El Vaticano facilitaría acercamiento entre Gobierno y oposición en Venezuela

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La Santa Sede analiza una eventual mediación en la crisis venezolana. Maduro y la oposición aceptarían de buen grado un testigo internacional, en especial a Pietro Parolin.

Del espíritu mediador del papa Francisco se había hablado insistentemente cuando una poderosa guerra internacional estuvo a punto de desencadenarse en Siria. Armas químicas en poder de Siria y que el gobierno aparentemente había usado contra sus opositores internos habían desencadenado la crisis. El Papa se movió, se habló de llamadas telefónicas entre Siria y el Vaticano. Francisco instituyó una jornada de ayuno y plegaria por la paz en Siria y escribió una carta sobre este asunto a Vladimir Putin en ocasión del G-20 que se hizo en San Petersburgo. Y lo cierto es que Estados Unidos y Rusia se sentaron a conversar sobre cómo evitar la guerra y la evitaron.

Claro, algunos podrán decir que el Papa no fue un verdadero mediador. Pero tuvo su influencia, y así muchos lo reconocieron. Ahora podría ser el turno de Venezuela, sumida en una difícil situación, con enfrentamientos entre sectores gubernamentales y opositores que han provocado hasta ahora 38 muertos y cientos de heridos. La posibilidad de una mediación se abrió claramente después de las palabras del portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, esta semana. Lombardi dijo que el Vaticano y su secretario de Estado, Pietro Parolin, “que conoce bien y ama a Venezuela, ya que fue nuncio apostólico allí, están dispuestos y deseosos de hacer lo que sea posible por el bien y la serenidad del país”. Pero Lombardi aclaró que, para tomar una decisión de esta naturaleza, la Santa Sede previamente debe “profundizar algunos aspectos para mejor evaluar” la situación y poder apreciar si su intervención podría conducir al “objetivo deseado”, y que eso se está haciendo en estos momentos. Esto significa que el Vaticano, a través de un enviado o de la propia nunciatura (embajada) en Caracas, está reuniendo información y sopesando cuidadosamente los pro y los contra de una acción de esta naturaleza.

Se sabe que las partes enfrentadas, es decir, el gobierno de Nicolás Maduro y sus opositores, aceptarían de buen grado la mediación del Vaticano y en especial de Parolin. Así lo manifestó Maduro: “¿Que venga el secretario de Estado, el canciller del Vaticano Pietro Parolin? ¡Que venga!”, dijo. Durante sus cuatro años como nuncio apostólico en Caracas, esto es, como embajador de la Santa Sede, Parolin, según la prensa italiana, consiguió forjar una buena relación con el gobierno de Hugo Chávez. Maduro hizo este comentario luego de haber recibido de buen grado la sugerencia realizada por la comisión de cancilleres de la Unasur (Unión de las Naciones Sudamericanas) de aceptar un testigo de buena fe que facilite el acercamiento entre las partes en conflicto.

No se da por descontado que Parolin vaya a ser el mediador directamente, dado que, como virtual primer ministro del Vaticano, debe tener su agenda llena. En realidad el mediador oficial suele ser el papa en persona, pero éste nombra un encargado de la oficina mediadora, que en realidad es quien se ocupa de los detalles y se entrevista con las partes, presentando en las reuniones separadas propuestas para un acuerdo. Francisco y Parolin seguramente tendrán ya en mente algún personaje apropiado para esta eventualidad. Al final de las negociaciones, generalmente se firma un acuerdo entre las partes, como ocurrió durante la mediación de Juan Pablo II por el canal de Beagle entre Argentina y Chile.

Argentina y Chile, ambas bajo dictaduras militares, estuvieron al borde de una guerra en 1978. Juan Pablo II se ofreció como mediador en 1979 y nombró encargado de la oficina mediadora al cardenal Antonio Samoré. La mediación duró cinco años y, pese a la muerte del cardenal Samoré en 1983, el Tratado de Paz y Amistad entre los dos países se firmó en 1984 en el Vaticano y fue ratificado por los gobiernos de ambos países un año después.

Desde que fuera elegido papa hace un año, Francisco se ha referido varias veces a la situación en Venezuela. La última vez, el pasado 26 de febrero. “Sigo con preocupación lo que está ocurriendo en estos días en Venezuela”, dijo al concluir la audiencia general del miércoles. Y agregó: “Espero vivamente que cesen cuanto antes las violencias y las hostilidades y que todo el pueblo venezolano, a partir de los responsables políticos e institucionales, se dispongan a favorecer la reconciliación a través del perdón recíproco y el diálogo sincero, respetuoso de la verdad y de la justicia”. Para algunos, éste fue el primer paso de una mediación.