El patio trasero del mundo

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Foto: Cortesía Google

En los mercados de China, India y toda Asia está el futuro de Alemania, sobreviva o no la Unión Europea, tal como la conocemos En las cumbres y los foros asiáticos se dirimen ahora los intereses de las dos grandes potencias, EE.UU. y China, pero también de las emergentes. Allí se habla de Latinoamérica, de África, de Australia, de petróleo siberiano e iraní, de seguridad y armamento en el mar de China. Allí se habla de todo, menos de Europa.

ABC.- BARACK Obama está volcado en la política exterior. Lo que seguramente le apetece, a la vista del lodazal que tiene formado en su política interior. Este presidente llegó a la Casa Blanca con unas premuras moralizantes que entusiasmaron a una mayoría. Hoy sabemos que el máximo representante del buenismo en la Tierra tiende más al abuso y a la trampa sectaria que su antecesor. A éste no le habrían perdonado que en el plazo de pocas semanas le denunciaran por un escándalo de espionaje a periodistas, el acoso con la Hacienda Pública a rivales políticos, la ocultación en la muerte de un embajador en Bengasi y una masiva violación de la privacidad en Internet. Obama sobrevivirá. Aún con la reputación seriamente arañada. La agenda le es propicia. En California ha tenido intensas jornadas de trabajo con el nuevo presidente Xi Yinping. Han sido por lógica en la costa del Pacífico, ese océano que se llamó el «Lago español» por nuestros navegantes y que es ya el mar del nuevo siglo. Como el Mediterráneo en la antigüedad y el Atlántico en la era moderna, el Pacífico es ya, ahora, el centro del mundo. Y quien esté lejos de allí habrá de esforzarse por no ser olvidado. Obama y Xi han hablado de sus intereses comunes como las dos potencias máximas del mundo. Y de sus conflictos. Pero al final todo habrá girado en torno a Asia. El presidente Xi llegaba de una gira por una Latinoamerica decididamente volcada al Pacífico. Ahora es Obama el que parte de viaje. Va a Berlín. «Por fin, Europa en la agenda», se dirán algunos. Pues no. Obama y Merkel hablarán sobre todo de Asia. En Alemania acaba de estar el primer ministro de Pekín, Li Keqiang. Ha visitado a su socio preferente en la UE. La visita no ha terminado bien por una cuestión de aranceles. Pero no por culpa alemana sino de Bruselas. Alemania se prepara desde hace años para los grandes mercados de este siglo. Que están en Asia. Con China hay cada vez más intereses comunes. Entre ellos la gestión del inmenso Estado renqueante, potencialmente inestable, pero clave suministrador de materias primas para ambos, que es Rusia.

En los mercados de China, India y toda Asia está el futuro de Alemania, sobreviva o no la Unión Europea, tal como la conocemos. En las cumbres y los foros asiáticos se dirimen ahora los intereses de las dos grandes potencias, EE.UU. y China, pero también de las emergentes. Allí se habla de Latinoamérica, de África, de Australia, de petróleo siberiano e iraní, de seguridad y armamento en el mar de China. Allí se habla de todo, menos de Europa. En la prensa asiática las únicas referencias a Europa suele ser por Ronaldo, Messi o Mourinho. O alguna curiosidad cultural sobre un lienzo renacentista descubierto en Padua. Europa ya es un pequeño y ridículo apéndice de una inmensa masa territorial cuya espalda siberiana está vacía y cuya panza concentra en Asia a la mayoría de la población mundial. Nuestras cuitas internas resultan patéticas no sólo en China con sus 1.360 millones e India con 1.270. Las pretensiones de las minúsculas sociedades europeas de mantener sus privilegios en competencia con el resto del mundo son grotescas. No hay proteccionismo que salve al patio trasero del mundo. Sólo con la unidad, la disciplina y la eficacia podemos impedir el quedar reducidos a un triste parque temático, sin relevancia y después sin derechos. Incluso Europa unida quizás sea demasiado pequeña para evitarlo. Imaginen el miserable futuro de un país medio como el nuestro. O peor aún, imaginen el de un ridículo fragmento del mismo.

 

Fuente: www.abc.es/lasfirmasdeabc