La derecha gana la Alcaldía de Lima

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La alcaldesa Susana Villarán, una izquierdista moderada que enfrentó una activa campaña mediática para desacreditarla y un frustrado intento por revocarla a mitad de su gestión, fue derrotada por el ex alcalde Luis Castañeda.

El centroizquierda perdió el gobierno de Lima. Las elecciones de ayer marcaron el regreso de la derecha a la administración de la capital del país, una derecha identificada con la frase “roba pero hace obras”. Después de una gestión de cuatro años, la alcaldesa Susana Villarán, una izquierdista moderada que enfrentó una activa campaña mediática para descreditarla y un frustrado intento por revocarla a mitad de su gestión, fue derrotada ampliamente por el ex alcalde Luis Castañeda, del derechista Partido Solidaridad Nacional. A pesar de las graves acusaciones de corrupción en su contra y de una parquedad que lo ha hecho conocido como “El Mudo”, Castañeda ganó holgadamente, con una votación entre 45,5 y 50,3 por ciento, según tres encuestas a boca de urna.

La cómoda victoria de Castañeda se esperaba, lo que no se esperaba era que Villarán quedara relegada a un tercer lugar, con una baja votación que está entre 9,4 y 13 por ciento. En 2010 había ganado con el 38 por ciento. Villarán admitió públicamente su derrota minutos después de conocidas las primeras proyecciones y ofreció su apoyo a Castañeda “para una transición fluida y responsable”. La sorpresa de las elecciones, en la que participaron trece candidatos, fue Enrique Cornejo, del Partido Aprista del ex presidente Alan García, que alcanzó un inesperado segundo lugar, con una votación entre 10,1 y 17,5 por ciento, de acuerdo con la boca de urna. Como en el caso de Castañeda, a Cornejo tampoco lo afectó su cuestionado pasado vinculado con denuncias de corrupción durante su gestión como ministro en el segundo gobierno de Alan García (2006-2011) y como alto funcionario en el primero (1985-90).

Una hora después de conocidas las proyecciones extraoficiales que le daban una cómoda victoria, Castañeda dejó su parquedad de la campaña y dio una conferencia de prensa en la que agradeció la votación recibida, la que dijo era “un voto de confianza, un voto de fe”. Al responder sobre los objetivos de su futura gestión, se limitó a decir que “nuestra gran propuesta es hacer mejor las cosas” para que “Lima sea una ciudad moderna, una ciudad vivible”. Aseguró que llamaría “a los mejores técnicos” y a otros sectores políticos para “trabajar juntos”. Castañeda, que asumiría el 1º de enero de 2015, retorna a la alcaldía de Lima después de cuatro años. Antes ejerció el cargo durante dos períodos consecutivos, entre 2003 y 2010, y dejó el gobierno de la capital en medio de graves acusaciones de corrupción, que siempre ha evitado responder. En 2011 se postuló a la presidencia de la República, quedando relegado a un lejano quinto lugar. Durante esta campaña, su candidatura fue identificada popularmente con la frase “roba pero hace obras”.

Las obras de Castañeda como alcalde de Lima más recordadas y valoradas por la población, y que tienen mucho que ver con su amplia victoria, son la construcción de escaleras en los cerros que rodean la capital, habitados por los sectores de mayor pobreza, lo que ha facilitado el desplazamiento de sus pobladores, y la creación de centros de salud en los barrios populares, que atienden a un bajo costo.

En el polo opuesto a Castañeda, Villarán abandona el municipio de Lima después de cuatro años con una imagen de honestidad pero de ineficiencia en la gestión pública. Esa imagen de ineficiencia ha sido alimentada por los medios, pero a esa imagen también han contribuido los errores de su administración. La gestión de la saliente alcaldesa tuvo serias deficiencias para conectarse con los sectores populares, perdiendo rápidamente la empatía que había logrado con estos sectores en la campaña de 2010, para promover y defender sus obras y reformas como la del transporte público, la que ha avanzado lentamente y con no pocos problemas, y para responder a la campaña mediática en su contra. Aunque logró salir airosa del proceso para revocarla que enfrentó en marzo de 2013, esto distrajo por buen tiempo la atención del municipio y afectó su gestión.

Para estas elecciones, Villarán se distanció de un importante sector de la izquierda que la había apoyado en las elecciones de 2010 y gobernado con ella para hacer una alianza con el centroderechista ex presidente Alejandro Toledo. Esta alianza con Toledo, actualmente uno de los políticos más impopulares del país, ha sido considerada por diversos analistas como un grave error que afectó la candidatura de Villarán.

Además de alcalde de Lima, en las elecciones de ayer también fueron elegidos 25 presidentes regionales (cargo equivalente al de gobernador en Argentina, aunque con menor autonomía), 195 alcaldes provinciales y 1633 alcaldes distritales en todo el país. El partido de gobierno no presentó candidatos en estas elecciones, lo que confirmó la debilidad de los partidos políticos, que en el interior del país fueron barridos por movimientos regionales y caudillos locales.