En qué se parecen y diferencian las sanciones de EE.UU. contra Caracas a las de Cuba

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Foto: Getty Images

La orden emitida este lunes por Donald Trump de congelar todos los bienes del gobierno de Venezuela en Estados Unidos llevó a muchos a comparar la decisión con el embargo a Cuba.

Trump decretó que “están bloqueados y no pueden ser transferidos (…) todos los bienes e intereses de propiedad del gobierno de Venezuela que se encuentran en EE.UU., o que se encuentran bajo el poder o control de cualquier persona de EE.UU.”

El embargo a Cuba, por su parte, fue impuesto inicialmente en la década de los 60 y prohíbe entablar negociaciones y operaciones comerciales con la isla. El Congreso estadounidense defiende su vigencia como una medida para obligar al gobierno cubano a que respete los derechos humanos.

Ambos son formas de sanciones económicas a gobiernos considerados hostiles por Washington. Pero ¿de verdad son comparables? ¿Podemos hablar del “embargo a Venezuela”?

Quienes parecen de alguna manera equipararlos son los gobiernos de Caracas y La Habana, ya que ambos hablan de “terrorismo” hacia sus países.

El gobierno de Venezuela respondió a la decisión anunciada este lunes por Trump tachándola de una forma de “terrorismo económico”.

En Cuba, donde hablan de “bloqueo”, llevan años denunciando “el genocidio más largo de la historia” y también una forma de “terrorismo de Estado”.

El embargo a Cuba

El embargo a Cuba fue la respuesta a la confiscación de bienes de ciudadanos y compañías estadounidenses en Cuba a raíz de la Revolución con la que Fidel Castro llegó al poder en 1959.

También fue consecuencia de la decisión de Castro de alinearse con el bando soviético y declarar socialista su Revolución en 1961.

El embargo ha permanecido vigente durante décadas y su impacto ha sido considerable sobre la sociedad cubana, especialmente cuando fue recrudecido en la década de los 90.

Y es que en 1992 y en 1996 se aprobaron las leyes Torricelli y Helms-Burton, que agregaron elementos extraterritoriales a fin de presionar a otros países a la hora de establecer lazos comerciales con la isla caribeña.

En 2014, el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, propició un proceso de “descongelamiento” de las relaciones que culminó en el restablecimiento de relaciones diplomáticas y en el relajamiento de algunos elementos del embargo.

Pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dio al traste con ese proceso.

De hecho, el presidente estadounidense impulsó el pasado mes de mayo un recrudecimiento del embargo al hacer efectivas las disposiciones de mayor impacto de la ley Helms-Burton.

Casi 60 años después, y con los Castro ya fuera del poder, el cambio esperado en Cuba nunca ocurrió.

¿Son las sanciones a Venezuela comparables al embargo contra Cuba?

Las medidas contra el Ejecutivo de Venezuela son las últimas de una serie de sanciones que Trump ha venido imponiendo como parte de una estrategia estadounidense para forzar la salida del poder del presidente Maduro, al que Estados Unidos considera un gobernante ilegítimo.

La orden ejecutiva firmada este lunes por Trump no solo prohíbe todas las transacciones e impone un “bloqueo total” a los bienes del gobierno de Maduro en EE.UU., sino que autoriza a imponer sanciones secundarias a personas y compañías extranjeras que lo apoyen.

Así lo advirtió el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton, en un discurso ofrecido este martes en Lima con motivo de la celebración en la capital peruana de la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela.

Es cierto que son las medidas económicas punitivas más fuertes que Washington impone contra un país latinoamericano en 30 años. Sin embargo, expertos aseguran que no llegan al nivel de severidad que se alcanzó con Cuba.

Según Geoff Ramsey, analista en temas de Venezuela de la Oficina en Washington sobre América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), “no se puede considerar un embargo total porque no prohíbe el comercio entre actores privados”.

Aunque Bolton afirmó que se impondrán sanciones secundarias a personas y compañías extranjeras que apoyen al gobierno de Maduro, Ramsey no cree que el texto de la orden ejecutiva tenga mucha claridad al respecto.

“Yo creo que sería un suicidio internacional (para EE.UU.) sancionar a terceros actores porque podría fácilmente dinamitar la importante coalición internacional que reconoce que Maduro no tiene legitimidad”, afirmó a BBC Mundo.

“Yo creo que la mejor manera de asegurar de que el chavismo se quede en el poder por 50 años sería implementar un embargo cubano 2.0”.

No obstante, el analista sostiene que, en términos de efectos reales, sí va a tener un impacto parecido al de un embargo total.

¿Quiénes serán los principales afectados?

Aunque en las sanciones hacia Venezuela hay excepciones para la ayuda humanitaria y en la importación de bienes esenciales de comida y medicina, habrá una tendencia entre las instituciones financieras de ir más allá de lo que dice el texto de las sanciones, lo que Ramsey llama sobrecumplimiento”.

Eso se da, por ejemplo, cuando un banco o empresa de seguros limita sus actividades en el terreno, en lugar de corregir y revisar cada transacción para curarse en salud y no correr el riesgo de violar la ley estadounidense.

Y eso, en la práctica, afectará el acceso de medicamentos y alimentos básicos para la población.

