La osadía de los criminales

Por Redacción dat0s con información de Veja
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PCC Marcola

EL PCC es una de las organizaciones más peligrosas de América Latina. Su líder es considerado un detenido de oro. La vida de Marcola se cotiza a muy alto precio.

Por qué no han cesado las operaciones millonarias para rescatarlo de cualquier cárcel donde se encuentre.

Traslado de Marcola

Hace poco menos de un año el líder de la agrupación criminal Primeiro Comando da Capital (PCC) Marco Camacho (Marcola) vinculado a delitos de narcotráfico fue trasladado de la cárcel Presidente Venceslau en el interior de Sao Paolo a una de máxima seguridad en Rondonia, cerca de la frontera con Bolivia, después de descubrirse un osado plan para rescatar al jefe de la organización.

Las autoridades carcelarias del país indicaron que el traslado de Marcola tenía que ver con información de inteligencia que señalaba que el detenido iba a ser rescatado de Venceslau, por un grupo de elite especialmente contratado para esa operación que tomarían de asalto la cárcel después de colocar bombas para hacer volar las paredes del centro de reclusión.

Luego, como en una escena de película, Marcola abandonaría el presidio en un helicóptero y sería conducido a un aeropuerto privado donde lo embarcarían en un jet rumbo a Paraguay. Antes de ser traslado a otra cárcel drones sobrevolaron durante días la cárcel Presidente Venceslau. Con la transferencia del detenido a Rondonia se abortó el plan de rescate del detenido que es considerado uno de los criminales más peligrosos de América Latina. Según el propio Marcola si bien se abortó el plan de rescate es apenas una postergación.

Quien ha seguido de cerca la actividad del PCC y del jefe de la banda sabe que Marcola no juega. Por seguridad el bandido que ha sido condenado a 330 años de cárcel por tráfico de drogas, formación de grupos criminales, tampoco estuvo mucho tiempo en Rondonia.

Las autoridades brasileñas evaluaron las características de la cárcel y llegaron a la conclusión que, a pesar de tratarse de un presidio federal de máxima seguridad, su proximidad con la frontera con Bolivia (poco más de 200 kilómetros separan la capital del estado con la frontera) podría servir como ruta de escape para el criminal. Por eso, Marcola fue transferido a una cárcel federal cerca de Brasilia a escasos 15 kilómetros del Ministerio de Justicia.

Una operación de rescate

Pero ahí no se acaba la historia. En diciembre del año pasado información confidencial al que tuvo acceso el ministro de Justicia de Brasil aseguraba que la operación de rescate seguía en curso para retirar al narcotraficante de cualquier cárcel de Brasil donde sea conducido.

Se estima que la logística del rescate rondaría los 30 millones de reales (unos 18 millones de dólares), valor fácilmente recuperable con la venta de apenas 200 kilos de cocaína en puertos de Europa. Con información de las mimas fuentes se asegura que un drone sobrevoló la cárcel de Brasilia supuestamente para un reconocimiento de las debilidades de esa prisión. El reo es tan peligroso que tanques y blindados del ejército cercan permanentemente el local.

PCC en Brasil

Brasil no es un país en el que la suerte de las cárceles este bajo control de blindados del ejército y helicópteros. Una reciente investigación sobre la situación en los presidios en Brasil establece importantes conexiones de los grupos de poder que operan dentro de los recintos carcelarios con agentes federales.

Un sistema de corrupción que provoca cada cierto tiempo enfrentamientos entre quienes detentan el control en las cárceles. A este hecho se suma la beligerancia de los reclusos y, más allá el hacinamiento que explota en permanentes crisis del sistema carcelario.

A pesar de que Marcola se encuentra detenido, el PCC sigue lucrando expandiéndose en Brasil y en el exterior. La facción tiene por lo menos 30.000 miembros activos que operan por medio de un sistema de células sin poder central y camina para convertirse en un cartel internacional conforme se deduce de informes de investigación de la Policía Civil y del Ministerio Público de Sao Paolo.

Este dato puede ser corroborado con la reciente fuga de 76 presos detenidos en la cárcel de Juan Pedro Caballero, ciudad que hace frontera con Punta Pora y Rio Branco. Se ha tratado de una de las mayores fugas en masa de una cárcel paraguaya, reportaron sus autoridades. Entre ellos 40 brasileños y 36 paraguayos. Todos del Pabellón B reservado a los miembros del PCC.

Hace poco el periódico O Estado de Sao Paolo publicó información alarmante sobre la penetración del PPC a Bolivia donde tendría ramificaciones y control del tráfico de cocaína. Las autoridades han negado tal versión indicando que Bolivia ejerce rigurosos controles por la extensa frontera que tiene con Brasil. No habría porque dudar de la versión que brindan los encargados de la lucha contra el tráfico de drogas.

El PCC no es un grupo de amigos que se dedican a transportar cierta cantidad de droga escondida en maletas. De acuerdo a información siempre extractada de informes de la Policía Federal de Brasil, el grupo delincuencial es uno de los más peligrosos de América Latina por sus ramificaciones con grupos locales y sus conexiones están repartidas en infinidad de países de Europa y en países donde encuentran correlato con sus actividades mafiosas.

 

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EtiquetasPCCSeguridad