La oposición se acerca a la mayoría que permite dejar atrás el chavismo
Sumergida en una crisis política y económica de enorme calado,Venezuela dio este domingo un voto de confianza al cambio. De hecho, fueron millones. Los suficientes para que la oposición, esa que durante años ha sufrido los amedrentamientos y las trabas, tenga ahora el control del Parlamento. Un triunfo tan digno y holgado como impensable. Ante sí tiene ahora el reto mayúsculo de fortalecer una inestable unidad y cohabitar con el chavismo de a pie. Una realidad innegable alejada del madurismo. El varapalo de las urnas pone en una situación complicada al presidente Nicolás Maduro, divorciado de sus bases, incapaz de sobreponerse al carisma de Hugo Chávez y pendiente de la incógnita que representa el papel que desempeñarán los militares.
Durante toda la campaña, las encuestas otorgaban una clara ventaja a la oposición, pero esta se redujo en la última semana. Lo que ocurrió el domingo fue inaudito en la historia reciente del país. La MUD daba por hecho ayer que ganó 112 diputados, por 51 delPartido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y cuatro escaños por definir. A última hora del lunes en Venezuela, los últimos datos oficiales daban 107 diputados a la oposición, 55 al chavismo y 3 a los indígenas, con dos diputados por asignar.
La oposición no alcanzaría de esta manera una mayoría de dos tercios en la Asamblea a partir de enero, o lo que es lo mismo, no podría promover una reforma de la Constitución, designar y destituir autoridades como las del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) o promulgar leyes orgánicas. Es decir, romper con la estructura construida por el oficialismo durante 17 años.
El rotundo éxito puede ser la mejor argamasa para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una constelación de formaciones y egos con intereses distintos que decidieron caminar juntos en estas elecciones por el bien común. Ahora deberán evitar cualquier desvío, los cambios de carril no están permitidos. Uno de sus primeros objetivos es aprobar una ley de amnistía para liberar a los presos políticos venezolanos y permitir el regreso de los que están exiliados.
Este ha sido el principal caballo de batalla de Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, líder de Voluntad Popular encarcelado hace casi dos años y condenado a más de 13. Tintori ha sido una de las figuras más reforzadas tras la contienda electoral. Su intensa gira internacional en defensa de los derechos de su marido y el resto de presos ha conseguido atraer la atención de decenas de países y dirigentes hacia el devenir de Venezuela.
Pero si algo ha quedado claro es que Venezuela no necesita más rupturas. Muchos de los votantes que el domingo otorgaron su confianza a la oposición pertenecen a una realidad ajena a la de buena parte de los líderes políticos de la MUD. Se trata de personas que antaño votaron por el chavismo. Y que, obviamente, pueden volver a hacerlo.Reconciliación.
El domingo se confirmó que, pese a todo y después de muchos años, el voto sí castiga y puede volverse como un bumerán. “No queremos la Asamblea de la revancha, sino de la justicia”, recalcó ayer Henrique Capriles. El excandidato presidencial fue el primer líder en sacar pecho por el triunfo. No es baladí. Su discurso integrador, en pro de la reconciliación y la cohabitación con el chavismo, una realidad innegable, le ha supuesto muchos choques dentro de la oposición. El domingo, las urnas le dieron la razón y ayer incidió en ese mensaje al pedir a los nuevos parlamentarios “madurez, humildad y serenidad”.
Responsables también de la histórica victoria de la MUD fueron el presidente, Nicolás Maduro, y los gobernantes chavistas, que sea alejaron de la realidad de sus bases y no han sabido superar la figura de Hugo Chávez. Queda por ver cuál será el papel de los militares, uno de los soportes de la revolución bolivariana a partir de ahora.
En los últimos días de campaña, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, trató de apaciguar cualquier discurso incendiario de Maduro de cara a la jornada del domingo. De hecho, la noche electoral, antes de que el CNE informase de los resultados, Padrino, acompañado del alto mando militar, compareció para pedir tranquilidad y que se mantuviese la calma. Una señal, interpretaban ayer muchos analistas, de distanciamiento con la cúpula del chavismo y con el presidente.
Nicolás Maduro reconoció los “resultados adversos” y los achacó a la “guerra económica”, la misma que, según él, es la culpable de la galopante crisis, con una inflación por los cielos; de la inseguridad o del desabastecimiento que forma las prolongadas colas ante los supermercados. Esas que tienen que hacer día a día los venezolanos que le castigaron con el voto. “Es una bofetada para despertar”, reflexionó sobre el sueño en el que vivía y que se tornó en una pesadilla.
El grado de poder según los escaños
Los escaños alcanzados en la Asamblea Nacional definirán el poder grado que tendrá la Mesa de Unidad Democrática.
Mayoría simple (84 escaños de un total de 167). Permite designar la junta directiva de la Cámara -que tomará posesión el 5 de enero-, designar a los magistrados del Tribunal Supremo o al fiscal general. También podría aprobar una ley de amnistía que permitiría liberar a varios opositores presos.
Tres quintos (a partir de 101). Puede aprobar leyes habilitantes para el Poder Ejecutivo y aprobar un voto de censura del vicepresidente y los ministros, lo que implicaría su destitución.
Dos tercios (112). Permitiría designar o remover a autoridades de otros poderes, como los magistrados del Supremo o los rectores del Consejo Nacional Electoral. Puede promulgar leyes orgánicas, promover referendos, reformas constitucionales o asambleas constituyentes; y someter tratados internacionales a referendo si vulneran la soberanía nacional.