“Si bien según el texto no hay una prohibición, no es explícitamente un embargo, los que van a pagar serán la mayoría de los ciudadanos que ya están pasando por una crisis muy profunda”, señaló Ramsey.

El pueblo de Cuba, por su parte, también ha pasado por situaciones de supervivencia extrema.

A lo largo de varias décadas, los gobiernos de los hermanos Castro han culpado directamente al embargo del fracaso de la economía y las penurias de sus ciudadanos.

Igualmente, Maduro ha responsabilizado de la crisis económica de Venezuela a las sanciones internacionales “incluso antes de la implementación de las mismas”, indicó Ramsey, ya que opina que la crisisfue producto originalmente de la mala gestión del gobierno“.

Pero el experto también reconoció que, con estas últimas medidas y las sanciones petroleras impuestas en enero, finalmente el gobierno venezolano “va a tener algo de razón, porque EE.UU. contribuye en cierta medida al agravamiento de la situación”.

¿Encontrará Maduro apoyo entre su pueblo?

Fidel Castro solía movilizar multitudes con sus largos discursos antiimperialistas en La Habana. Si no apaciguaba el hambre y la falta de oportunidad, por lo menos daba la imagen de un gran apoyo popular.

Con Maduro ni la apariencia ni los números le benefician, según opina Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, uno de los centros de investigación sobre América Latina más prestigiosos de Washington.

“A estas alturas, la crisis es tan trágica y sin precedentes, que el apoyo sería modesto”, dijo Shifter en conversación con BBC Mundo.

“Entre los chavistas y el 12% que aun lo apoya se podría generar soporte y motivar el compromiso con la Revolución Bolivariana, pero no creo que vaya a tener un gran efecto”, aseguró.

“No va a funcionar para que Maduro se fortalezca, eso ya lo intentó con otras sanciones que impusieron Obama y Trump, y no le funcionó”.

Analistas creen, sin embargo, que esto no se vaya a traducir necesariamente en un levantamiento del pueblo contra el gobierno.

“Si tienes que hacer un esfuerzo mayor en encontrar comida y medicina, la idea de participar en una marcha se convierte en algo secundario”, analizó Ramsey de WOLA.

Además, añadió, lo que se ha visto hasta ahora es que las sanciones financieras y petroleras han profundizado la dependencia de la población en el gobierno.

Para el analista, es “una dinámica perversa” que tiene su ejemplo más claro en el programa de distribución de alimentos de los CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), que impulsa el gobierno y del que la población “es cada vez más dependiente”.

“Aunque son escasos y no son una respuesta adecuada, igual hay gente que depende de lo poco que recibe del régimen”.

¿Qué aliados le quedan a Maduro?

Si bien es cierto que el gobierno de Venezuela está en una situación de cierto aislamiento en el mundo occidental y en la región latinoamericana, sí recibe apoyo de Rusia y China y, en cierta medida, de Irán y Turquía.

No es una coalición dominante y no es equivalente al beneficio de tener acceso al sistema financiero de Occidente, pero sigue siendo importante para la élite política y económica del país, que es la que esta tomando la decisiones y va a ser la menos afectada por las sanciones, opinan analistas.

Por ello, son especialmente cruciales las tensiones que van en aumento entre Pekín y Washington por su disputa comercial.

“Esas relaciones entre potencias como EE.UU. y China tienden a encontrar expresión en situaciones como la de Venezuela y en cómo está alineada”, dijo Shifter.

“A medida que las relaciones con EE.UU. empeoran, China va a endurecer su posición y fortalecer su alianza con Maduro”, opinó.

Pero ¿llegará a ser tan firme como la que la URSS tuvo en su momento con Cuba?

“No tanto, sería exagerado. China no está dispuesta a jugársela tanto. No estamos en una guerra fría”, recalcó el presidente de Diálogo Interamericano.

¿Surtirán las sanciones el efecto deseado?

Son pocos los analistas que creen que este tipo de sanciones vayan a resultar en un cambio político en Venezuela.

Para Ramsey, la respuesta es un “no” rotundo.

El analista considera que las medidas tomadas por Trump están más encaminadas hacia un público interno que externo, con miras a la inminente campaña presidencial de EE.UU.

“Estas sanciones son más que nada una herramienta política en la búsqueda de la reelección”, señaló.

Shifter dijo que Trump quiere aparentar fortaleza para lograr el apoyo de la comunidad venezolana y cubana en Florida, un estado clave en las aspiraciones de cualquier candidato presidencial.

“Todo está calculado para que las cosas pasen rápido y que la cúpula militar en Venezuela abandone a Maduro, pero no hay señales de que eso pase”, consideró Shifter.

Lo que sí parece que tendrá es un efecto negativo sobre el proceso de diálogo entre gobierno y oposición que se inició en Oslo y continúa en Barbados.

Según Shifter, “es difícil que (esta medida) tenga éxito y se puede debilitar mucho, y no creo que logre apoyo de muchos gobiernos”.

“Es difícil ver que otros gobiernos aplaudan esta decisión de Trump. Lo cual es un problema, porque es bueno tener a muchos países trabajando conjuntamente. Pero esto va a asilar a EE.UU. internacionalmente con respecto a Venezuela”, vaticinó el analista.