Glenn Greenwald: “Internet es el único lugar donde las leyes no se aplican”

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Glenn Greenwald
Foto: Suamy Beydoun/AGIF via AP

En abril de 2014, dat0s consiguió una entrevista exclusiva con el exabogado, Glenn Greenwald, columnista de The Guardian.

¿Conoce personalmente a Edward Snowden?

Lo vi por primera vez en un hotel en Hong Kong en junio del año pasado.

¿Cómo fue ese encuentro?

Durante al menos seis meses alguien insistía en que le facilitará mi clave de encriptación pública. Por lo general no tomó mucho apunte a este tipo de mails porque cientos de personas me escriben a diario. De vez en cuando alguno resulta creíble, pero la mayoría de las veces se trata de lunáticos.

 ¿No trabajaba con claves de encriptación?

No me había preocupado nunca con ese detalle. Ahora me doy cuenta que era bastante imperdonable dado que escribo todos los días sobre temas de seguridad nacional. En verdad no tenía idea de cómo instalarlo y cómo usarlo.

 ¿La fuente que solicitaba su clave acabo siendo Snowden?

Si, así fue, hasta que finalmente por medio de una exabogado, Glenn Greenwald, columnista de The Guardian amiga, la documentalista Laura Poitreas, Snowden le había sugerido que conformará un equipo conmigo. En junio nos encontramos los tres en Hong Kong.

 ¿Qué paso allí?

Edward Snowden, un joven muy inteligente, nos entregó miles de documentos confidenciales, una verdadera mina de oro.

 ¿Mina de oro parecería una forma muy bondadosa de calificarlo que tenía en sus manos?

Era la ´amenaza más sería a la información reservada en la historia de la inteligencia de los Estados Unidos´. No lo dije yo, lo dijo el ex director adjunto de la CIA Michael Morell.

 ¿Muchos analistas dicen que vive para molestar a la gente?

Me desvivo porque gente poderosa y los periodistas de los medios del establishment me odien. Si no provocas una reacción en esa gente, no se la provocas a nadie y eso significa que tu trabajo no tiene sentido.

¿Qué opinión te merece Snowden después de formar equipo con él? Cuando me reuní por primera vez con él y lo escuché estaba seguro que iba a cambiar el mundo. Antes no tenía poder ni prestigio, era el típico hijo de una familia de clase media norteamericana que ves en un shopping y trabaja para una agencia del Gobierno que se dedica al control de la información.

¿Después de conocer a Snowden cambió su vida?

No exactamente. Trabajé como abogado para la firma Wachtell, Lipton, Rosen & Katz, conocida como el estudio más agotador de los Estados Unidos. Comencé a ganar mucho dinero, pero el mundo del derecho corporativo me pareció aburrido y destructor. No podía crecer ni funcionar en una institución tan controladora como esa. A los 28 años después de haber trabajado un año decidí subvertir a los poderosos en vez de defender sus intereses.

 ¿Qué hizo después?

Abrí mi propia oficina, pero la ley incluso en su forma más pura resultó una aventura frustrante. En esa época, me parecieron más interesantes las conversaciones igualitarias que se estaban dando por Internet tras los atentados del 11 de septiembre; me sedujo debatir con activistas pro vida y otros conservadores. Me pasaba horas discutiendo con gente a la que no conocía. Me di cuenta que el Internet era el único medio donde las leyes no se aplicaban; me di cuenta cómo había cambiado la cultura política. No tardé mucho tiempo en convertirme en un feroz crítico del sistema como columnista y blogger, que hoy ocupa mi tiempo.

 

Este artículo fue publicado por primera  vez en abril de 2014  y es parte de la edición 165 de la revista dat0s