El nuevo orden imperial

Por Redacción dat0s con Agencias
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Rusia y EEUU en Riad, negociaciones
Foto: Freddie Everett / US State Department / Legion-Media

El regreso de Trump a la Casa Blanca (queda claro) es una demostración del poder de EEUU, el militarismo ruso y los anhelos de la potencia asiática. La transición hacía un descarnado sistema de esferas de influencia en el que Europa no cuenta. Ayer, una disminuida Ursula von der Leyen trató de reflejar apenas una postura elegante a pesar de las debilidades que rastrean su entorno. La presidenta de la UE recibió al enviado del presidente Trump en Bruselas, el general Keith Kellogg, apenas unos días después de la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que quedó claro quién es quién en esta nueva reconfiguración planetaria.

Ayer tras su reunión con la presidenta de la UE el general Kellogg no dio declaraciones abiertas a los medios, pero si reconoció que “en la mesa por la paz no hay espacio para 33”. Una alusión directa al número de socios de la UE. La reunión de más de una hora entre Von der Leyen y el general Kellogg, alimentan más dudas que certidumbres, sobre la exclusión de Europa y Ucrania de las negociaciones de paz que ayer se iniciaron en Riad.

Mientras los nubarrones sacudían el cielo de Bruselas en el invierno europeo, varios jefes de estado volaron a Paris a una reunión de emergencia convocada por el presidente Macron. El llamado, una demostración palpable del grado del temor de que una solución a la guerra sea negociada sin convencimiento ni presencia de los aliados europeos. Ursula von der Leyen ha recordado que los europeos son los principales aliados de Kiev con compromisos que bordean los 135.000 millones de euros. La presidenta de la UE le recordó también al general estadounidense que de ese compromiso alrededor de 52.000 millones han sido destinados en ayuda militar, equivalente a la ayuda de EEUU.

Von der Leyen le dijo al general norteamericano que la posición europea exige que “cualquier solución debe respetar la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania, apoyada por fuertes garantías de seguridad”. Pero la realidad parece otra.

Ayer se iniciaron las negociaciones de paz en Riad sin la presencia de los aliados europeos. Sí a la cabeza del secretario de estado de EEUU Marco Rubio y el canciller ruso Serguéi Lavrov. En sus declaraciones posteriores al encuentro (por separado) Rubio y Lavrov esbozaron confianza de que un acuerdo no solo traiga paz, sino prosperidad económica a todos los actores involucrados. Lo que no parece tan evidente.

El famoso discurso de J.D. Vance

La gira europea del vicepresidente Vance ha sido la premonición de lo que se venía. Es de recordar el discurso de J.D. Vance en el que arremetió con inusual dureza contra los gobiernos e instituciones de Europa. “Hemos pasado de una situación en la cual había una competición entre modelos -democrático frente a autoritario- a una en la que nuestros aliados democráticos intentan debilitar nuestras democracias usando el argumento de la libertad de expresión. Es decir, una manipulación del instrumento de la democracia para romper, dividir, devorar las colonias”, ha indicado la Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales italiano.

Tocci hace referencia al punto neurálgico del nuevo orden que se va conformando, el componente novedoso de los viejos instintos imperialistas que rebrotan. La gira europea de Vance, con su participación en la conferencia sobre inteligencia artificial en París y en la conferencia de Múnich, ha sido una explícita campaña de ataque contra los intentos europeos de regular el espacio digital en el que prosperan grandes compañías estadounidenses estrechamente asociadas al Gobierno de Trump -o incluso sustancialmente parte de él, como en el caso de Elon Musk-.

En su discurso en la capital bávara, Vance sostuvo que en Europa se está reprimiendo de manera antidemocrática el discurso de los ultraderechistas, y señaló que eso, a su juicio, es la principal amenaza que se ciñe sobre el continente, por encima de los tanques y los misiles de Putin.


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