El primer ministro libanés, Saad Hariri, renuncia tras dos semanas de protestas

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El primer ministro libanés, Saad Hariri, ha anunciado este martes la dimisión de su Gobierno, después de dos semanas de protestas masivas contra su Ejecutivo en todo el país.

“Me dirijo al Palacio Baabda para presentar la dimisión del Gobierno en respuesta a los muchos libaneses que salieron a las calles”, ha indicado en un discurso televisado a la nación. El anuncio ha sido recibido con vítores y gritos de alegría por parte de los manifestantes.

Líbano vive este martes su decimotercera jornada de protestas, que comenzaron por una controvertida decisión de introducir un impuesto al uso de WhatsApp, posteriormente retirado, y que evolucionaron hacia la exigencia de la marcha del Gobierno en medio de denuncias de
corrupción.

En las inmediaciones del Ring, la céntrica circunvalación de la capital que une Beirut de este a oeste, un grupo de residentes opuestos al bloqueo de las vías han atacado a los manifestantes y han intentado abrir la carretera por la fuerza. Según la agencia estatal libanesa ANN, seis personas han resultado heridas durante los choques, en los que el Ejército ha tenido que intervenir para separar a los manifestantes y vecinos.  Algunos de los vecinos han coreado eslóganes a favor del líder del grupo chií Hezbolá, Hasan Nasralá y el jefe del Parlamento, Nabih Berri. Varias cadenas de televisión libanesas como MTV han denunciado este martes incidentes con periodistas supuestamente agredidos durante los enfrentamientos.

A lo largo de la mañana, centenares de manifestantes se han concentrado delante del domicilio del ministro de Telecomunicaciones, Mohmud Choucair, y del Ministerio de Finanzas para protestar contra la corrupción. Mientras tanto, bancos, colegios, instituciones y algunos comercios
continúan cerrados.

El pasado 21 de octubre, Hariri anunció un paquete de reformas económicas, si bien no ha conseguido aplacar los ánimos de los manifestantes, que el domingo protestaron creando una kilométrica cadena humana en el país.

Según el Banco Mundial, una cuarta parte de los libaneses vive en la pobreza y la situación económica continúa degradándose en el país, cuya deuda está estimada en 86.000 millones de dólares, que representa 150% del PIB.