La mayor operación de la historia contra el narcotráfico en Brasil

Unos 2.500 efectivos blindaron los complejos de Alemao y Penha para golpear al Comando Vermelho. El gobernador denunció que los narcos usan drones para lanzar bombas. Hay 200.000 residentes afectados, 81 detenidos y 42 fusiles decomisados.
Mientras la lucha contra el narcotráfico parece posesionarse como la mayor apuesta de los Estados Unidos para iniciar su desembargo en la región, Brasil, el gigante latinoamericano, peleado con el gobierno del presidente Trump debido a la guerra arancelaria impuesta en parte por la inédita amistad que une al republicano con el ultraderechista y expresidente Jair Bolsonaro (condenado por alzamiento armado por el TSJ), asestó por su cuenta una operación que ha sido considerada como la más grande realizada en el país contra el crimen organizado.
El megaoperativo, que sigue en desarrollo, involucró a unos 2.500 uniformados. La fuerza pública irrumpió en la madrugada en los complejos de Alemao y da Penha, en la zona norte, utilizando 32 vehículos blindados, dos helicópteros y drones. El objetivo declarado es “combatir la expansión territorial del Comando Vermelho”, la organización criminal más grande de Río.
El gobernador, Claudio Castro, confirmó el balance de bajas, refiriéndose a los muertos como “18 criminales neutralizados”. Castro, un aliado del expresidente Jair Bolsonaro, también sostuvo que “lamentablemente, las muertes afectaron a sus policías”. El gobierno estatal informó además que 81 personas fueron detenidas y se incautaron 42 fusiles y una “gran cantidad de droga”.
La operación reveló una nueva y peligrosa táctica de los criminales. Castro denunció que la policía fue recibida con “bombas lanzadas por drones”. El gobernador publicó un video de uno de estos ataques y calificó la situación como “narcoterrorismo”, asegurando que “no es crimen común”.
En medio del fuego cruzado, la población civil sufre las peores consecuencias, un escenario frecuente en los enfrentamientos. La asamblea legislativa del estado denunció que “más de 200.000 residentes” están siendo afectados: las escuelas cerraron, las unidades de salud suspendieron servicios y los colectivos fueron desviados de sus rutas habituales.
Un fotógrafo de la agencia AFP, presente en la favela Vila Cruzeiro (en Penha), describió la tensión. Observó cómo decenas de policías fuertemente armados se llevaban a varios hombres detenidos, “en su mayoría descalzos y sin remera”. Mientras tanto, las ráfagas de disparos continuaban atemorizando a la zona y los comercios permanecían cerrados.
Un debate de fondo: la Corte, los derechos humanos y la “barbarie”
La brutalidad del operativo generó una fuerte reacción de organismos de derechos humanos. La diputada Dani Monteiro, presidenta de la comisión de DDHH de la asamblea legislativa, exigió “explicaciones sobre las circunstancias de la acción”. Monteiro fue tajante al denunciar que la política de seguridad convirtió “nuevamente a las favelas de Rio en escenario de guerra y barbarie”.
Estas mega operaciones vuelven al centro de la escena después de que la Corte Suprema de Brasil levantara este año las restricciones impuestas en 2020. Esas medidas buscaban limitar el accionar policial, prohibiendo el uso de helicópteros y las acciones cerca de escuelas o centros de salud, justamente lo que se vulneró hoy.
Especialistas en seguridad critican duramente este tipo de despliegues, señalando que, más allá de la “espectacularidad”, tienen una “baja eficacia” real contra las estructuras del crimen organizado. Mientras tanto, las estadísticas son escalofriantes: solo en 2024, alrededor de 700 personas murieron en intervenciones de las fuerzas del orden en Rio, casi dos por día.












