
Gaza, de nuevo bajo el fuego y la furia del Ejército israelí.
Tres días después de que el Gobierno de Benjamin Netanyahu rompiera unilateralmente la tregua con Hamás -que preveía tres etapas y solo completó la primera- los ataques por aire y tierra mataron a al menos 85 personas este jueves 20 de marzo, incluidos hombres, mujeres y niños mientras dormían, según cifras del Ministerio de Salud gazatí.
Las cifras de víctimas mortales pueden seguir en ascenso debido a que los ataques no cesan y decenas de personas resultaron heridas, en medio de las precarias condiciones con que operan los hospitales en el enclave palestino tras más de 17 meses de la escalada de la guerra de larga data.
Fuentes médicas indicaron a la agencia de noticias Reuters que las embestidas de este jueves apuntaron contra viviendas en zonas del norte y sur del territorio gazatí.
Las tropas del Estado de mayoría judía también atacan por tierra: en las últimas horas la institución castrense señaló que están en curso ofensivas terrestres en el norte de Gaza, a lo largo de la ruta costera en la zona de Beit Lahia. Un día antes, el Ejército inició las “operaciones terrestres” que calificó de “precisas” y “selectivas” para ampliar la zona de “amortiguación” que separa las mitades norte y sur de Gaza, conocida como el corredor Netzarim.
Al menos cinco empleados de la Agencia de la ONU para los Refugiados palestinos han muerto desde que Israel reanudó los asaltos en Gaza, el pasado martes 18 de marzo, informó el Comisionado General de la agencia, Philippe Lazzarini.
“En los últimos días se ha confirmado la muerte de otros cinco empleados de UNRWA, lo que eleva la cifra de fallecidos a 284. Eran profesores, médicos y enfermeros que atendían a los más vulnerables”, declaró Lazzarini este jueves, mediante un comunicado publicado en X.
El martes, en el primer día de reanudación de los ataques aéreos, Israel mató a más de 400 palestinos. El miércoles, más de 20 personas murieron. Pero en los últimos tres días, incluido este jueves, al menos 506 palestinos han sido asesinados, más de la mitad de ellos mujeres y niños, según declaró a Reuters Khalil Al-Deqran, portavoz del Ministerio de Salud del territorio gazatí.
¿Cuál es la respuesta de Hamás?
Por el momento, el ejército israelí ha informado de ataques con cohetes de parte de Hamás este jueves contra la ciudad de Tel Aviv.
Los ataques israelíes de esta semana han matado a algunos miembros del movimiento islamista, incluido el jefe de facto de la Administración de Gaza, designado por Hamás, el jefe de los servicios de seguridad, su asesor y el subdirector del Ministerio de Justicia, dirigido por el grupo palestino.
Se trata de un nuevo y duro golpe para Hamás en su intento de reconstruir su administración en el asediado enclave.
El miércoles, el grupo militante afirmó que la operación terrestre israelí y la incursión en el Corredor de Netzarim constituyeron una “nueva y peligrosa violación” del acuerdo de alto el fuego, firmado hace más de dos meses y que inició el pasado 19 de enero. Sin embargo, en un comunicado, Hamás reafirmó que está abierto a reanudar las negociaciones indirectas con Israel, a través de los mediadores, para retomar el alto el fuego.
¿Qué indicaba el acuerdo de tregua y por qué Israel lo dinamitó?
Según los términos del acuerdo pactado por Israel y Hamás, el cese de hostilidades abarcaba tres fases: la primera entró en vigor el pasado 19 de enero y estableció la liberación de 33 secuestrados-vivos y muertos-por parte de Hamás, a cambio de más de 1.900 palestinos presos en Israel, canjes que concluyeron el 27 de febrero.
El paso a la segunda fase, también de seis semanas, debía negociarse durante la primera etapa, la cual terminó el pasado 1 de marzo en medio de dilaciones por parte de Israel para continuar la tregua. Pero desde antes de iniciar el cese de hostilidades en enero Israel ya advertía que no claudicaba en su objetivo de “erradicar” a Hamás. El grupo islamista buscaba una tregua duradera, mientras Israel una “victoria total”.
