no maltrataran a los jóvenes. Luego diría que se encontraba en una fiesta, bailando. Ese mismo fin de semana pidió una licencia de 30 días a su cargo de alcalde, según él “para no interferir en las investigaciones”. Luego solicitó a un juez un amparo para no ser detenido y se esfumó. Aunque a Abarca se le pedía que se presentara a testimoniar por los hechos del 26 de septiembre, la orden de captura sólo se emitió casi un mes después, el 22 de octubre, cuando el procurador general, Jesús Murillo Karam, reveló en una larga rueda de prensa lo ocurrido esa noche. Y confirmó cómo el alcalde y su esposa estaban en el centro de la barbarie cometida.

CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

Lo de Iguala es un ejemplo de hasta qué punto han penetrado los tentáculos del narcotráfico en algunos municipios mexicanos. Según el procurador, Abarca Martínez y Pineda Villa trabajaban directamente con el grupo Guerreros Unidos y la mujer era la “principal operadora” de la organización criminal en Iguala. Eso lo reafirmó Jesús Zambrano -presidente del PRD cuando Abarca fue elegido- quien dijo que la mujer era “la jefa real de muchas cosas que allí se dieron”. En este último mes, las revelaciones sobre supuestos crímenes cometidos por Abarca antes de la desaparición de los jóvenes, han proliferado. Por ejemplo, se señala a la pareja de estar detrás del secuestro y posterior asesinato de tres integrantes de una organización popular que habían participado en una marcha en su contra. Un sobreviviente acusó al exalcalde de disparar contra el activista Arturo Hernández Cardona. Según un testimonio ante un notario -que ha sido publicado por medios mexicanos- José Luis Abarca le dijo a Hernández “me voy a dar el gusto de matarte”. Después le disparó con una escopeta. Es una denuncia que ha refrendado la viuda de Hernández Cardona, Sofía Lorena Mendoza Martínez, quien es concejal de Iguala.

En este último mes, las revelaciones sobre supuestos crímenes cometidos por Abarca antes de la desaparición de los jóvenes, han proliferado.

 

El 30 de octubre, el secretario de Gobernación (ministro del Interior) Miguel Angel Osorio Chong, dijo que entre 2010 y 2102, el Gobierno pasado abrió varias investigaciones contra el exalcalde de Iguala, pero los expedientes fueron cerrados por falta de pruebas. Ahora, todo el mundo se desmarca de José Luis Abarca y su esposa, pero durante dos años gobernaron a su antojo la tercera ciudad de Guerrero y a sus 115.000 habitantes. Luego del arresto de la pareja, tanto los padres de los jóvenes como dirigentes políticos han manifestado su esperanza de que con esta última pieza del rompecabezas se consiga dilucidar la suerte de los normalistas. Porque todos los implicados en los hechos del 26 de septiembre ya han sido detenidos -incluido el capo de los Guerreros Unidos, pero los 43 estudiantes siguen sin aparecer.

LAS PREGUNTAS PENDIENTES DEL CASO IGUALA

La fiscalía mexicana ha dicho que los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, muy probablemente fueron asesinados por un cartel de narcotráfico, y los cuerpos incinerados. Pero es sólo una parte del problema. Más allá de la identificación de los restos que la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) cree que pertenecen a los jóvenes, el caso ha dejado una serie de preguntas pendientes de responderse.

Especialistas insisten que el ataque de policías locales a los alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa no fue un hecho aislado. Guerrero es un territorio que disputan varios carteles de narcotráfico, que según las autoridades han infiltrado a decenas de alcaldías. Es un violento proceso que, insisten analistas, la investigación judicial no ha explicado por completo.

¿Quiénes son los muertos encontrados en las fosas de Iguala?

Días después del ataque a en Iguala la Fiscalía de Guerrero encontró en el municipio varias fosas donde se localizaron 38 cuerpos, que la PGR aseguró que no eran los estudiantes. Hasta el momento sólo cuatro de estas personas han sido identificadas, entre ellas un padre y su hijo originarios del vecino Estado de México. El procurador General Jesús Murillo Karam sostiene que estas personas fueron detenidas por policías municipales de Iguala, según la última llamada que hicieron a su familia. Del resto de los cuerpos nada se sabe pero según especialistas el hallazgo de restos es una muestra de la violencia que se ha vivido en la región desde hace varios años. Vecinos de Iguala han dicho a medios locales que las fosas encontradas hasta el momento no son las únicas que hay en la zona.

¿Cómo es posible que el narcotráfico ejerciera ese nivel de influencia en dos municipios de Guerrero y en dos años nadie supiera nada?

Es una de las preguntas que más se repiten desde el 26 de septiembre. El procurador Murillo Karam ha dicho que los vecinos de Iguala y Cocula -donde aparentemente se incineró a los estudiantes- están “aterrorizados” por las bandas de delincuentes. Pero la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) asegura que detrás del silencio existe “complicidad y colusión” de autoridades municipales y estatales de Guerrero con la delincuencia organizada.

¿Hasta dónde los carteles de la droga han infiltrado a las autoridades locales en México?

Guerrero no es el único estado donde carteles de narcotráfico han infiltrado a autoridades locales. En distintos momentos la PGR y la Comisión Nacional de Seguridad han encontrado que existen problemas similares en zonas de Veracruz, Chihuahua, Sinaloa, Michoacán, Durango, Coahuila, Estado de México, Jalisco, Zacatecas y Morelos, por ejemplo. Pero el problema puede ser mayor. Una investigación de la Universidad de Columbia asegura que el 72% de los 2.440 municipios del país están infiltrados por el narcotráfico. Además, según Buscaglia, el 78% de las actividades que conforman el Producto Interno Bruto (PIB) del país, han sido también infiltradas por la delincuencia organizada.

¿Qué disputan los carteles de narcotráfico en Guerrero?

El estado del sur de México ha sido durante décadas uno de los mayores productores de marihuana y amapola. Pero según el especialista en seguridad Alejandro Hope, en los últimos años la región montañosa de Guerrero -cercana a Iguala y Cocula- se convirtió en uno de los principales sitios para elaborar heroína en el continente. Incluso algunos estudiantes de la Normal de Ayotzinapa han denunciado que en las comunidades serranas, las bandas criminales obligan a jóvenes y campesinos a trabajar en la siembra de amapola.

La guerra de carteles por controlar las zonas de producción de la droga ha provocado el desplazamiento de cientos de personas. Además en la región existen algunas de los yacimientos de oro más importantes de América Latina. Grupos como Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana mantienen una violenta batalla por apoderarse de minas pequeñas en la región.