Funcionarios de Hamás entrevistados por Reuters respondieron este martes 27 de febrero que las declaraciones del presidente de EE. UU., Joe Biden –que un día antes señaló que espera un alto al fuego en el enclave para el 4 de marzo– son “prematuras”. Sin embargo, el grupo islamista confirmó que analiza una propuesta de alto al fuego provisional. La oferta de tregua incluye una primera pausa de hostilidades por 40 días, con el intercambio de 10 presos palestinos por cada rehén en manos de Hamás que sea liberado, entre otras condiciones.
Es el mayor impulso para un alto al fuego en Gaza desde que colapsó la pasada tregua de noviembre.
Hamás sostiene que se encuentra revisando una propuesta de suspensión de hostilidades, acordada la semana pasada en París, entre Israel y los países mediadores: Egipto, Qatar y Estados Unidos.
Sin embargo, dos altos funcionarios del grupo que controla el enclave palestino afirmaron a Reuters que los comentarios del mandatario estadounidense Joe Biden sobre un pronto acuerdo son “prematuros” y no corresponden a la situación en el terreno.
“Aún quedan grandes brechas para llegar a un acuerdo (…) Las cuestiones principales del alto el fuego y la retirada de las fuerzas israelíes no están claramente establecidas, lo que retrasa la obtención de un pacto”, aseguró uno de los representantes del movimiento islamista.
Con la visión de Hamás coincidieron desde el Gobierno israelí. La prensa local reportó que un alto funcionario de la Administración de Benjamin Netanyahu, que habló en condición de anonimato, declaró que no entendía “en qué se basa el optimismo” de Biden.
El líder de la Casa Blanca había señalado el lunes 26 de febrero que esperaba una tregua para el próximo 4 de marzo.
“Mi asesor de seguridad nacional me dice que están cerca. Están cerca. Aún no han terminado. Mi esperanza es que el próximo lunes tengamos un alto el fuego”, afirmó Biden, subrayando la posibilidad de la entrada en vigor de un alto al fuego justo antes de que inicie el Ramadán, fecha sagrada del islam, el próximo 10 de marzo.
El pasado 19 de febrero, Netanyahu advirtió que durante el Ramadán su Ejército lanzaría una amplia incursión terrestre en Rafah, en el extremo sur de Gaza y donde se encuentra la mayor parte de la población, si Hamás no libera antes a los más de 100 secuestrados que, asegura Israel, quedan en su poder.
Ahora, la oferta entregada a Hamás para poner los ataques en pausa parece no llegar a las principales exigencias del grupo, incluidas en la contrapropuesta que el movimiento dio a conocer el pasado 7 de febrero. ¿Cuáles son los principales puntos de desacuerdo?
Lo que se conoce del reciente borrador de tregua entregado a Hamás
Según fuentes citadas por Reuters, el texto acordado en París y enviado al grupo que controla Gaza destaca una primera etapa de cese al fuego por 40 días, tiempo en el cual Hamás tendría que entregar 40 rehenes, entre mujeres, menores de 19 años o mayores de 50 y enfermos. Se trata de personas que las partes consideran que se encuentran en lo que denominan categoría humanitaria.
A cambio, las autoridades israelíes liberarían alrededor de 400 presos palestinos para cumplir con una proporción de 10 prisioneros por cada una de las personas que fueron secuestradas en Israel, el pasado 7 de octubre.
Después de comenzar la primera fase, Israel promete reposicionar sus fuerzas lejos de las zonas densamente pobladas de la Franja de Gaza.
Asimismo, la oferta establece un retorno gradual de todos los civiles gazatíes que fueron desplazados del norte del enclave, excepto los hombres en edad de prestar servicio militar.
También está incluido un compromiso sobre la entrada de 500 camiones con ayuda humanitaria a diario y la dotación de 200.000 tiendas de campaña.
Por otra parte, los involucrados deberán permitir la rehabilitación de hospitales y panaderías en Gaza, incluida la autorización inmediata de la entrada del equipo necesario y el suministro de envíos de combustible para estos fines, según las cantidades que se acuerden.
Israel autorizaría el ingreso de maquinaria y equipos pesados para retirar escombros y ayudar con otros fines humanitarios y Hamás debe comprometerse a no utilizar esos elementos para amenazar a Israel.
Los puntos acordados para la primera fase no necesariamente se aplicarían en una segunda fase de la tregua, que estará sujeta a negociaciones posteriores.
Pero la nueva propuesta no abarca aspectos que Hamás subrayó en su contraoferta: un alto al fuego, que incluya el compromiso para el fin permanente de la guerra y el retiro de las tropas israelíes.
Tampoco aborda la liberación de rehenes que sean soldados u hombres en edad de combatir, ni la exigencia de Hamás de que se libere a unos 1.500 palestinos detenidos en cárceles israelíes.
Cuando el grupo islamista dio a conocer sus propuestas, hace 20 días, Netanyahu calificó sus exigencias de “delirantes”.
Y más recientemente, el pasado 23 de febrero, el premier israelí dio a conocer su primer plan oficial para la posguerra en Gaza. Un proyecto que esboza el control absoluto de la seguridad del enclave por parte de las fuerzas israelíes “sin límite de tiempo”, así como una administración que no incluya ni a Hamás ni a la Autoridad Nacional Palestina, puntos cruciales que por ahora dificultan la obtención de un acuerdo.
Mientras las partes enfrentadas debaten una propuesta de tregua, el Ejército israelí continúa sus ataques sobre suelo gazatí y aumenta el número de víctimas mortales. Este martes ascendió a 29.878 la cifra total de palestinos muertos, la gran mayoría civiles.
Con Reuters y AP