Incluso, días antes de empezar la primera fase, la Administración de Benjamin Netanyahu encaró presiones del ala más radical de su coalición. De hecho, el ministro ultraderechista de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, renunció al cargo como protesta por la entrada de la tregua y dejó abierta la posibilidad de volver al Gobierno si Israel retomaba los ataques.
Un escenario que finalmente se cumplió. El martes 18 de marzo, Israel reanudó los masivos ataques contra el enclave palestino que solo en esa jornada mataron a más de 400 gazatíes, uno de los días más mortíferos de las hostilidades.
No obstante, el Ministerio de Salud de Gaza ya había reportado, antes de esa fecha, que Israel mató a más de 150 personas bajo el periodo de “tregua”, desde el 19 de enero.
Tras la consolidación de la ruptura del acuerdo, el miércoles un comunicado gubernamental indicó que Ben-Gvir, líder del partido ultranacionalista Poder Judío, recuperó su cartera como ministro de Seguridad Nacional.
Su regreso fortalece la coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu antes de una crucial votación presupuestaria este mes y mejora sus posibilidades de sobrevivir hasta las próximas elecciones programadas para octubre de 2026.
Ben-Gvir apoya la reanudación total de la guerra con el objetivo de “aniquilar” a Hamás, despoblar Gaza mediante lo que él llama la migración voluntaria de palestinos y reconstruir los asentamientos judíos allí.
La reanudación de los ataques contra Gaza también llega en medio de las protestas contra Netanyahu, luego de que el domingo 16 de marzo anunciara el despido del jefe de la agencia de inteligencia Shin Bet, Ronan Bar. Una decisión que despertó críticas en la Fiscalía y en la oposición por tratarse de una medida “sin precedentes”, como subrayó Gali Baharav-Miara, fiscal general. La decisión debía someterse a un proceso de votación por parte del Ejecutivo, el miércoles 19 de marzo, un día antes se reanudaron los ataques contra Gaza.
Un comunicado del líder opositor, Yair Lapid, afirmó que “durante un año y medio (Netanyahu) no vio motivos para despedirlo, pero cuando comenzó la investigación sobre la infiltración de Qatar en la Oficina de Netanyahu y los fondos transferidos a sus asesores más cercanos, sintió de repente la urgencia de despedirlo de inmediato”.
El paso a la segunda fase se vio frustrado y esa etapa planteaba la liberación del resto de los secuestrados vivos a cambio de un alto el fuego duradero y la retirada de las fuerzas israelíes.
Pero en medio de las dilaciones para proseguir o no hacia la segunda fase, Estados Unidos e Israel dieron un giro cuando exigieron a Hamás liberar a todos los secuestrados restantes en el enclave, 59, aunque se cree que varios ya han muerto. Según los términos del acuerdo esas liberaciones debían darse durante la segunda fase, no antes. Hamás ya ha advertido que no liberaría a los rehenes restantes sin garantías de que la guerra terminara.
Israel, por su parte, señaló que el acuerdo no señalaba que el paso a la segunda fase fuera “automático” y posteriormente indicó que reanudaba los ataques debido a que Hamás había rechazado sus nuevas propuestas para continuar con la tregua.
Del éxito de los dos primeros pasos del acuerdo dependía el tercero, enfocado en la reconstrucción de Gaza y un cese el fuego duradero, algo que ahora mismo parece estar enterrado.
Israel continúa su asedio contra el empobrecido enclave, con un respaldo fortalecido de su mayor aliado, Estados Unidos, tras el retorno al poder de Donald Trump, el pasado 20 de enero. Un líder que, durante la primera fase de la tregua, afirmó públicamente su intención de expulsar a los gazatíes hacia países vecinos, con el respaldo de Netanyahu, y construir allí lo que llamó la “Riviera de Medio Oriente”.
Entretanto, la sangre de los palestinos sigue derramándose en medio de la escalada de una guerra de más de siete décadas.
Con Reuters y medios locales