La cámara del móvil, la nueva arma de los migrantes para protegerse de Trump

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Foto: Sergio Treviño LUPE

“La gente está muy atemorizada”. Así define Marta Sánchez, coordinadora de la organización La Unión del Pueblo Entero (LUPE), cómo vive la comunidad inmigrante en la frontera de Estados Unidos desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca e hizo del combate a la inmigración irregular una de sus principales políticas.

El clima de miedo permanente de deportaciones y las denuncias de abusos por parte de las patrullas fronterizas hicieron que las asociaciones que defienden los derechos de la comunidad latina y de otros inmigrantes en EE UU buscasen maneras de enfrentarse a la nueva realidad. Y una de las alternativas encontradas vino de las manos de la tecnología: el desarrollo de aplicaciones que les permite a los usuarios grabar las acciones de los agentes de la ICE, la agencia federal de deportación de indocumentados, y transmitir en vivo a sus familiares informaciones básicas en el caso de que sean detenidos. “Queremos ver si hay un padrón de abusos y denunciarlos”, afirma Sánchez, quien trabaja en San Juan (Texas), a tan solo 16 kilómetros de la frontera mexicana.

Las aplicaciones son recientes pero, según los activistas por los derechos de los migrantes en EE UU, se están popularizando, sobre todo entre los que viven en zonas de frontera con México. Una de las aplicaciones es MigraCam, desarrollada por la Unión Americana de Libertades Civiles de Texas (ACLU, en sus siglas en inglés) y que hasta el momento ha sido descargada 8.000 veces.

Esta app permite que a partir de que un comando el móvil empiece a grabar y a transmitir un vídeo en vivo para una lista preseleccionadas de contactos. De acuerdo con Edgar Saldivar, abogado principal de la ACLU, esto le permite a los migrantes registrar posibles violaciones de derechos civiles por parte de las autoridades migratorias. “En caso de que haya una violación de derechos el vídeo sirve de evidencia de lo que ocurrió. En la mayoría de los casos de violaciones de derechos de los migrantes no hay testigos, es la palabra de la persona afectada contra la de la policía”, afirma Saldivar.

Al menos otras dos aplicaciones con sistemas similares -Cell 411 y Notifica- están disponibles para descarga, según el diario Los Angeles Times.

El tema ganó especial relevancia en mayo, cuando una migrante guatemalteca de 20 años, Claudia Patricia Gómez González, murió de un disparo en la cabeza por un agente fronterizo estadounidense. Una vecina de Río Bravo (Texas) grabó el momento en que los agentes volteaban el cuerpo de la víctima e hizo público el vídeo, lo que desató una oleada de críticas en contra de la acción que provocó la muerte. “No es el primer caso de asesinato por un agente, pero haber grabado un vídeo generó un efecto muy importante”, dice Saldivar. “La gente pudo ver lo que ocurrió y esto causó una emoción muy profunda. Tuvo el efecto de movilizar no solo a la prensa, sino también a los activistas y los abogados”.

Antecedentes

La idea de crear una herramienta que facilitara el registro en vídeo de las interacciones con las autoridades migratorias fue inspirada en el historial de abusos policiales contra la población afroamericana en EE UU. Una serie de vídeos publicados en Internet los últimos años ha intensificado el debate sobre acciones racistas de las fuerzas policiales en aquel país, movilizando la opinión pública y forzando un debate en los medios por una revisión de los métodos de acción policial.

Además, la aplicación es una manera de facilitar informaciones a familiares y amigos en caso de detenciones. “Ha habido muchos casos de inmigrantes que terminan en centros de detenciones sin que se sepa de ellos. Así que solo tener la información de que hubo un arresto ayuda a la comunidad”, explica Saldivar.

La organización Unión del Pueblo Entero ha empezado a realizar talleres entre las comunidades de inmigrantes para enseñarles a realizar las grabaciones. En estos encuentros, cuenta Marta Sánchez, se explica desde los derechos más fundamentales que las personas tienen en el caso de que se produzca un arresto por las patrullas fronterizas, como el de mantenerse en silencio, hasta nociones básicas a la hora de grabar: decir el día, la ubicación, y aportar el máximo de datos posibles sobre lo que está ocurriendo para que los contactos preseleccionados los reciban. Sánchez resalta que muchos no saben ni siquiera que pueden registrar en video a los policías, un derecho garantido por las leyes estadounidenses.

La Unión Americana de Libertades Civiles de Texas destaca que incluso las personas que no tienen permiso de residir en Estados Unidos pueden utilizar MigraCam para realizar grabaciones. En estos casos, sin embargo, la asociación resalta que los usuarios deben de tener en cuenta que, en caso de grabar la detención de una tercera persona, pueden ser indagados por las autoridades sobre su situación migratoria, lo que podría resultar en una deportación.

Es justo la falta de información, destaca la activista Marta Sánchez, uno de los principales problemas a los que se están enfrentando los migrantes actualmente. Esta activista cuenta que una de las deportaciones que han acompañado recientemente fue la de dos mexicanos parados por la policía por una pequeña infracción de tránsito. Según cuenta Sánchez, ante la sospecha de que los dos eran indocumentados la policía llamó a los agentes de inmigración, pero el hombre que no estaba conduciendo el vehículo no tenía la obligación de permanecer en el sitio. Por no haber dejado el local también fue deportado cuando llegaron los agentes de inmigración.

Según cuenta Sánchez, la nueva política de Trump ha creado un ambiente de miedo en las ciudades fronterizas. “La vida ha cambiado mucho con esta administración. Las personas ya no salen mucho, se quedan en sus casas”. Y aunque sepan que los vídeos no frenarán las deportaciones, consideran que hay que utilizar todos los medios que les puedan dar algún tipo de protección. “Necesitamos proteger a nuestra gente”.